sábado, 29 de septiembre de 2018

Otro cobarde y desafortunado caballero que se flechó con una ninfeta maligna: una pequeña reseña de "Risa en la oscuridad" de Vladimir Nabokov.

Norman Lindsay

Algo que no logro llegar a comprender es el porqué de contar los desenlaces  (o, al menos, brindarnos información sobre la trama ya avanzada) en los prólogos o inclusive en las contraportadas. Que sí, que sí, que necesitan contar un poco de la premisa y tal. Pero si tanto ansían darle a leer al lector un resumen del libro que dé un buen esbozo del argumento, bien podrían guardarse lo que el lector irá descubriendo conforme lea el libro, hasta el final, en un epílogo. Me ha pasado con varios libros, entre esos, con Risa en la oscuridad y El doble de Fédor Dostoievski. Con éste no me ha molestado tanto como lo hizo con El doble. Bueno, y para seros sincera, ni me molesta tanto. Es un poco desconcertante el leer un "spoiler" de grandes dimensiones, en el mero prólogo o en la sinopsis de la contraportada, mas, el desenlace no es lo único que vale la pena de un libro. Pero me entendéis, creo. Todo esto va con la intención de quejarme sobre la sinopsis en la contraportada de Risa en la oscuridad, ya que, lo que contiene, es prácticamente el argumento de la última parte del libro, lo cual no tiene mucho sentido, lo sé. Pero es que es así. Te esperas a un Albinus ciego en las primeras cien páginas, cuando, en realidad, éste se queda ciego hasta cuando sólo quedan cuarenta páginas para finalizar el libro. Menuda tontada.
Ahora, finalmente, al libro:

"El impenetrable sudario de negrura que envolvía ahora a Albinus confería un elemento de austeridad e incluso de nobleza a sus ideas y sus sentimientos. La oscuridad lo separaba de aquella vida suya  anterior extinguida bruscamente en el recodo más cerrado de ella. Recordadas escenas poblaban la pinacoteca de su mente: Margot con su delantal de acomodadora descorriendo la cortina púrpura del cine... (¡cómo echaba de menos ahora aquel color desteñido!); Margot bajo su flamante paraguas sorteando los charcos en que se reflejaban las luces de neón; Margot desnuda frente al espejo del armario, mordisqueando un panecillo amarillento; Margot enfundada en su reluciente traje de baño, lanzando una pelota; Margot con su traje de noche plateado, que descubría sus hombros bronceados por el sol..."

El terrible destino de un m pobre y desdichado crítico de arte.
De las novelas de Nabokov que me he leído hasta ahora, ésta es la que más carece de vivacidad, de ese toque nabokovniano tan poético -del que tan maravillosamente se caracteriza su prosa-, lo que ha hecho que Nabokov considere Risa en la oscuridad como de sus obras menos preferidas. De todos modos,, el argumento del libro contiene los tópicos que predominan la obra de Nabokov: solipsismo, narradores de quienes desconfiar, crueldad, acontecimientos amargos, la floreciente sexualidad adolescente, entre otros. Ésta es la doceava novela de Nabokov, publicada en 1932, en ruso, a la cual, por fortuna, el mismo Nabokov llegó a traducir en inglés, ya que estaba descontento con la traducción que le había hecho Winifred Roy (publicada en 1936, en Inglaterra), titulándole "Camera obscura". El título de la traducción de Nabokov es el conocido actualmente, "Laughter in the dark".
La historia sigue a Albert Albinus, un amado y adinerado crítico de arte, quien, en apariencia felizmente casado con su dulce esposa Elisabeth e idílico padre de su pequeña hija Irma, comienza a desear a una joven llamada Margot, de 17 años. Albinus se vuelve el objetivo de la cruel Margot, quien desde pequeñísima sueña con ser una gran actriz de cine, ya que él tiene dinero. Margot resulta ser caprichosa, berrinchuda y terriblemente despiadada pero Albinus cae a sus pies sin la menor reserva; tanto así que termina por abandonar a su esposa e hija, después que, accidentalmente, llega una carta dedicada a él de Margot, tan llena de cursilerías. Albinus se gana el odio del hermano de Elisabeth, quien múltiples veces va en su búsqueda, a enfrentarle. Margot y Albinus comienzan a vivir juntos, en adulterio. A espaldas de Albinus, Margot, en realidad, se encuentra enamorada de un ex amante que tuvo a sus quince años, llamado Axel Rex. Lamentablemente Alex resulta ser amigo de Albinus también. Así, después de dos años, reencontrándose Rex y Margot Peters, deciden darle seguimiento a su ex relación en las narices de Albert. De seguro me he enredado. Perdón, mil disculpas. Y bueno, como dice el resumen en el mismo libro, Albinus sufre de un accidente, dejándole ciego. Margot y él se instalan en una casa aislada en Suiza, con la secreta compañía de Axel, quien se mofa de Albinus debido a su condición.
Prácticamente Risa en la oscuridad contiene la misma premisa que Lolita, con el acto de casi los mismos tres protagonistas (Albert Albinus como Humbert Humbert, Axel Rex como Clare Quilty, Margot Peters como Dolores Haze), sólo que desarrollada de una manera muy diferente. Algo que me ha encantado del libro es como Nabokov logró hacer que sus tres protagonistas fuesen intragables, insufribles y soporíferos, de una manera tan espléndida. Principalmente Margot y Axel. También Albinus resulta ser un maldito desgraciado, sólo que a mí me llegó a conmover una que otra vez cuando, ciego, pensaba en Margot, lleno de amor. Pero, al fin y a cabo, son los tres unos completos ascos. Los demás personajes, siendo la esposa de Albinus (nunca se llegan a divorciar), su hija, el hermano, la sirvienta, etcétera, tampoco consiguen ser muy empáticos. Ni fu, ni fa. Eh, que eso no quiere decir que estén mal hechos, no, no.
Risa en la oscuridad contiene descripciones que tienden a lo cliché, a lo cinematográfico, además de que el libro carece un poco de la complejidad de sus grandes obras (leed Pálido Fuego y luego me diréis), aunque no deja del lado notorios rastros del gran ingenio nabokovniano, de su lirismo, de su magia. Esta novela juega el papel de un importante puente entre los trabajos primerizos de Nabokov y los más complejos y enmarañados, como sería Ada o el Ardor y Pálido Fuego.

"Se durmió casi de repente, como si hubiera parado de hablar en mitad de una frase, cuando la luz eléctrica se estaba convirtiendo ya en amarillo cadavérico y por la ventana se colaba una luz fantasmal. Él, entonces, fue al cuarto de baño, pero sólo consiguió que fluyeran del grifo unas gotas de agua herrumbrosa. Suspiró, recogió de la bañera una esponja olvidada, la sacó sujetándola cautelosamente con los dedos y la dejó caer, examinando la resbaladiza huella rosa del jabón; pensó que debería darle a Margot algunas normas de limpieza. Castañeándole los dientes de frío, se vistió; extendió el edredón sobre Margot, que dormía plácidamente; besó sus cálidos y despeinados cabellos oscuros, escribió a lápiz una nota que dejó en la mesa, y se marchó sin hacer ningún ruido."

martes, 21 de agosto de 2018

Una tarde con Yákov Goliadkin o un relato escrito por mí.

Jacques Collin de Plancy

Una  tarde con Goliadkin.
Me esperaba ver en su rostro unos rasgos un poco más ilustres, más me veía a mí misma que, a cada momento que dirigía mi mirada a algún otro lado de la estancia, olvidaba por completo el rostro de con quién me encontraba.
Lo único memorable era el hecho que tenía una calvicie incipiente.
Se sentó torpemente en la mesa donde yo me encontraba, y me tendió la mano en forma de saludo a la cual yo estreché inmediatamente. Noté que temblaba.
-Muchísimas gracias por venir, señor Goliadkin. Estoy gustosa de tenerle aquí.
-No hay razón para agradecer, señorita Fernandovna. Señorita Fernandovna, ¿me permitiría usted preguntarle para qué me ha invitado a éste lugar?
-¡Oh! Le he invitado, pues, deseo tener una pequeña charla con usted. Como si fuésemos amigos.
-Señorita Fernandovna, usted y yo no somos amigos. Apenas conocidos.
-Lo sé, y, en realidad, no me apetece ser amiga suya, ni de nadie a nuestro alrededor.
Ambos dirigimos nuestras miradas a los demás comensales que iban y venían. Se asimilaban a vulgares ratas, sentados, platicando de cosas triviales, riéndose a carcajadas por barbaridades o llenándose la boca con toda clase de bollería. La pequeña estancia dónde nos encontrábamos era una diminuta cafetería, mezcla de tonos cálidos y cafés con tonos azul pálido. Los manteles estaban bordados a mano, lamentablemente muchos de éstos tenían manchas de café por doquier, llevándolos del color blanco al beige.
Volvimos a centrar nuestra atención el uno en el otro. Mientras distraída observaba a quienes nos rodeaban, me molesté con aquella dificultad que padecía al exigirme recordar las facciones de Yákov. Mi cabeza las recordó sólo al verlo. Goliadkin continuó:
-Es comprensible, señorita Fernandovna. Está bien, ¿qué clase de charla supone usted comenzar, Caterina Fernandovna?
-Me apetecería una clase de confesionario. Por así llamarle.
-¿Cómo va eso de un confesionario, señorita Fernandovna?
-Vale, espere. Mire, Goliadkin. Creo que usted ha vivido una situación que tarde o temprano me ocurrirá a mí. Espero no se moleste, puesto que creo que usted sí tenía razón para presenciar lo que vivió, más yo soy una adulta notoriamente imbécil que se encapricha por cualquier cosa y, como consecuencia se le zafan los tornillos. ¿Me comprende usted?
-No realmente, pero continúe, Caterina Fernandovna.
-No se ofenda, pero me siento muy identificada con usted.
-¿Conmigo?
Balbuceé un poco antes de continuar. Parece completamente confundido.
-Leí sobre usted. Hace ya unos meses. ¿Ha hablado usted con Fiódor Mijáilovich?-
-No, señorita.
-Ah.
Yákov comenzó a moverse en su silla.
-Ha leído sobre mí, según afirmó usted, señorita Fernandovna, ¿Cómo ha sido eso?
-El señor Mijáilovich escribió sobre usted y sobre su Goliadkin II.
-¡Válgame!
Goliadkin empujó repentinamente con sus pies la silla dónde se encontraba, produciendo un chillido estridente con el cual los comensales dirigieron sus miradas hacia nosotros. Apretó sus palmas contra aquel rostro poseedor de rasgos tan efímeros.
Se hizo el silencio por unos incómodos segundos.
-Señor Goliadkin…- comencé- una disculpa por esa mención que al parecer le ha amargado el momento. Mire, creo que yo presenciaré lo mismo que usted, ¿comprende? Lo veo venir, como un mal augurio. Me paro frente al espejo todos los días, esperando el momento en que vea a mi sosia detrás mío, mofándose de mi incredulidad e inmadurez. Temo que mi Goliadkin II encuentre a los seres que aprecio, que se lleve mi carrera artística y que lo eche todo por la borda. ¿Usted recién salió del manicomio, no es cierto?
-Sí, Caterina Fernandovich, recién salí del manicomio. Hacía unos siete meses.
-¿Goliadkin II seguía acechándole dentro del manicomio?
-No.
-¿Por qué cree usted?
-No lo sé, ni me interesa. Sólo sé que se desvaneció.
-¿Y no ha vuelto?
-Por fortuna no, señorita Fernandovna Fernandovich.
Notoriamente, Goliadkin estaba disgustado.
-¿A qué quiere llegar usted con todo este meollo?
-Espere, espere, señor Goliadkin. No se impaciente. Deje se lo comunico sin tapujos. Entienda mi temor. Tengo dieciocho años con pocos meses. Me saboteo a mí misma constantemente. Sí, soy consciente de ello. Todo lo analizo, una y otra y otra vez.  Si me dicen algo, le doy vueltas. Si digo algo, le doy vueltas. Seré un fracaso como persona. No, no me interrumpa. No importa si soy joven para tener esas ideas. Las tengo porque sí. Tengo una familia muy amorosa. A veces me pregunto de dónde saqué tantas inseguridades si nunca fueron fomentadas por mis padres. Dos pequeñas motivaciones que tengo para vivir son, la falta de darle importancia a la vida que tiene Smurov, ¿lo conoces? Bueno, no importa. Nabokov y tal. Y el Ess Muss Sein! del Tomás de Milan Kundera. No importa quienes sean. Lo importante es que les admiro. Creía parecerme a Gregor Samsa, más no presiento que me convierta en un bicho enorme, para mí misma, de la noche a la mañana. Me asemejo a usted. Visualizo el día en que llegue con mi futuro marido, y él esté con mi Goliadkin II, y ni se percate que yo, Caterina, soy la original. Soy tan insípida que nadie se daría cuenta que me han sustituido. Y ella, mi sosia, aquella que tanto quiero ser, aquella que lee mucho más, aquella que ilustra más, aquella que estudia más, aquella que quieren más mis padres, aquella que agrada más a la gente, ella será Caterina y yo no. ¿Comprende usted?
-Vaya, señorita Fernandovna Fernandóvich. No sabría que decirle.
-Compréndame en lo que le digo. No ponga ese gesto de desdén. No, aún no. Quiero saber cómo deshacerme de mi Goliadkin II, de mi sosia, aquella que se llevará todo lo que me importa. Nada de mí me complace lo suficiente, y eso es porque yo no me siento suficiente para nadie. Quisiera ser más, señor Goliadkin, más. Supongo me presiono mucho. Con mi familia me siento un fracaso absoluto y rotundo, una plaga, una niña indolente y molesta, como si fuese un mosquito chupa-sangre, oh, señor Goliadkin. En mis estudios me creo inútil, que pierdo mi tiempo y esfuerzos. No sirvo para ello, señor Goliadkin. Y, ¡ay! La ilustración no me sienta. No creo que sea lo mío, lo mismo que con los estudios. Me han sucedido ya tres veces que siento cómo aparece mi Goliadkin II, las tres veces en situaciones que yo considero tormentosas dentro de mi mente, más las veo en perspectiva y son viles idioteces, lo sé, señor Goliadkin. ¡Estoy consciente de ello, claramente lo estoy! ¡Goliadkin! Estoy desesperada. Me siento sola, un cascarón vacío. Hay tantos momentos tan bellos que he tenido que me cuestan disfrutar porque mi Goliadkin II parece vislumbrarse. Me ayudo de humanos varios como Nabokov, el señor Eco, un ebrio al que no hace falta mencionar su nombre, el judío de las estrellas, mis padres y Gustav Meyrink. ¡Ellos me ayudan en mi desgracia! Una desgracia que no debería existir, puesto que todo lo que tengo es bellísimo, pero mi subconsciente, mi sosia, mi Goliadkin II, mi Astaroth, no me deja abrazar aquello que tanto aprecio y agradezco. Es extraño, señor Goliadkin. Mi estómago está constantemente adolorido de mis angustias, ni se diga mis pulgares, lo lastimados que están de tantas mordeduras ¡mire! Pero cómo amo todo lo que tengo. Mis libros, a usted en éste momento, mi mascota Ángela, mi familia y al señor Mijáilovich.
- Señorita Caterina Fernandovna. ¿Le doy un consejo de adulto a joven?
-Adelante.
-Deje de preocuparse de estupideces y disfrute de su vida. ¡Válgame! Y comuníquele al señor Mijáilovich que es un indiscreto por relatar sobre mí y mis estupideces.

Febrero, 2018.


domingo, 12 de agosto de 2018

Los libros que he leído en el primer semestre de 2018 y un pequeño comentario de cada uno.

Jules-Élie Delaunay

Tradición, costumbre, blah. Que me he dicho a mí misma que debería redactar esta clase de posts recopilatorios de vez en cuando en mi blog. Así me decidí que cada seis meses haré comentarios breves sobre mis lecturas, de una manera un poco vaga o como a mí me apetezca. Que el chiste es disfrutar de este espacio. Me he pintado nuevamente el cabello de pelirroja, sólo que más natural. Que no me gusta mi castaño natural, no, no. Pensaba pintarlo azul eléctrico, pero no tengo la confianza en mí misma suficiente para portar algo así. Leyendo este mismo post, sólo que de los libros del año pasado, recordé que quería dedicarme a la historia. Vaya, lo que es ser adolescente cambiante (no, ni tanto); que sí, que sí quiero seguir estudiando historia. Me flipa. Más no como carrera, sino algo que tenga que ver con literatura. ¿Filología? ¿Historia del arte? ¿Letras hispanoamericanas? Ya veremos. Lo de la música Iomminiana sigue igual. Inclusive, hay más de ella en mi vida. Mucho art-noveau, creo no tan kitsch. Sí, muchos gallos, basiliscos, sapos, yokai, mujeres rusas y platónicos míos en mis ilustraciones. Este año dio comienzo a mi obsesión con las editoriales y sus diferentes ediciones. Creo han sido muy buenos meses. Llenos de amor hacia mis padres y hacia mi pequeña y peluda Ángela, la luz de mi vida.

1. El marqués de Bolibar de Leo Perutz (Tusquets) Mi decisión sobre leer este libro resultó ser muy precipitada: me debatía entre leer Alicia en el país de las maravillas/A través del espejo de Carroll, así como El maestro y Margarita de Bulgákov, pero resultaron ser libros (aún a esta fecha) que no poseo en físico, por lo tanto requería sacarlos de la biblioteca. Pero la biblioteca resultó estar cerrada casi todo el mes de diciembre y gran parte de enero. Además, dichos meses, han sido de los peores de mi joven vida y no me apetece recordarlos si quiera. Lamentablemente cayó en mis manos El marqués de Bolibar (que sí, con "b") en esta época. Pero me resultó de medicina para mi corazón, de distracción para mis pensamientos sumidos en la negatividad. ¿Me acuerdo de algo? Vagamente, os soy sincera. Vamos a ver, este libro trata sobre un grupo de amigos, bolingas en demasía, guerrilleros en la batalla de Waterloo. Una maldición cae sobre ellos, haciéndoles tener mala suerte sin importar qué piezas muevan o qué pasos den. Primeramente me sentía un poco confusa leyendo el libro, pero, cuando dejé de estar distraída en estupideces, lo disfruté completamente. Te adoro, Perutz.
2. El monje y la hija del verdugo de Ambrose Bierce (Libros del Zorro Rojo) Podéis checar mi opinión sobre este libro clickando aquí.
3. El proceso de Franz Kafka Mis enredados pensamientos siempre me regresan a este libro. La primera novela de Kafka que leo. Que sí, que sí, si he leído a Kafka, pero sólo uno que otro de sus cuentos. Mirad, no quiero meterme mucho con esta genialidad de escrito. Me creo demasiado lerda para poder brindaros una opinión de El proceso. Sólo me queda decir que debéis disfrutar del libro, es increíble. Y no desesperéis. 
4. El queso y los gusanos de Carlo Ginzburg (Península/Océano) Creo el primer texto académico, no ficción, que leo por gusto. La historia de las mentalidades siempre será mi cosa preferida en la vida. Principalmente relacionándose ésta a la religión y a la creatividad que llega a crear composiciones, bestias, historias y demás genialidades. Podéis visitar mi reseña aquí.
5. El hechicero de Vladimir Nabokov (Anagrama) Ya había leído este título de Nabokov, el año pasado, y no sólo lo leí, sino que además fue a finales de año. Así que... os preguntaréis, ¿para qué o porqué hiciste una re-lectura de un libro tan fresco en tu memoria? Pues porque se la leí a mi amado. Y tal vez consideran que es trampa numerar en mi listado de lecturas este libro tan breve y que, además, es segunda lectura de una primera muy reciente. Pues que va, a mí me pareció que está bien. Al fin y a cabo lo leí, pasé mi tiempo con mis ojos entre las letras de El hechicero. ¡Y podéis ver mi reseña aquíiiii!
6. Escupiré sobre vuestra tumba de Boris Vian (Edhasa) Fúa. Para variar, la holgazana presente, en vez de redactar una novedad en esta clase de recopilación de lecturas, prefiero invitaros a leer el post que le dediqué completamente a este título del señor Vian... Aquí.
7. El monje de Matthew G. Lewis (Valdemar) Mi lectura favorita del primer semestre de este año... es que, vaya, fue una maravilla. Bellísima, trágica. Os la recomiendo, y también os mando a ver la reseña que le hice en el blog. Aquí está.
8. La conjura de los necios de John Kennedy Toole (Anagrama) Curiosa lecturilla resultó esta... eh. Definitivamente de las mejores lecturas de este año, hasta ahora, y la más hilarante que haya leído. Hace muchísimo me llamó la atención esta obra, por sí misma. Digo, la portada creo es llamativa y peculiar: un hombre gordo, con sombrero de orejeras, sosteniendo un hot-dog y presumiendo un enorme bigote. Había comenzado a hacer una reseña de este libro, pero la terminé abandonando. Qué cutre que soy. Os la recomiendo, aunque he visto a mucha gente que no le ha gustado. Habrá que ver, tener una opinión personal. La mía es que me ha parecido más que guay (opinión gilipollas y procaz), me hizo pasar un rato genial. Una lectura sencillita, y viene muy bien si estáis estudiando sobre el comunismo.
9. El castillo de los destinos cambiantes de Italo Calvino (Siruela) Planeaba escribir una reseña de esta peculiar obra de Calvino. Pero fue pasando el tiempo, y se disipó mi furor y mis ganas de escribir sobre ella. Y es que no me pareció la gran cosa. Sufro de una extraña relación amor-odio con Italo Calvino; sus obras no me parecen lo mejor de lo mejor, pero no se esfuman mis ganas de seguirlo leyendo. Que tiene muchísimos títulos (y me flipa la Biblioteca Calvino de Editorial Siruela, refiriéndome a lo estético de las ediciones). El castillo de los destinos cruzados contiene diversos elementos que a mí me vuelven loca. Entre estos están el fenómeno del doppelgänger, elementos feministas, alquimistas, criaturas zoomorfas, demonios e inclusive hace una aparición el mismísimo Belcebú. ¿Y porqué no te encantó? ¡Si tiene tantas cosas que te gustan! Pues, las historias, la trama, vamos, no me cautivó en lo absoluto. El libro está escrito en relatos, dividido en La taberna de los destinos cruzados y El castillo de los destinos cruzados. Hubo uno que otro relato que me flipó, como no tenéis idea, pero el problema es que hubo un mayor porcentaje en relatos que me dieron un poquito igual. Pero sigue siendo un genial libro, en sus extrañas maneras. Y sí lo recomiendo. 
10. El mundo resplandeciente de Margaret Cavendish (Siruela) ¡Qué puedo decir de este libro! No muchas cosas buenas... o, ¿sí? Esperad me excuso y os cuento mi historia del porqué compré este título: indagando en libros de ciencia ficción, me topé con esta novedad editorial, publicada por Siruela. El libro fue originalmente publicado por su autora en el siglo XVII, mas hasta el año pasado fue primeramente traducido al castellano. Y es que el libro no es malo, simplemente me pareció comiquísimo. Mi cabeza de chorlito, al unir estas palabras clave no logró evitar sobreexitarse y comprar de manera inmediata su libro: siglo XVII, ciencia ficción, tratado filosófico, mujer pionera del género, animales antropomorfos y fantasía. Y si os soy sincera, el libro no me decepcionó, ya que iba preparada para toparme con algo extraño y poco accesible. El inicio del libro es fascinante, me tenía pendiendo de un hilo queriendo ver las maquinaciones de la princesa y queriendo presenciar las conversaciones de ella con aquellas mágicas criaturas tan trabajadoras. ¡Tienen mi dinero si seres antropomorfos vienen a juego! Pero, desde la mitad al final de libro me pareció pura y dura tontería. No quiero ni platicaros... que esta reseña duraría muchísimo. Os recomiendo con todo mi corazón la primera mitad del libro, mas la segunda... mejor leed otra cosa.
11. Hollywood de Charles Bukowski (Anagrama) Para quitarme el desazón que me dejó la lectura anterior, qué mejor que leerme a Kowski. Los libros de Bukowski me los leo rapidísimo. Si conocéis la obra de nuestro bolinga preferido, tal vez os parece un poco repetitivo, pero esta lectura me parece que es novedad hasta para el mismo Bukowski. No hay prostitutas, no hay tantísimo alcohol, pero sigue siendo el mismo tío borracho de siempre. Nada más que ahora en Hollywood, haciendo un guión para una película. Barfly es un peliculón. A mí me gustó muchísimo. Mi querido y yo la vimos, parte en una tarde lluviosa normalita, parte en mi casa, yo enfermísima de gripe. Y el final no tiene igual. Leed a Bukowski si aún no lo han hecho. No comiencen por este libro, os recomiendo otros. Éste mejor cuando ya le quieran, cuando ya lo consideren un compadre.
12. Las tumbas de Saint-Denis de Alexandre Dumas (Valdemar) Id a mi reseña aquí, aquí, aquí. Que no quiero repetiros lo mismo. Maravillosa lectura.
13. Melmoth el errabundo de Charles Robert Maturin (Valdemar) Al igual que con Dumas, podéis ir a mi reseña completa picando aquí. Un libro muy amado por mí, muy mío.
14. La guerra de los mundos de Herbert George Wells (Libros del Zorro Rojo) Por diversas peripecias de la vida, justo cuando la feria del libro acontecía en el pueblecillo cutre donde vivo, no logré conseguirme, por mí misma, la preciosa edición toda art-nouveau de Libros del Zorro Rojo, ilustrada por Henrique Alvim Corrêa. Para mi sorpresa, la primera mitad del libro no me gustó mucho. No sabría deciros porqué. Principalmente rondando las páginas 60-90. Pero, al pasar dichas páginas, me comencé a encandilar con el libro. Oh, milagro. Qué tonta que soy. Bueno, ya no quiero alardear sobre este libro. Sólo diré que, aunque me esperaba el final, me encantó la segunda parte del libro, hasta el final.
15. Los elixires del diablo de E.T.A. Hoffmann (José Olañeta, Editor) Ay, ay, ay. Con este libro me siento muy frustrada. No porque no me haya gustado. Al contrario, es de los mejores de mi año. Una maravilla de obra. El caso es que yo no le di el disfrute que se merecía. Lo leí en mal momento. Momento de muchas distracciones, que si la ilustración, que si la tarea y proyectos... Cosas así. En un futuro haré una reelectura de esta belleza, y os traeré una reseña. Pero, hacedme el favor, y leeros por ustedes mismos este viaje onírico de lo más perturbador.
16. El profesor de Charlotte Brönte (Gredos) Un libro del que ya ni recuerdo. Vamos a ver, no lo odié ni nada por el estilo. Simplemente la novela rosa (llamémosle así, que no sé en qué género se sitúa este título) no es lo mío. Puede que a alguien más le encante, pero yo no resulté ser ese alguien.
17. El exorcista de William P. Blatty (Editorial El Ateneo) ¡Otra buena lectura del año! Podéis ir a mi reseña aquí. 
18. El lector de Bernhart Schlink (Anagrama) Una lectura diferente a las que suelo tener, muy, muy diferente. De este libro escuché hablar a mi querido, a quien le llamaba la atención. Se lo compré de cumpleaños (y una rana muerta dando a luz una guitarra milagrosa). Vamos, un regalo muy cutre. Sobre el libro, eh... Me gustó, sí, pero, como en el caso de El profesor, no es tanto mi tipo de lectura. Pero puedo confesaros que me hizo llorar, já. Historias de parejas con diferencias de edad me ponen muy enamorada, muy emotiva y, en casos, muy triste y sensible.
19. La llamada de Chtuluhu de Lovecraft y otros autores (Bruguera) Genialísimas historias. Increíbles. No puedo hablarles mucho sobre este libro, no sé, creo os haría spoiler. Pero os cuento cuáles fueron mis cuentos preferidos: El regreso del brujo de Clark Ashton Smith y los dos relatos de Frank Belknap Long, Los devoradores del espacio y Los perros de Tíndalos, Los relatos aquí recopilados me parecieron de un imaginario impresionante. Es de esos libros que vale más que la pena leer, sobretodo si os gusta el terror. 
20. El dominico blanco de Gustav Meyrink (Montesinos) Vaya, que he escrito muchas reseñas este año. También este tiene. Checadla aquí.
21. Pan de Knut Hamsun (Aguilar) Éste es mi primer encuentro con este peculiar escritor noruego. Pan me ha parecido de las mejores lecturas que he tenido con temática romántica, digo, si a eso se le puede llamar romántico. Un libro muy similar, opinión ignorante que puedo brindaros, es Cumbres Borrascosas de Emily Brontë. Ya sabéis, relaciones tóxicas, drama por doquier. Pero Pan me ha gustado un poquito más (eh, eh, que aún así me encantó Cumbres Borrascosas). La historia del teniente Glahn y de la joven Eduarda es una bella historia de amor fallido. Completamente recomendada.
22. El adversario de Emmanuel Carrére (Anagrama) De Emmanuel Carrére supe su existencia debido a múltiples posts de Instagram donde presumían El adversario y Limónov. Triste confesión. El adversario es un libro biográfico sobre Jean-Claude Romand, el célebre asesino que mató a toda su familia y a sus padres. Carrére en realidad mantuvo comunicación epistolar con Romand, así dando pie a escribir este libro, tratando de dar una explicación (no justificación) al porqué de sus actos y el porqué de la mitomanía desenfrenada de Jean-Claude. Un libro bastante deprimente, donde se nos platica el paso a paso de la caída al infierno de una persona aparentemente inocente. Sí, es recomendada.
23. Acostarse con la reina y otras delicias de Roland Topor (Libros del Zorro Rojo) ¡Ah, qué maravilloso resultaste ser, Topor! Creo nunca ningún libro me había resultado tan diferente de cómo me lo imaginaba. Es que no me esperaba nada de lo que leí. Vaya maravillosa sorpresa, me dije a mí misma. Y es que este libro ha resultado ser de mis mejores lecturas del 2018, hasta ahora.
Acostarse con la reina y otras delicias contiene desde cuentos de longitud tan diminuta como un simple enunciado, hasta cuentos un poco más largos, de índole kafkaniana, producto de los absurdo, intricados y terriblemente irónicos y burlescos. Roland Topor, autor que tenía en mi cabecera de Autores por leer lo más pronto posible, deseaba ansiosamente leer su obra llamada El quimérico inquilino, el cual no he logrado conseguir en formato físico. Más, me encontré en la feria del libro de este año (la cual aconteció en febrero), en el stand de los Libros del Zorro Rojo, Acostarse con la Reina e inmediatamente lo hice mío. A pesar del título del libro, del título de mi post y de la imagen con la cual decidí ilustrarlo, Acostarse con la Reina no es un libro erótico, si es que os lo preguntabais. Son textos meramente irónicos, ácidos e ingeniosísimos.
24. Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley (Cátedra) Magnífico cierre para esta primera parte del año. Nunca había leído una lectura que me hiciese sentir tan miserable, tan pedazodemierda. Lloré, lloré muchísimo con este libro. Se me oprimía el corazón a cada página, a cada párrafo, a cada guión e interacción de los personajes. Imaginaos que son Víctor Frankenstein, un joven científico de clase alta, que tiene toda la vida por delante. A nuestro antihéroe (porque eso es lo que es, un antihéroe) se le antoja obsesionarse con la creación de un nuevo ser, próspero a crear el suyo propio. Y lo consigue. Ya se sabrán esta historia, por supuesto. El caso es que muy poca gente sabe la contraparte, la historia del monstruo. Como buena novela gótica, al igual que Melmoth, ésta historia está narrada como muñeca rusa; historia dentro de historia dentro de historia. Primero se nos cuenta la historia, todo narrado en primera persona, de el navegante Walton quién mantiene una comunicación epistolar con su hermana Margaret. Éste se encuentra con Frankenstein (ya verán cómo), quien comienza a narrar su historia. Posteriormente, Víctor narra la historia que el monstruo le contó a él, platicando los tormentos (preparad para morir de llanto si son tan lloricas como yo), los deseos, la esperanza y el odio por el que pasa. Y de el monstruo, vuelve a narrar Frankenstein y nuevamente, el navegante Robert Walton. Una obra maestra de la novela gótica. ¡Cómo te quiero, mi querida Mary!


Ya no me apetece alardear más. Estoy cansada. Un poco deprimida. Con dolor de cabeza, náuseas y cosas así, muy típicas de mí. Encerrada en casa, sola y viendo el cielo anunciar una posible lluvia. Mi única compañía, la más amada, es la de mi pequeña Ángela. Tengo un proyecto sin terminar que tengo que entregar hoy mismo, además de mi nueva lectura de Leo Perutz llamándome y un sinfín de dibujos que acabar. Creo voy a explotar. Estoy escuchando una mezcla de grupos de heavy metal como Black Sabbath, Helloween, Cathedral, Spiritual Beggars, así como mi maravilloso (todo es maravilloso para mí, al parecer) hallazgo de este año, Flower Travellin' Band y un poco de música folclórica japonesa. Ay, qué dolor de cabeza. Me apetece un café, salir y otras cosillas gregarias así. Mañana será, mañana será.

miércoles, 18 de julio de 2018

La noche de Walpurgis donde el Diablo, un gato enorme y otros demonios, bailaban con los moscovitas: una enredada reseña de "El maestro y Margarita" de Mijaíl Bulgákov.

Andrey Remnev

Me había prometido a mí misma, a finales de 2017, que mi lectura introductoria al 2018 fuera ésta. Pero diversas peripecias de la vida me orillaron a que no fuese así. En cambio, y no me quejo en lo absoluto, di inició a mi año con Leo Perutz. Pero El maestro y Margarita resultó ser insidioso, allanando mis pensamientos una y otra vez con un "tienes que leerme", sin darme descanso. Y le seguí aplazando y aplazando. No me preguntéis porqué lo hacía, tal vez temor a decepcionarme, a sentirme defraudada por un escrito anteriormente situado en un pedestal de relucientes joyas. Cuando, desconocedora de Bulgákov, escuché el título del libro, se me antojo otra de esas bellas historias, donde las nínfulas y sus caballeros retozan y ríen llenos de amor. Una deducción un poco simplona e idiota. Luego leí a prisa la premisa, que no quería informarme mucho de qué iba. El diablo visita Moscú, fue lo único que mis ojos lograron captar. A pesar de no tratar sobre lolitas y nínfulas, me contenté con eso. El libro capturó toda mi atención. Posteriormente, leí que lo categorizaban en el género de realismo mágico. Apenas he leído ese género literario, el cual me llama tanto la atención. Pues, decidí leérmelo para iniciar la segunda mitad del año. Y ahora El maestro y Margarita está situado junto a mis otros amores, Baudolino, De noche bajo el puente de piedra, El monje y Crimen y Castigo; se ha vuelto de los mejores libros que he leído hasta ahora. A continuación, os contaré más de esta maravilla.

"Iván se quedó con la boca abierta de asombro, miró en derredor y vio a lo lejos al odioso desconocido que se encontraba ya junto a la salida a la travesía del Patriarca, y además no estaba solo. El más sospechoso chantre tuvo tiempo de alcanzar al profesor. Pero eso no era todo. Había un tercer en el grupo: un gato surgido de no se sabe dónde. El gato era enorme, como un cebón, negro como el hollín o como un grajo, y con un bigote desafiante como el de los militares de caballería. Los tres se dirigían hacia la calle y el gato andaba sobre las patas traseras."

Mijaíl Bulgákov y su obra, a manos a Stalin y la URSS.
Mijaíl Afanásievich Bulgákov, nacido el 15 de mayo de 1891 en Kiev, Ucrania, antes parte del Imperio Ruso, fue un escritor, dramaturgo y novelista soviético. Conocido principalmente por su novela más famosa, considerada la mejor novela del siglo XX, El maestro y Margarita. Fue el hijo primogénito de un profesor asistente en la Academia de Teología de Kiev, llamado Afanasiy Bulgákov. Mijaíl mostró interés por la literatura rusa y europea cuando estudiaba en la Primera Escuela Secundaria de Kiev, de 1901 a 1904. En 1913, Mijaíl se desposó con Tatiana Lappa. Cuando acontecía la Primera Guerra Mundial, a su estallido, Mijaíl se ofreció como voluntario en la Cruz Roja. Inmediatamente fue puesto al frente de guerra, donde resultó herido gravemente en más de dos ocasiones. En 1916 se graduó del Departamento de Medicina de la Universidad de Kiev y posteriormente se alistó, junto a sus hermanos, en el Ejército Blanco. Debido a severas heridas de guerra, las cuales tuvieron gran impacto en el cuerpo de Mijaíl, éste comenzó a suministrarse morfina, para mitigar el dolor crónico que padecía, especialmente en el abdomen. Comenzó a sufrir de una adicción y en 1918 decidió nunca más inyectarse morfina, y así lo hizo. Publicó un libro titulado Morfina en 1926, dando así testimonio a lo que vivió aquellos años. No fue hasta 1919 cuando Bulgákov decidió perseguir su sueño y pasión por la literatura, dejando, por consiguiente, la medicina. Finalmente se mudó a Moscú, donde comenzó con su carrera literaria. Se divorció de su primera esposa, cuatro años después, y se casó con Lyubov Beloziórskaya. Bulgákov publicó un grupo de escritos en la primera mitad de los años 20, pero, debido a que sus obras se consideraban "anti-soviéticas", comenzó a padecer de diversas críticas. En 1929 su carrera terminó arruinada; cualquier trabajo que fuese de Mijáil tenía prohibido ser publicado, ver la luz y había sido censurada toda su obra antes publicada. En 1932, Bulgákov se desposó por tercera vez con Yelena Shíloskaya, de quien se inspiró para crear el personaje de Margarita en su obra más aclamada. En la última década de su vida siguió dedicándose a escribir, obras como El maestro y Margarita, obras de teatro, relatos, críticas, además que llevó a cabo múltiples traducciones y dramatizaciones de novelas. Gran parte de su obra no llegó a ver la luz y mucha otra fue destruida por la crítica. Bulgákov, como se puede notar en su obra, nunca apoyó el régimen además que se burlaba de éste, acusándolo de deficiente, lo que derivaría en diez años de ostracismo. En 1930 redactó una carta a Stalin, solicitando permiso para emigrar de la Unión Soviética, a consecuencia que ésta no lo valoraba como escritor. A esto, el propio Stalin le hizo una llamada, exigiéndole explicaciones acerca de su petición. Bulgákov inclusive contó en una de sus autobiografías que este momento fue uno de los más dramáticos de su vida. Se excusó con Stalin, no reiteró su petición y queja original, para luego limitarse a reiterar que un autor no debe estar lejos de su amada patria. Stalin, debido a que había gozado de una de sus obras, le encontró trabajo en el Teatro de la Juventud obrera de Moscú, y luego en el Teatro de Arte de Moscú. Ahí Mijaíl Bulgákov exhibió una que otra de sus obras, pero sufrió el insoportable acoso del NKVD, quienes le boicotearon la publicación de sus obras, además de detenerle y tenerle en la mira constantemente. Bulgákov falleció en 1940, debido a un problema hereditario de deficiencia renal. 
Bulgákov, en los años 20, se encontró con la obra de H. G. Wells, un poco después de haber comenzado a escribir prosa. Sintió admiración por su obra, y se inspiró para agregar diversos elementos de ciencia ficción en sus escritos. El maestro y Margarita no saldría al público sino hasta veintiséis años después de la muerte de su autor, gracias a su esposa. Durante un largo periodo, esta novela sólo se podía conseguir en la Unión Soviética como samizdat, antes de su aparición por capítulos en la revista Moskvá. Bulgákov, inclusive, quemó su novela, teniéndola que reescribir entera de memoria.

"Detrás de éste, en el suelo, se cruzaban dos sombras, una más densa y oscura, la otra más clara, gris. Se veía perfectamente la sombra que proyectaba el respaldo del sillón y la de las patas, pero sobre la del respaldo no se veía la sombra de la cabeza de Varenuja, ni tampoco sus pies proyectaban sombra alguna por debajo de sillón.
«¡No tiene sombra!»—Pensó Rimski horrorizado. Le entró un temblor.
Varenuja se volvió furtivamente, siguiendo la mirada demente de Rimski, dirigida al suelo, y comprendió que estaba descubierto. Se levantó del sillón (lo mismo hizo el director de finanzas) y dio un paso atrás, apretando en sus manos la cartera.
¡Lo has adivinado, desgraciado! Siempre fuiste listo dijo Varenuja, soltando una risa furiosa en la misma cara de Rimski; de pronto dio un salto hacia la puerta y, rápidamente, bajó el botón de la cerradura inglesa.
Rimski miró hacia atrás desesperado, retrocediendo hacia la ventana que salía al jardín. En la ventana, llena de luna, vio pegada al cristal la cara de una joven desnuda que, metiendo el brazo por la ventanilla de ventilación, trataba de abrir el cerrojo de abajo. El de arriba ya estaba abierto."

Margarita, el Maestro, Voland, Asaselo, Koroviev y el gran hipopótamo, Popota.
Primer acto. Se da inicio a la historia con un par de personajes, el poeta Iván Nikolayévich, alias Desamparado y el editor Berlioz. Ambos ateos. Después de pasar por unas bebidas (primeramente con intención de consumir alcohol) efervescentes de albaricoque, editor y poeta se sientan en una banca a platicar. Un poco después, un extraño los aborda. Dicho extraño parece un enfermo mental extraviado, debido a las peculiares afirmaciones que les hace a sus dos interlocutores; entre estas, predice la futura muerte de Berlioz, afirma que desayunó con Kant alguna vez, y para colmarla, dice que presenció diversas peripecias de Poncio Pilatos en persona. Berlioz le da el avión, enternecido y sintiendo lástima del "enfermo", mientras que Desamparado se desespera, le molesta su presencia, quiere que se vaya lo más pronto posible y los deje tranquilos. El caso es que, al final de este acto, todo lo que dijo el extraño resulta verdad. Ésta es sólo una introducción a las travesuras de Voland, quien, junto a Popota -un gato enorme, del tamaño de un hipopótamo, que habla, camina en dos patas y consume mucho whisky-, Asasel y Koroviév, destrozan la vida de múltiples ciudadanos moscovitas, pobres idiotas que terminan paranoicos, enfermísimos o en la miseria. Luego está el maestro y su amante, Margarita, quienes brindan una historia de amor a la novela. Y, finalmente, en uno que otro capítulo, Bulgákov nos introduce a Poncio Pilatos como otro personaje, quien condena a un vagabundo proveniente de Galilea llamado Joshua Ga-Nozri. Lo que me hizo flipar es cómo Bulgákov teje y entrelaza estas tres historias, que parece nada pueden tener en común, uniéndolas en una perfecta historia, un drama en total armonía. La historia del diablo en Moscú es terriblemente disparatada, hilarante e ingeniosísima. Vamos, que un libro que se le considere de culto y que además contenga al diablo entre sus personajes principales tiene toda mi atención, no os voy a mentir. Además, yo tengo un fanatismo por la demonología. Creo en este post vale la pena hacer una mención honoraria al Dictionnaire Infernal de Collin de Plancy, donde he conocido y leído sobre decenas de demonios. Lamentablemente no he logrado hacerme de este bello libro, apenas editado. 
Bulgákov nombra Voland al Diablo, personaje al parecer vagamente inspirado por el Lucifer del Paraíso Perdido de John Milton así como Mefistófeles de Goethe. El libro abre con una cita de Fausto, inclusive. A pesar de ya haberlos mencionado antes, quienes acompañan a Voland, demonios de menor categoría, son Fagot o Koróviev; Behemoth, un demonio mencionado en el Libro de Job, es representado en la novela como el torpe y poco respetado Popota en su respectiva traducción al español. Según las características mencionadas en la Biblia, se representa como un hipopótamo, un dinosaurio, un elefante, un búfalo o un rinoceronte. Pero, en realidad, su representación más famosa es la del hipopótamo, y esta es la que decidió escoger Mijaíl Bulgákov. En inglés Popota sí se llama Behemoth. Otro demonio es Asasel, dándole vida al sicario Asaselo, el ángel caído, con un peculiar colmillo saliente, de baja estatura y una anchura bastante grande de hombros. A éstos les acompaña la desnudista y sensual bruja de cabellos pelirrojos, Guela, e incluso hace una pequeña aparición el demonio Abadón como una mujer llamada Abadonna. Estos atroces personajes darán comienzo a una cadena de alborotos con su ataque a una de las asociaciones moscovitas de más renombre, la MASSOLIT (prácticamente "literatura de masas"). Todo lo mencionado acontece con una medida justa y mágica mezcla de lo absurdo, la sátira, y la fantasía, que no desentona en ningún momento. Una de mis escenas predilectas, donde Bulgákov da a relucir la hipocresía humana, sus vicios y sus bajezas, es cuando Voland, como mago y su séquito, se presentan en el teatro del vodevil. Cabe mencionar que, como ilustradora (o intento dé), me fascinó la peculiar escena de Popota y del presentador Georges Bengalski, y cómo le hizo perder la cabeza (literalmente). Muy buena imagen para dibujar. En poco hablaré más sobre la carga de fantasía que contiene la novela, pero por el momento quiero hablar de el Maestro, Poncio Pilatos y Ga-Nozri. Bulgákov se ilustró a sí mismo, con una similitud perfecta de autor-personaje, en el Maestro; los dos escritores que deciden quemar el manuscrito original de su obra en un horno. Y, sobre la novela de Poncio Pilatos, me encantó cómo Bulgákov relata la historia de la condena y posterior calvario y crucifixión de Cristo, sólo que cambiándoles los nombres a Jesucristo, Judas Iscariote, y a otros varios, haciendo así un relato con gran similitud al original. Y, este relato se liga a la conversación que le da inicio a la trama, la conversación entre Berlioz, Iván Nikolayévich y Voland, éste último, como ya he dicho, afirmando que estuvo con Pilatos, y aclamando que existe el Diablo como existe Dios. Sobre el relato amoroso que le da nombre al libro, romántica y dramática historia que llega a oídos del gran Voland, no puedo decir mucho, debido a que si lo hago, os arruinaría gran parte de la trama. Pero os puedo decir algo: Margarita termina, incluso, participando en una legítima Noche de Walpurgis. Cada que analizo más la obra, me doy cuenta de los brillantes paralelismos que Bulgákov hizo con la trama de su libro respecto a la realidad que se vivía en la Rusia Soviética; me explico con un ejemplo: En el primer capítulo Nunca hables con desconocidos, del cual ya os hablé al inicio de este resumen, Bulgákov hace que su temible extranjero, aquel extranjero al que no debes hablarle, sea el mismísimo demonio. Pero, es que en la época a la que le está haciendo burla Mijáil, en la que el vivía, se les temía a los extranjeros, ya que estos despertaban curiosidad y sospecha, debido a sus extravagantes vestimentas, representando lo bello y el glamour del extranjero, pero también significaban un alto riesgo de espionaje. Finalmente, como mis últimos comentarios, porque creo ya di un que otro spoiler, me fascinó lo cómico que son las peripecias de Koróviev y Popota cuando estos dos están solos, fuera del alcance de Voland, alborotando la ciudad de una manera inescrupulosa, llevando destrucción por doquier, quemando todo a su alrededor; así, llenando estos capítulos con una considerable carga de fantasía y de locura. Además, me encantó la crítica que Bulgákov, o más bien burla, hace de los servicios de seguridad, ya sea la policía, los investigadores, detectives y todos aquellos de la índole. Resulta que el libro presume mucho más contenido digno de analizar y profundizar, pero creo dicha cosa me servirá de pretexto para redactar otro post sobre esta belleza de escrito. 

Puntuación: 5/5
(Sí, ahora haré puntuaciones y además con esta figurita del Bosco y su Jardín de las delicias)

Ambas citas sacadas de "El maestro y Margarita" de Mijaíl Bulgákov, traducción de Amaya Lacasa Sancha, Alianza Editorial, Alianza Tres, 1990.

miércoles, 4 de julio de 2018

Algunas de mis poesías preferidas.

Después de Hendrick Goltzius.

No hasta hace poco comencé a leer poesía, os lo confieso. A mi mamá no le gusta la poesía. A mi abuelita no le gusta la poesía. A mi papá le viene dando igual la literatura, la prosa, la poesía. Entonces, ¿que resultó de mí? Desconocía la poesía, o, más bien, la desconozco aún. He comenzado, finalmente, a gozar de ella. Impregnar mi vida con ella. Pero me falta más, muchísimo más. Un mar de poetas, de poetisas, esperan mi llegada; a algunos nunca llegaré. Una lástima. Pero me he decidido a compartiros las pocas poesías que han llegado a mis manos y me han cautivado. Perdonadme por ser tan procaz y gregaria, como me tacharía Humbert Humbert.

Paul Éluard - "Max Ernst" (Versión de Aldo Pellegrini)
     En un rincón el incesto ágil
Gira en torno a la virginidad del vestido corto
      En un rincón el cielo liberado
Entrega esferas blancas a las espumas de la tormenta
En un rincón más claro que la totalidad de los ojos
      Esperan a los peces de la angustia
En un rincón el carruaje de verdor del verano
      Gloriosamente inmóvil para siempre
      Al brillo de la juventud
De las lámparas encendidas con retardo

La primera muestra senos que matan a los insectos rojos.

Sylvia Plath - "Lorelei" (Versión de Jesús Pardo)
No es noche ésta de ahogarse:
luna llena, reacio
río bajo luz suave,

acuosas nieblas bajan
tupidas como redes
cuyos dueños reposan,

traduciéndose en vidrio
lúcido mientras flotan
las torres del castillo

hacia mí hiriendo el rostro
del silencio. Ascienden
sus miembros poderosos

y álgidos, pelo grave
más que mármol, y cantan
de un mundo más amable

que ninguno. Estos cantos,
hermanas, sobrepasan
al oído gastado

que aquí, en el campo, escucha
bajo el orden impuesto.
La armonía caduca

el orden que vosotras
sitiáis con vuestras voces.
Vivís entre las rocas

de oníricas promesas
de refugio. De día
bajáis de la pereza,

de altas ventanas. Peor
que vuestro enloquecido
canto o mudez. La voz

de vuestro fondo llama:
embriaguez del abismo.
Oh río, veo tu larga

y honda línea argentina,
esas diosas de paz.
Piedra, piedra, me abismas.

Sylvia Plath - "Espejo" 
Soy plateado y exacto. No tengo prejuicios.
Todo lo que que veo lo trago de inmediato
tal como es, sin que me empañen ni el amor ni el disgusto.
No soy cruel, soy sincero,
el ojo de un pequeño dios de cuatro ángulos.
La mayor parte del tiempo la paso meditando sobre la pared de enfrente.
Es rosada, con manchas. Tanto la miré que
me parece que ya forma parte de mi corazón. Aunque con intermitencias.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mi,
buscando en mi extensión su verdadero ser.
Después se vuelve hacia esas mentirosas, las velas o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Ella me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Ella viene y va.
Es su cara, cada mañana, la que reemplaza la oscuridad.
En mi, ella ahogó a una muchacha, y en mí, una vieja
se alza hacia ella día tras día, como un pez terrible.

Luna Miguel - "La jungla"
Mi querido hermano, ha llegado la hora de descifrar el miedo que cada noche inyecta el terror bajo las sábanas. Ya no sé si dentro hay bestias o si es el campo fresco lo que punza los dedos de nuestros delgados pies. A veces creo que son jirafas, otras temo que sean cucarachas y otras, la mayoría, siento que son aviones ligeros que cortan con sus hélices el esmalte de los meñiques. Sé que somos humanos porque nos sigue emocionando el despegue. Cómo no iba a emocionarnos si aún nos fascina el sexo entre animales, el sonido violento del mar o el fuego que cada verano destruye las montañas. No sabemos a qué suena el aire porque necesitamos motor para sobrevivirlo. Trepando o volando, ha llegado la hora de descifrarlo.

Mi querido hermano, dame un poco de agua que aclare mis ideas. Soñar es como alimentar a las palomas: no recibimos nada a cambio salvo su fealdad.

Mi querido hermano, he buscado canciones contra los celos, he buscado ese cielo tejido por las amapolas. He buscado y he encontrado que dentro de mis nervios no me diferencio tanto de ti. También sé cortar la carne con las uñas. También sé soportar el frío. Pero me creo más lista e incluso más bella, porque sé ocultar mejor el duelo. Así lloramos las muertes: como el niño que canta villancicos, como el perro que lame la basura, como la gaviota hambrienta, así lloramos.

Mi querido hermano, si soy cruel con mis amigos es porque no soporto adivinar en sus fallos mis posibles fallos. Si soy cruel con los insectos es porque no soporto ver en su asco mi posible asco. Si soy cruel con el amor, con el padre, con el hermano, es porque detestaría en mí la ingenuidad y la decepción de mis actos. Hay tantos lugares en los que crecer. Sospecho tantos ojos a los que atender. Si los animales muertos van a nuestro estómago, ¿a dónde nosotros?

Mi querido hermano, debemos abrazar nuestros muslos porque sólo de este modo el abrazo se comprende. Ahora enséñame tú a ser tan mansa… y yo te contaré por qué los hombres os matan.

José María Fonollosa - "Bedford Street"
Ella me dio el cuchillo y dijo: «Clávalo
en el segundo espacio intercostal».

«¿Cuál es?», le pregunté. Se abrió la blusa
y señaló, risueña, un punto: «Aquí».

Algo debía de haber en aquel viaje
que lo hizo diferente. Más intenso.

Se veían más cosas. Ascendíamos
a inéditos sonidos y colores.

No había confusión. Hasta el detalle
más ínfimo nos era comprensible.

Sugerí: «¿Por qué no con barbitúricos?»
«Es lento», me objetó. «Ya lo he probado.

Y el lavado de estómago es horrible.
Como un trauma mental, pero en lo físico»

Sustituí su dedo por el mío
y apoyé allí el cuchillo suavemente.

Y lo empujé de súbito. No fuera
que cambiara de idea si iba lento.

lunes, 18 de junio de 2018

Cuando el joven Cristóbal comenzó a ser perseguido por espíritus malignos: una reseña del "Dominico blanco" de Gustav Meyrink

Dante Gabriel Rossetti

Me he topado, vagando por diversas plataformas literarias (ya sea Goodreads, blogs o similares), que a muy poca gente le agrada la prosa de Meyrink. Que sí, que es extraño y a veces nos cuenta un mogollón de cosas que no aportan nada a la trama principal, pero no me podéis negar que su forma de escribir ilustra los escenarios mas oníricos, románticos y fantasiosos. Imaginar lo que va narrando Meyrink es como si estuvieseis contemplando un cuadro de Everett Millais, Fortescue Brickdale o Rossetti. Para mí, la analogía es acertada. Ahora que lo medito, creo que la obra de Meyrink es la misma historia que la obra de Henry James: a muy poca gente le gusta, ya sea por su redundancia, su afán a explicar detalladamente escenarios, o sea por su extraña pedantería (que sí, Meyrink me parece un pedante al igual), pero siempre tendrá un público fiel y deseoso de devorar cualquier texto producto de su mano. Sabéis que El Golem es, hasta hoy en día, de mis novelas favoritas y que tiene un gran lugar en mi corazón, y desde ella me he hecho seguidora leal de Meyrink. Estoy interesadísima en leer cualquier cosa que haya salido de la cabeza de él. Mi editorial preferida, Valdemar, ha publicado (para que sepáis) El Golem, El ángel de la ventana del occidente El monje Laskaris y otros relatos extraños y esotéricos. También podéis encontrar El Golem en editorial Cátedra (coranzoncitos para Cátedra). El dominico blanco lo conseguí en la editorial Montesinos.

"Míralo así: uno está enfermo y quiere sanarse; mientras encuentre su refugio en medicamentos, paralizará aquella fuerza de espíritu que sana más rápido y mejor que cualquier medicina. Es como cuando uno quiere aprender a escribir con la mano izquierda; si uno se sirve siempre de la derecha nunca aprenderá con la izquierda. Todo suceso que interviene en nuestra vida tiene su finalidad; no hay nada sin sentido; una enfermedad que afecta al hombre le encomienda una tarea: expúlsame con la fuerza del espíritu para que la fuerza del espíritu aumente y vuelva a dominar a la materia, como antes del pecado original. Quien no quiere eso y se conforma con medicamentos, no ha comprendido el sentido de la vida; ése sigue siendo un crío que hace novillos. Pero quien no vacila en dar órdenes con el bastón de mariscal del espíritu, ignorando el arma tosca que sólo el mercenario lleva, ese siempre resucitará; puede también que la muerte lo derribe a menudo, ¡no obstante él será rey al final!"

Gustav Meyrink, un suicida frustrado.
Autor conocido principalmente por la maravillosa novela titulada El Golem (1915), Gustav Meyrink fue un escritor austriaco, nacido en Viena el 19 de enero de 1868. Bautizado originalmente como Gustav Meier, Meyrink fue producto del amorío entre el barón Karl Warnbühler von und zu Hemmingen y una actriz de poca monta llamada Maria Wilhelmina Adelheid Meier, la cual probablemente tenía orígenes judíos. Resulta ser que en numerosos personajes de la obra de Meyrink se presentan los rasgos de sus progenitores: patéticos ancianos de hábitos penosos y actrices malogradas. Primeramente Meyrink ejerció como banquero, pero se arruinó su carrera financiera después de que una acusación de fraude le llevase a la cárcel. Fue a partir de ahí que comenzó a dedicarse a la escritura, comenzando como traductor de Charles Dickens. Gustav sufrió una crisis vital a sus veinticuatro años, llevándole a intentar cometer suicidio: se disponía volarse los sesos con una pistola. Justo un momento antes alguien abandonó un folleto que decía La vida postrera. Sorprendido ante tal casualidad, Meyrink se interesó por los fenómenos ocultos, el esoterismo y sus tradiciones, intereses que se vieron reflejados en su obra: a partir de fenómenos de un folclore europeo reinterpretado con una visión esotérica y simbolista, influenciada por la alquimia, la cábala, el taoísmo, el budismo y la masonería, enemiga del espiritismo y de la teosofía, Meyrink escribe, nos cuenta historias mágicas. Gustav Meyrink perteneció, como otros varios artistas del fin del siglo XIX, a la Orden del Amanecer Rojo o el Golden Dawn. Meyrink se casó con una tal Philomene Bernt en 1905, le brindó dos hijos: Sybille Felizitas y Harro Fortunat. Harro, después de un accidente sucedido mientras esquiaba, decidió suicidarse y tuvo éxito. Tenía veinticuatro años, la misma edad que tenía su padre cuando este intentó suicidarse. Gustav Meyrink falleció poco después, el 4 de diciembre de 1932, en Starnberg.

"Las liebres alborotaron en el interior del ataúd. El tornero se estremeció y murmuró: "¡Malditos conejos!"
Hubo una larga pausa; el viejo había perdido totalmente el hilo de su narración. Parecía haber olvidado por completo mi presencia, y sus ojos ya no me miraban. Después de un rato se levantó, fue al torno, puso las correas alrededor del cilindro y lo puso en movimiento.
"¡Ofelia! ¡No, mi Ofelia no debe morir!" Le oí murmurar. "Debo trabajar, de lo contrario él no cambiará la obra, y..."
El zumbido de la máquina se tragó sus últimas palabras. 
Salí a hurtadillas del taller y subí a mi habitación. 
En la cama junté las manos y, no sé por qué, rogué a Dios que protegiera a Ofelia."

Ofelia ahogándose en el lago.
Según la novela con contenido más esotérico de Meyrink, o, al menos así dicen por internet -que éste es apenas el segundo libro que me leo de Gustav, así que no puedo dar completa razón a dichas afirmaciones-, me ha parecido un texto en parte mágico, onírico y bello, y en parte soporífero y cabe decir que tedioso. Vamos, me explico; las primera mitad del libro me pareció aburrida y ostentosa con todo su rollo de esoterismo y espiritualismo, mientras que la segunda mitad me pareció muy buena, muy a mi gusto, y me inspiró múltiples imágenes de una belleza exorbitante. Realmente lo que me mantuvo leyéndolo durante la horripilante primera mitad del libro, y es que yo suelo abandonar libros si no me convencen rápidamente, fue que El dominico blanco es de una longitud de menos de 200 páginas. Y por fortuna mejoró. Lo que nos enfrentamos con este libro es la historia del joven Cristóbal Palomar, quien después de un sueño, donde es invisible, comienza a tener una clase de viaje espiritual con ayuda de su padre, conociéndose a sí mismo y al mundo donde se encuentra, a lo largo del libro. Mirad, que justo esta "premisa" fue lo que me caló durante largo rato. Milagrosamente Cristóbal decidió enamorarse. Sí, se enamoró, y desde ahí la novela dejó de ser tan soporífera; Cristóbal queda flechado con su vecina Ofelia, una joven a quien están obligando a ser actriz de teatro para volverse una "estrella". Ofelia finge, por amor a su excéntrico padre, que el dedicarse a la actuación es su mayor sueño, su vocación de vida, pero en realidad, dicha cosa le mortifica, le desespera. Ofelia obtiene el papel de la Ofelia de Hamlet; su papá teme que su hija, debido a tener el mismo nombre que el personaje, sufra el mismo destino que éste, así que pide que omitan la icónica y trágica escena del arroyo. Cristóbal y Ofelia se hacen amantes. Se aman de noche, en una banca junto al río, temiendo ser descubiertos. Ella le cuenta sobre su vida, sobre sus anhelos y temores; él, se enamora más y más. Un día, Ofelia le pide a Cristóbal la cosa más rara, más escalofriante para el pobre chico: que cuando fallezca, que será pronto según ella, la entierre debajo del banco que ellos siempre ocupan, en honor al amor que se profesan el uno al otro. La novela, luego, se desarrolla después que Ofelia se va a otro pueblo, cerca de donde vivía, a emprender su carrera artística. Y la profecía de Hamlet, la profecía que temía el padre de Ofelia, se cumple. Pero no quiero hablaros de eso, que sería daros mucha caña de la trama. El foco se dirige a Cristóbal, quien, después de la muerte de Ofelia, comienza a tener contacto con su espíritu. Lamentablemente, después de una sesión espiritista que resulta mal, un ente maligno, el cual se le denomina como "la cabeza de Medusa", llega del más allá a nuestras tierras a errar, asediando a Cristóbal constantemente. Y mil y tantas peripecias ocurren en las pocas páginas restantes. Otra historia que me gustó, mas a mi parecer no llegué a su total comprensión, es la historia de los antepasados de Cristóbal. Antes de él, hubieron otros doce Palomar, todos hombres. Lo peculiar de ellos es que cada uno construyó sus aposentos sobre los aposentos del anterior, así haciendo un edificio de doce pisos.
Prácticamente lo que nos ofrece Meyrink es un texto perteneciente a los sueños más románticos y trágicos. Lo que no sé es si ese sueño debería haber sido contado o no. ¿Os recomiendo este libro? Dependería de vosotros, que esta novela podría encantaros o hacerlos pasar un mal momento.

Ambas citas sacadas de "El dominico blanco" de Gustav Meyrink, traducción de Olga Sánchez Guevara, Editorial Montesinos, 2011.

lunes, 4 de junio de 2018

Debajo de un farol, un hombre se preparó para enfrentar a un demonio: una reseña de "El exorcista" de William Peter Blatty

Corregio

Imaginaos el ser poseídos. Que una entidad desconocida, maligna se apropiase de tu cuerpo. Incluso si fuese una entidad bienintencionada, el simple hecho de imaginarla tomando posesión de tu cuerpo, expulsándote, o haciéndote perder el control de tus acciones, resulta ser una imagen horripilante para la mente. Dios no lo quiera. El exorcista de William Blatty es la mejor proyección de esta atroz imagen que os he mencionado, una lectura maravillosa, que me ha sorprendido muchísimo. Además vino a juego el hecho que yo no he visto la famosísima película de 1973. Agradezco que de pequeña siempre haya negado el ver el filme y que, ya más grande, nunca se me haya vuelto a presentar la oportunidad de verlo. La edición que conseguí resultó ser una bastante cutre, en realidad. Estúpidamente, lo que me atrajo fue la portada, -¡una pieza de Caprichos de Goya es lo que ilustra el libro!-. Si alguno de vosotros tenéis alguna clase de prejuicio negativo contra este libro, sea por la inmensa fama de la adaptación cinematográfica, o, si piensa que el libro esta sobrestimado, sobrevalorado, dejadme deciros que os estáis perdiendo de algo muy guay.

"Hubo un murmullo de risas algo nerviosas. El decano miró su reloj.
Bueno, tengo que irme -le dijo a Chris. Mañana digo misa de seis en la capilla Dahlgren.
Yo tengo la misa de los irlandeses. Dyer sonrió alegremente. Después, sus ojos se dirigieron a un lugar de la habitación, detrás de Chris, y dijo de pronto:
Bueno, parece que tenemos visitas, señora de MacNeil le advirtió, con un gesto de cabeza.
Chris se dio vuelta. Y no pudo contener su asombro al ver a Regan en camisón, orinando a chorros sobre la alfombra. Mirando fijo al astronauta, pronunció con voz desmayada:
Usted se va a morir allá arriba.
¡Oh, Dios mío! exclamó Chris angustiada, corriendo hacia su hija. ¡Oh, Dios mío, mi pequeña, ven, ven conmigo!
Tomó a Regan por los brazos y la sacó presurosa murmurando trémula una disculpa al canoso astronauta.
¡Lo siento muchísimo! ¡Ella ha estado enferma y debe estar sonámbula! ¡No sabía lo que decía!
Tal vez tengamos que irnos -oyó que Dyer le decía a alguien.
No, no, quédense protestó Chris, mientras se daba vuelta un instante—. ¡Por favor, no se vayan! ¡Ya vuelvo en seguida!"

Una vaga y breve biografía de William Blatty.
Nacido en Estados Unidos el 7 de enero de 1928, William Peter Blatty fue un escritor, novelista, guionista y director de cine. Conocido principalmente por su novela El exorcista y, posteriormente, por la adaptación cinematográfica de dicha obra, en la cual se encargó, al igual, de hacer el guión. Ganó el Óscar al Mejor guión adaptado en 1973. Gracias a una extraña admiración a los jesuitas, la cual se refleja notoriamente en su famosa novela, Blatty estudió con ellos. William, tras haber leído sobre un caso verídico de posesión satánica que padeció un chiquillo de 14 años en Maryland, a principios de la década de 1940, quedó tan obsesionado con el fenómeno, que investigó todo lo relacionado con éste. Así, en 1950, comenzó a escribir El exorcista. Su novela se publicó, finalmente en 1972. Blatty escribió once guiones para la pantalla grande. Falleció el 12 de enero de 2017, en un hospital cercano a su casa, situado en un suburbio de Washington D.C, debido a un miolema múltiple y, supongo, a su edad de 89 años.

"-¿Y eso es lo que usted cree que tiene?
Como le dije, no sé contestó el psiquiatra, todavía evasivo. Parecía elegir las palabras como elegiría las piedras enmohecidas para cruzar un arroyo-. Es muy poco común para una criatura de la edad de Regan el poder reunir y organizar los componentes de una nueva personalidad. Y ciertas... bueno, otras cosas son desconcertantes. Su actuación con el tablero Ouija, por ejemplo, indicaría una naturaleza en extremo sugestionable, y sin embargo, según parece, nunca la hipnoticé. Se encogió de hombros. Bueno, tal vez ella se resistió. Pero lo realmente asombroso  anotó, es la aparente precocidad de la nueva personalidad. No es alguien de doce años en absoluto. Es mucho, mucho mayor. Y también las palabras que usaba... Clavó la vista en la alfombra frente a la chimenea, mordiéndose pensativo el labio inferior. Existe un estado similar, por supuesto, pero no sabemos mucho de él: una forma de sonambulismo en la que el sujeto repentinamente manifiesta conocimientos o habilidades que nunca había aprendido antes, y en la que la segunda personalidad tiene la intención de destruir a la primera. Sin embargo..."

La visita de Pazuzu al cuerpecito de Regan.
Se da inicio a la historia cuando, en Irak, el padre Merrin descubre en una excavación arqueológica una temible estatua del demonio Pazuzu, un semidiós sumerio, haciéndole presentir que, en un futuro no muy lejano, se reencontraría con dicha abominable bestia. Tomemos lo recién contado como una introducción, ya que en el siguiente capítulo se nos presenta otros personajes, ajenos al padre Merrin. Chris, una famosa actriz y madre, se esmera siempre por estar al pendiente de su trabajo mientras mantiene una estrecha relación con su hija, cosa que a veces se le complica. Su hija Regan, de doce añitos, resulta ser una niña tiernísima y cariñosa. Hasta que un día, en el "cuarto de juegos" que se situaba en el sótano de la casa, Chris y Regan deciden jugar, desde una perspectiva cómica e inocente, a la ouija. Cabe mencionar que Chris era atea, y por consiguiente, su hija también. Después de unos días, Chris, que estaba bastante enfrascada con el guión de la película en la que trabajaba al momento, comenzó a notar comportamientos extraños en su hija: actitudes groseras, malhumoradas, berrinches y reacciones agresivas. Vamos, que era lo contrario a lo que solía ser. Chris supone que dicho cambio de conducta se debe a la pubescencia. Pero luego comienzan las cosas alarmantes. Se mueven las cosas de sus lugares y otras desaparecen. Regan realmente comienza a tener una actitud a la ofensiva. Es ahí cuando Chris decide tomar cartas en el asunto y comienza a llevarla a hospitales. Luego a psiquiatras. Regan va de mal a peor, ya que presenta terribles e inexplicables comportamientos: levitación, transformación de rasgos del rostro, vómitos continuos, desencajamiento de huesos, entre otras monstruosidades. Y, finalmente, la lleva al padre Karras, cuando no le quedan explicaciones lógicas. Damien Karras, un peculiar jesuita, tratará de encontrar una explicación científica al caso de Regan, ya que no cree que la hija esté poseída de manera verídica, que son meras actuaciones, un grave caso de hipocondría o una clase de esquizofrenia o enfermedad mental. Pero, intentando apoyar a la madre, hará una búsqueda exhaustiva de "pruebas" que pueda brindarle al obispado, para que le den permiso de realizar el exorcismo que tanto le pide Chris, desesperada.
Creo ya todos se saben la historia al derecho y al revés. Perdón por darles caña con todo el resumen, puede que resulte innecesario. Pero vamos, para hacer un poco más subjetivo y personal este post, mencionaré lo que más me pareció fascinante de esta novela. Primero. Todos los "cuadros clínicos" que se hicieron cuando los médicos trataban a Regan; Blatty menciona una gran variedad de posibles explicaciones a los síntomas de la niña, desde los que son obvios (trastornos mentales, hipocondría), hasta cualquier clase de tumor, fallo interno, que tendría posibilidad de ser el causante. En segundo lugar, me encantó que Blatty haya mencionado sobre la dificultad al pedir permiso de realizar un exorcismo al Vaticano. Sí, antes de presentarse ante el Vaticano, en requerimiento de llevar a cabo una práctica de exorcismo, se debe demostrar que el paciente "poseído" realmente lo está, que no sufra de trastornos, enfermedades o problemas de la índole. Es que el libro realmente te hace cuestionarte si lo que le sucede a Regan es algo proveniente del más allá o algo con una explicación al alcance del entendimiento humano, una simple enfermedad. Y cabe mencionar que el texto contiene escenas terriblemente grotescas e impresionantes, además de palabrejas altisonantes.
En conclusión me encantó. He leído últimamente varios libros de terror, pero, al ser de diferentes siglos, se nota que antes sufrían de censura y del asedio de la iglesia y la gente moralina. Ya sabéis, El monje o Melmoth, maravillas de la literatura gótica, son de un nivel de terror muy bajito y sutil, mientras que la historia de Regan, Karras, Merrin y Chris, es bastante gráfica y explícita. Viene muy bien para tener variedad. Y, si no han visto la película, como su servidora, disfrutarán (o eso creo) mucho más.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Tres criaturas pertenecientes a diversos bestiarios de las que hay escasa información, pero vale la pena hablar de ellas.

Andrej Dugin & Olga Dugina

Ya sabéis que intento mantener una pequeña variedad dentro de mi blog, aunque sean casi los mismos tópicos, pero trato que o no sólo sean reseñas o no sólo publique sobre chuches como mitología o investigaciones mal hechas del estilo. Y también sabéis que sufro de una gran obsesión con los bestiarios desde muy temprana edad, siendo las criaturas mitológicas mi gran fascinación. Sólo tengo otros tres posts donde hablo de bestias curiosillas, las cuales serían el basilisco (¡mi preferido de todos!), producto de la mitología griega, el kappa, perteneciente a la mitología japonesa y los dos clérigos del mar. Aquí os hablaré de tres criaturas de las que he encontrado poca información, por lo cual no puedo redactar un post individual para cada una, lo cual es una lástima. Las criaturillas seleccionadas son de provenientes de diferentes rumbos, una de éstas es de naturaleza noble, otra un poco más neutra, y la restante es bastante malvada. Haré más posts así, ¡que tengo mucho que escribir sobre esta clase de seres mágicos y fabulosos! Aquí podéis ver más cosillas relacionadas a mitos que he publicado.
Quien aúlla y reina los mares: El millalobo
Producto de la mitología chilota (del archipiélago de Chiloé, el cual está ubicado en el sur de Chile), el millalobo es una criatura concebida por la unión entre una hermosa dama y un lobo marino, después que este la salvase de morir ahogada. La peculiar y grotesca mezcla resultó en una clase de tritón: la mitad inferior de un lobo marino, la superior de hombre, y el rostro era una mezcla de ambos. De la misma mitología chilena existían, previamente al millalobo, dos seres marinos importantísimos: Trentren Vilu Y Caicai Vilu. Ambas poseen una apariencia de serpientes míticas, gigantes. Trentren-Vilu, de las dos serpientes, es la que tiene el poder sobre la tierra y sus volcanes, siendo así la "serpiente terrestre"; mientras tanto, Caicai-Vilu, es la que tiene el poder de dominar los mares y todo lo relacionado a éstos, entonces presumiendo el título de la "serpiente marina". El caso es que, Caicai nombró al millalobo como el amo supremo de los mares, y de todos los seres que lo habitan.

El ave que merodea por las iglesias: El pájaro de ojos amarillos
Proveniente de la zona cántabra, el pájaro de ojos amarillos es, como dice su nombre, un pajarillo que posee unos penetrantes ojos de color amarillo. Su plumaje está adornado por franjas azules y puntitos rojos en las alas. Posee unas afiladísimas y fuertes garras. Su sangre es como el aceite, su corazón negro y duro, asimilando una piedra. Durante los veranos se esconde, ya que el calor calentaría su aceitosa sangre, causándole la muerte. Se encuentra principalmente en zonas escarpadas y rocosas, entre los peñascales del monte Escajo, entre los ríos Nansa y Saja. Pero, también se le encuentra en lugares civilizados. El pájaro de ojos amarillos es el fruto del apareamiento entre un viejo murciélago y una lechuza; nació a los cinco años de esta unión, de un huevo negro con forma esférica. Hasta ahora parece un animal aburrido, sino fuese por la peculiaridad de su sangre. Esperad a que os cuente más. Después de diez años merodeando, el pájaro de ojos amarillos pierde las alas, forzándole buscar con más hazaña un refugio donde protegerse del sol. El pájaro de ojos amarillos mantiene un cierto parentesco con el reyezuelo, con el basilisco, ya que comparte con él su característica primordial: el poder de matar con la mirada. Pero el pájaro no mantiene esta capacidad a todo momento, depende de una curiosa y terrible sincronía de factores, a saber: si mira a una persona en el mismísimo momento que resuenan las campanas de la iglesia, los ojos del pájaro le transmitirán un mal tal que morirá en un término de cuatro horas; sus entrañas quemadas y destrozadas. Cuando los labradores y pastores escuchan el sonido que emitan sus alas al volar, corren a esconderse del terrible peligro, mas, si no les da tiempo a encontrar donde refugiarse, tienen otra forma de protegerse de su mirada, que es fijar la vista en una golondrina y recitarle estas palabras:

“Quitaste a Dios las espinas:
Quítame a mi el mal ardiente
De ese pájaro maldito
Que por sangre tiene aceite“.

 A los cien años justos de su nacimiento, el pájaro muere provocando un tinte rojo en las aguas donde fallezca, en plena putrefacción y pestilencia. Hasta pasado un tiempo, nuevas aguas limpiarán todo el rastro de podredumbre.

La triste criatura inhábil de vivir largos periodos: El myrmecoleón
De las tres criaturas que he seleccionado en este post, el myrmecoleón es mi preferida. Uno de los híbridos más fantásticos ilustrados por la imaginación humana, el myrmecoleón es una criatura perteneciente a la mitología griega, la cual tal vez apareció por error en la versión Septuaginta del Libro de Job, para luego hacer una reaparición en el libro Physiologus, el cual fue escrito entre el siglo II y IV, probablemente en Alejandría, por un anónimo. Se puede encontrar en diversos bestiarios, como sería el magnífico Hortus sanitatis del médico alemán Johann Wonnecke von Caub, libro editado y publicado por Jacob Meydenbach en 1491. También es conocido por otros nombres como Formicaleon, Formicaleun y Mirmicioleon. La apariencia de la criatura es terriblemente extraña: surgido de la unión carnal entre un león y una hormiga (por más gracioso que parezca), el resultado es un ser con la cabeza del primero y el cuerpo de la segunda. Lamentablemente, ambas partes conservan su naturaleza, resultando con la ineludible muerte del myrmecoleón de inanición; a la cabeza de león sólo se le antoja ingerir carne, mientras que la parte de la hormiga sólo puede ingerir granos. 

Fuentes:
Paula Caldeiro, G., Mitos y leyendas, (https://mitosyleyendas.idoneos.com/bestiario_mitologico/pajaro_de_ojos_amarillos/), (s.f.).
"Sr. C", Historias perdidas en el tiempo, "El millalobo, una leyenda chilena"  (http://www.historiasperdidaseneltiempo.com/2016/12/el-millalobo-una-leyenda-chilena.html), 2016.
Gómez Aquino R., (2006), Inventario de criaturas fantásticas (Basiliscos, aluxes, mulánimas, elfos y otros seres fabulosos), México, Pluma y Papel ediciones, Océano.

domingo, 20 de mayo de 2018

Cabezas degolladas que hablan, vampiros, un gato negro, y otras diversas pesadillas: una pequeña reseña de "Las tumbas de Saint-Denis", firmado al nombre de Alexandre Dumas.

Compilación sobre magia editada por Albert Allis Hopkins

Creo todos conoceréis, al menos en lo recóndito de vuestra memoria, tal vez en una manifestación de criptomnesia, a Alexandre Dumas. Esto lo deduzco por ser el autor de diversos grandes clásicos, como vendrían siendo Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo. Pues, Dumas ofreció a sus lectores contemporáneos de su época, a nosotros, simples mortales del presente siglo XXI, y a lectores del porvenir, una grandísima cantidad de escritos, una amplia gama de títulos de diversos géneros literarios para todo lector, para todo gusto o apetencia. Aunque, desafortunadamente, y como muchos sabréis, la firma de Alexandre Dumas era más una empresa que un escritor como tal. En breve diré a qué me refiero, que quiero introducir el libro y no tanto a su autor. Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos de terror, título publicado en la lengua hispana por Valdemar (¡alabado sea Valdemar!), es una novela estructurada alrededor del acaecimiento de un crimen en Fontenay-Aux-Roses. Si se considera dicha estructura, en realidad el libro, a pesar de estar conformado con un conjunto de narraciones independientes, no es en lo absoluto una colección de relatos como tal. Su primera edición data 1849 y su título en español fue Fontenay de las Rosas. Válgame, me he enredado muchísimo y me siento una pedante de pacotilla. Perdonadme, soy maja en persona; nada repipis. Bueno, vamos allá.
Alexandro (sí, sí, bueno, Alexandre) Dumas o "El negro de los negros"
Yo soy feliz con cualquier clase de chisme que revolotee, insidioso, alrededor de autores, artistas en sí, de cualquier siglo, de los que yo sea seguidora (creo ésto último es un poco obvio). Antes de leerme este libro, diversas veces me detuve ante el vago recuerdo que mi memoria sepultó desde que era pequeña: había escuchado a mi mamá y a mi abuelita hablar sobre Dumas negativamente, a pesar de ambas ser seguidoras de su obra. No recordaba en lo absoluto qué era lo que decían, sólo que no era algo muy positivo. Me leí el libro, y luego platiqué con mi mamá sobre Dumas, lo que me desempolvó el porqué esta sensación de aversión a Dumas desde pequeña: Dumas hacía uso de escritores fantasma. Alejandro Dumas nació en Villers-Cotterêts, Francia, el 24 de julio de 1802. Como ya mencioné, Dumas fue el "escritor" de una que otra obra prolífica y exitosa, lo cual le llevó a transcender como un autor indispensable. Hijo de un militar francés y de una esclava negra de la isla de Santo Domingo, Dumas era, obviamente, mulato; su raza y el empleo de "negros" en su obra le llevó a ser nombrado El negro de los negros. Dumas vivió 68 años, en los cuales escribió aproximadamente 300 obras, lo cual nos arroja a una medida de más de cuatro libros escritos por año, sin olvidar que dichos textos vinieron al mundo bajo la tinta de una pluma de ave. Además, sus obras cuentan con una gran densidad de páginas. Ésto nos presenta una hazaña notoriamente difícil, cabe decir casi imposible. Lo más curioso de todo, es que el asunto del empleo de negros no era en lo absoluto secreto u oculto en la época.
El asesinato que lleva a los testigos de éste a reunirse alrededor de una mesa, a contar peripecias terroríficas presenciadas por ellos.
Perteneciente a la colección que Dumas tituló Los mil y un fantasmas, este libro como el resto que compone la colección, está narrado por el mismísimo Dumas, quien hace de personaje en la trama. Dumas resulta tener la extraña suerte de presenciar de principio a fin un acontecimiento escalofriante: un residente del lugar busca a las autoridades, entregándose ante ellos mientras exclama que ha degollado a su mujer. Jean-Pierre Ledru, el alcalde, y los gendarmes, se extrañan recelosos ante las acusaciones del señor contra sí mismo, ya que conocían perfectamente al individuo, así que deciden acudir inmediatamente a donde se encuentra el cadáver, para así proceder a la detención. Los gendarmes, el alcalde, el asesino y uno que otro afortunado metiche (entre ellos, Dumas) entran al hogar del infeliz, y éste les sorprende rogándoles que le dejen afuera, que no quiere acompañarles, puesto la cabeza de su mujer, separada del cuerpo, la ha hablado. Después de intentar encontrar una explicación ante la inquietante acusación del asesino, ¿una cabeza que habla?, el alcalde Ledru le ofrece a quienes se encuentran con él asistiendo el curioso asesinato, una cena, dejando inconclusa la historia del asesino y su esposa degollada. A partir de si una cabeza, separada del resto de su cuerpo, puede o no lograr hablar, comienza el primer relato, referido por el mismísimo alcalde Ledru: "La bofetada de Carlota Gray". En éste se nos cuenta sobre Ledru, su visita a un verdugo en la cárcel y como éste le platica sobre la teoría de que las cabezas podían seguir parpadeando, rechinando y produciendo sonidos hasta cinco minutos después de haberles sido arrebatado el tronco. Posteriormente su plática con el verdugo, Ledru conoce a una tal Solange, así desarrollando la más dulce y trágica historia del resto del libro.
Cuando el alcalde finaliza su historia, le suceden otros diversos relatos, narrados por los demás comensales. Éstos no los mencionaré, ya que el chiste de este libro es que lo lean ustedes mismos. Sólo quisiera destacar dos relatos: mi favorito y el que menos me gustó.
Mi relato preferido se titula "El gato negro, el ujier y el esqueleto", el cual es narrado por el doctor presente en la cena de Ledru. Nos cuenta sobre una experiencia sobrenatural que le fue referida por un médico que acompañó a Walter Scott durante un viaje a Francia. El embrollo con el relato que nos presenta el doctor es uno de los que más me atrae: la incógnita entre si algo es mera sugestión o realidad. Resulta que el colega escocés le contó que tuvo la oportunidad de tener de paciente a un juez, el cual padecía de una maldición; fue maldecido por un bandido al que envió al patíbulo. El desdichado juez, todas las tardes a las seis en punto, se veía asediado por un gato negro. Sólo el podía verlo. Ni su criado, ni su esposa podían, tomándole por loco. Después de un mes de las visitas del gato, le sigue una clase de ujier, para luego a éste un esqueleto. El doctor escocés intenta ayudarle, para luego darle final al relato. ¿Porqué fue mi preferido? La historia me pareció fascinante, me encantó. Pero, me creó una imagen en especial: el esqueleto sentado en un sillón situado en la esquina de la habitación del juez, apacible, vigilando al desdichado maldito, sus brazos descansado en los brazuelos, junto a una ventana vestida con cortina. Una imagen sutilmente inquietante.
Y, el relato que menos me gustó resultó ser el último. Narrado por la joven palidísima, Hedwige, única mujer que asiste a la cena de Ledru. No me quiero detener a hablaros de un relato que no me causó mucho entusiasmo. Es un buen relato, pero, comparándolo con el resto, resulta bastante débil.
En conclusión, el libro me gustó muchísimo. Me lo leí en un día, cosa que no suelo hacer con ninguna clase de libro. Pero es que no podía darle descanso, no podía. Su edición es un formato compacto, como ya os he dicho, publicada por Valdemar. Ay, y la portada es tan cuqui. La podéis conseguir a buen precio en diversas plataformas. Os lo recomiendo grandemente.