lunes, 24 de julio de 2017

Dos cosillas aleatorias que tenía anotadas en mi celular y que quería postear.

Gerald Moira

Anotación I: Cuando Isabel I se encontró con su doppelgänger.
Hija de Enrique VIII y de Ana Bolena, Isabel I siempre tuvo toda la atención y se documentó (como era obvio) prácticamente toda su vida. Sobretodo gracias a que su padre Enrique VIII acusó a su esposa, Ana, de adulterio, por lo cual la mandó a decapitar. Además, Isabel pudo alcanzar el trono con la suerte más extraña: su madre Ana Bolena no tuvo hijos varones y sus hermanastros Eduardo VI y María Tudor fallecieron. Anochecía. Anochecía en el Palacio de Richmon. Isabel se decidía a ir finalmente a descansar. Cuando llegó a su cuarto, para su sorpresa, lo que Isabel encontró en su cama fue nada más y nada menos que a ella misma, acostada, de un aspecto cadavérico. Se negó a dormir en su lecho de nuevo. Y así como se dice que ver a tu doppelgänger es augurio de muerte, Isabel falleció unos días después. Un acontecimiento muy digno de Nabokov, muy digno de Meyrink, muy digno de Saramago, muy digno de demencia. Y así amaneció.


Anotación II: El abuso del láudano, el conocido acontecimiento de "Ophelia" con Millais y la posible anorexia o tuberculosis de Elizabeth Siddal.
Lizzie Siddal, la bellísima Lizzie Siddal. Ella, tan etérea, tan única, tan enferma. Enfermísima. Ella hubiese sido un objetivo ideal para Jean Baptise-Grenouille, para hacer de ella un perfume olor a lavanda y cerezas. Nació el veinticinco de julio de 1829 en Londres. Walter H. Deverell fue el pintor que la descubrió: Ella estaba trabajando en una tienda de sombreros situada en Cranbourne Alley, en Leicester Square un día de 1849 cuando Deverell se fascinó por su rostro y le pidió que posase para él. No abandonó su trabajo en la tienda de sombreros y así, con el trabajo extra de ser modelo, consiguió cierta estabilidad económica, algo no muy usual en su época. Ella es el objetivo de la pintura más reconocida y donde se representa el movimiento y hermandad prerrafaelita: Ophelia de John Everett Millais. Millais quería retratar el ahogamiento de Ophelia lo más realista y perfecto posible, así que Siddal posó en una bañera llena de agua, vestida, por horas indescifrables; Millais solía estar abstraído con la manufactura de su pintura, tanto, que no se dio cuenta que el agua enfrió hasta terminar helada y Siddal no se quejó de ello. Cayó gravemente enferma de neumonía. También se dice que ella sufría de una posible anorexia o que sufría de tuberculosis. Quién sabe. Una lástima. El episodio con Millais y su anorexia/tuberculosis le disminuyeron la salud notablemente. Sufría de depresiones extremas. Se casó con el pintor Dante Gabriel Rossetti, quien le prohibió modelar para otros pintores que no fuesen él. Rossetti la engañaba con otras mujeres a diario, en sus narices. Para combatir sus depresiones ella acudía al consumo del láudano. Muchísimo láudano. El 2 de mayo de 1861 dio luz a una niña muerta. Más láudano. Un día que Rossetti yacía con una de sus múltiples amantes Siddal decidió suicidarse. Se causó una sobredosis de láudano. Falleció a los 32 años, el 11 de febrero de 1862. El doble suicidio de Ophelia.


...entre otras anotaciones varias en la aplicación Notas de mi celular. Supongo habrá más.

domingo, 23 de julio de 2017

Así en la tierra como en el Infierno, o así en Loisitschek como en la habitación sin salida.

Alfred Kubin

«[...] Luego me encogí en el rincón opuesto y sentí mi piel calentarse lentamente, muy lentamente. Sólo la impresión de tener un esqueleto de hielo no desaparecía. Sin moverme, permanecí hecho un ovillo, dejando que mi mirada vagara por la habitación: la carta que primero el Fou— había llamado mi atención yacía aún en medio del reguero de luz.
No podía apartar de ella la mirada.
Parecía, según lo que podía reconocer desde lejos, pintada torpemente a la acuarela por una mano infantil, y representaba la letra hebrea aleph, bajo la forma de un hombre vestido a la antigua, la barba puntiaguda entrecana y corta y el brazo izquierdo levantado, mientras que el derecho señalando hacia abajo.
Una sospecha se despertó confusamente en mí. ¿El rostro de ese personaje no se parecía extrañamente al mío? La barba... no era precisamente la de un Fou... Me arrastré hasta la carta y la arrojé al rincón, con el resto de los trastos, para librarme de esa visión angustiante.»

Gustav Meyrink, "Der Golem"

No hay libro como este que me haya dado tanta inspiración para ilustraciones... ¿porqué no pueden existir más novelas como ésta? Mi carta del tarot preferida solía ser el Fou. Ahora me veré a mí misma en la carta.

viernes, 14 de julio de 2017

Scruffy Murphy's, Chanchullo N.° 18.747, Sylvie, y muchas más guarradas.

Jerónimo Bosco

«[...]Pero a Rab no le molesta en absoluto, porque a continuación nos deja un poco flipadas a ambas, a Lauren de forma evidente, pero a mí mucho más de lo que dejo traslucir. Le pasa un brazo alrededor a Lauren y otro a mí y nos besa por turno en la mejilla. Veo a Lauren ponerse rígida y ruborizarse a más no poder, y yo experimento un arrebato de calentura y una inoportuna reacción de alerta a la vez. «Las dos sois hermosas», dice con diplomacia, ¿o será convicción? Sea lo que fuere, resulta certero, y me muestra un descaro, una profundidad y una capacidad expresiva por su parte con las que simplemente no contaba. Y de igual forma que apareció, se desvanece. Mientras retira los brazos, añade con calma: «¿Sabéis? Si vosotras no estuvierais aquí, habría mandado esta asignatura a la mierda. Estamos hablando de analizar películas como unos críticos hijos de puta, cuando ni nosotros, ni ninguno de los capullos que nos dan clase hemos tenido nunca una cámara entre las manos. Lo único que nos enseñan es a quejarnos o a lamerle el culo a gente que tiene los huevos de mover el culo y ponerse a hacer algo. Es para lo único que sirven las licenciaturas en arte: para fabricar otra hornada de zánganos.»»

Irvine Welsh, "Porno"

Pero qué guarros. Ay, cómo los quiero.
(Mi dinero está desapareciendo en libros de Irvine Welsh, por si preguntáis).

lunes, 10 de julio de 2017

Cuando otra Alicia Liddell cayó como un fruto derretido: un cuento de Angela Carter.

"Nero & Agrippina" 1490-1500

"La niña de Nieve"

Pleno invierno: invencible, inmaculado. El conde y su esposa han salido a montar; él, sobre una yegua gris y ella, sobre una negra, envuelta en relucientes pieles de zorro negro, con unas relucientes y altas botas negras de tacones rojos, y espuelas. La nieve caía sobre la nieve que ya había caído; el mundo entero era blanco.
  Quisiera tener una niña tan blanca como la nieve dice el conde.
Siguen adelante. Llegan a un agujero en la nieve y el agujero está lleno de sangre. Quisiera tener una niña tan roja como la sangre añade, y siguen al trote hasta que ven un cuervo, posado sobre una rama desnuda—.
Quisiera tener un niña tan negra como las plumas de ese pájaro.
    Acababa de terminar su descripción cuando la niña apareció junto al camino, piel blanca, labios rojos, pelo negro, completamente desnuda; la niña de sus deseos, que la condesa odió al instante. El conde la subió al caballo y la sentó delante de él, en la silla; pero la condesa sólo tenía un pensamiento: «¿Qué puedo hacer para librarme de ella?».
  La condesa dejó caer un guante en la nieve y le dijo a la niña que bajara a buscarlo; pretendía huir al galope y dejarla allí. Pero el conde dijo:
  Te compraré guantes nuevos.
Entonces, las pieles saltaron del cuello de la condesa al cuerpo de la niña desnuda, y la condesa lanzó su broche de diamantes contra el hielo de un estanque helado, que se lo tragó:
  Zambúllete y trámelo -ordenó, pensando que la niña se ahogaría.
  Pero el conde dijo:
  ¿Es que acaso es un pez capaz de nadar en un clima tan frío?
   Las botas de la condesa pasaron a continuación a las piernas de la niña. Ahora, la condesa estaba desnuda como un hueso y la niña, vestida y calzada.
  Pero el conde se apiado de su mujer. Al llegar a un rosal, con todas las rosas en flor, la condesa dijo a la niña:
  Cógeme una.
  Y el conde dijo:
  Eso no te lo puedo negar.
  Así que la niña coge una rosa; se pincha un dedo con las espinas; sangra; grita; se cae.
Entre lágrimas, el conde desmontó, se desabrochó los pantalones e introdujo su viril miembro en la niña muerta. La condesa refrenó a su nerviosa yegua y miró a su esposo con los ojos entrecerrados. El conde terminó pronto.
Entonces, la niña se empezó a derretir. Pronto, no quedó otra cosa de ella que una pluma que un pájaro podría haber soltado; una mancha de sangre en la nieve, indicio quizás de la captura de un zorro y, por último, la rosa que la niña había arrancado del rosal.
Ahora, la condesa volvía a estar vestida. Con su larga mano, acarició las pieles. El conde alcanzó la rosa, le hizo una reverencia a su mujer y se la dio. Cuando ella la tocó, la dejó caer.
 ¡Pincha! protestó. 


"La cámara sangrienta" de Angela Carter, 1979.
Traducción de Jesús Gómez Gutiérrez.


viernes, 7 de julio de 2017

Avientan pepinos al río mientras ellos se comen a sus niños: el Kappa.

Tsukioka Yoshitoshi

Eh, por fin otro post sobre mitología, y esta vez mitología japonesa. Será un post pequeño, así que os pido perdón de antemano.
Kappas, kappas, kappas. Recuerdo que de pequeña mi mamá me compró un bestiario. Me moría de ganas de tenerlo. Lo encontré en una pila de libros de una librería. De pequeña me flipaban las criaturas salidas de la imaginación humana. Me lo compró, como ya he dicho y gracias a ese bestiario soy desde pequeña una gran nerd de la mitología. Recuerdo abrir el libro y ver una ilustración de una tortuga-hombre embistiendo a un humano: "¡Ostras, qué guay!". Tendría unos siete años. Arriba de esta ilustración decía "Kappa". Inmediatamente me volví fan de los kappas. Unas semanas después hice una exposición sobre ellos y el Kraken en mi colegio. Pero qué extraña niñata que era.

Los kappas son unas criaturillas producto de imaginación japonesa, perteneciente a los yōkai (una clase de seres o fantasmas, parte humana, parte animal). Estos seres son una leyenda ancestral e incluso son venerados como dioses o respetados como demonios: se le pone ofrendas con el propósito de que no se coman a los niños del pueblo. También tienen otras varias formas de llamarles como Kawako o Kawatarō, pero son mejor reconocidos como Kappa, nombre que significa "niño del río".
Tienen la apariencia de un niño con caparazón de tortuga, poseen un gran pico en lugar de boca, manos palmípedas con cuatro dedos y uñas afiladas y están peinados como los frailes, con una pequeña calva circular en el centro de la cabeza, la cual está llena de agua. Su estatura no sobrepasa el metro veinte. Las lagunas, ríos y estanques son donde habitan, desprendiendo un hedor a pescado nauseabundo y efectivamente teniendo la habilidad de nadar como uno.

Existen varias especulaciones sobre el origen de estos seres. Uno de los posibles orígenes de este mito podría ser en base a una antigua tradición japonesa: solían meter fetos que habían nacido sin vida en pequeñas embarcaciones, para luego ser arrojados a algún río o laguna. O también se considera que este mito se originó posiblemente de las salamandras gigantes de Japón. A saber.

Lo curiosillo de los kappa es el pequeño "estanque" dentro de su cabeza. Esta cavidad en su cabeza requiere estar siempre llena de agua ya que es lo que les proporciona su poder y su forma; si el agua se evapora o cae y queda vacío el hueco en la cabeza, el kappa se transformaría en una vil tortuga o simplemente fallecería. Pueden sobrevivir sin el agua en su cabeza por tiempo limitado. Los kappas suelen aventurarse por los alrededores de su hogar (ya sea un río, lago o estanque), por lo cual requieren proteger su calva con algún objeto y así evitar algún derrame estando lejos de una fuente de agua para recuperarse.

Son representados como un antagonista en los cuentos tradicionales e historietas japonesas. La razón es porque su alimento preferido son los niños. Y los pepinos. Los pepinos superan el manjar que son los niños. Los kappas siempre acechan por algún niño nadando solo en los ríos para luego arrancarles las entrañas y comérselos parte por parte, iniciando siempre por el trasero (pero qué ocurrencias tienen los japoneses).

Hay varias formar de deshacerte de ellos o simplemente evitar su aparición. Una de éstas sería el asustarles con fuego. Los kappas extrañamente (para ser unos seres come niños) siguen al pie de la letra los códigos de conducta japoneses. Les agrada ser increíblemente educados o al menos, dar esa impresión. Y así, según la tradición, para deshacerte de un kappa sólo tienes que hacer una reverencia. El kappa te la devolverá dejando caer de su calva el agua que contiene, perdiendo sus poderes temporalmente. Le tienen una extraña aversión al hierro, al sésamo y al jengibre. Y la forma de prevenir su aparición, o el que molesten a los niños, es lanzar pepinos al río con los nombres de los críos escritos en ellos. Los kappas aceptan los pepinos a cambio de no comerse a los niñatos del pueblo. Vaya intercambio.

También tienen sus detallitos positivos. A los kappas les gusta curiosear y observar a los humanos. Hablan y comprenden el japonés a la perfección. Incluso, se pueden relacionar bien con humanos con la condición de obtener algo a cambio. Normalmente reciben pepinos, nasu (berenjena japonesa), soba (fideos de trigo sarraceno), natto (soja fermentada) o kabocha (calabaza de invierno).
Ayudan a regar los huertos y enseñan trucos de medicina desconocidos e inimaginables para el ser humano. Se dice que los kappas fueron los que enseñaron el arte de recolocar huesos a los humanos. Si se entabla una buena amistad con un kappa, éste regala algún pescado fresco especial, como símbolo de buena suerte. Oh, y un dato interesante: si un humano se encuentra a un kappa sin agua en su calva o se hace que este pierda el agua de ella (recordemos que tienen tiempo para lograr recuperarse antes de morir) e inmediatamente le ayuda a llenar devuelta su calva, el kappa le servirá para toda su vida.

Lamentablemente el librito que me introdujo a esta criatura no contenía mucha información de éste. Tuve que vagar por internet para así encontrar datos e información más completos. Agregando otro comentario personal (por lo tanto, un poco irrelevante, já), como mucha gente sabe, desde muy pequeña yo era una fiel seguidora de la cultura japonesa y su anime y manga. Recuerdo me encantaba un personaje llamado Kappa Nitori que tenía una mochila en forma de caparazón y siempre comía pepinos; me hizo mucha gracia cuando me vino a la cabeza aquel personaje del anime muchos años después, cuando comencé con mi investigación sobre la criatura mitológica real y sus orígenes.
Ya ven, siempre se encuentran cosas curiosas en los lugares menos imaginados, jó que sí.


Fuentes:
Alberto de la Vega, El Oscuro Poder del Saber, https://eloscurosaber.blogspot.mx/2016/05/el-kappa-la-leyenda-del-monstruo-de-rio.html, 2016.
Grimorio de Bestias, Kappas, http://grimoriodebestias.blogspot.mx/2014/05/kappa.html, 2014.

miércoles, 5 de julio de 2017

Los libros que he leído el primer semestre de 2017 y un pequeño comentario de cada uno.

Henry Ware Cattell

Esta mitad que llevamos del año ha sido para mí de lo más curiosa. Mucha gente ha aparecido y mucha otra desaparecido. Mi cabello ya no es tan pelirrojo, no me he pintado las raíces. He decidido ser historiadora y tal. Tengo que estudiar bastante para el bachiller, lo cual me agrada, me agrada tener cosas que hacer. No he sido tan mediocre y sí he leído bastante. Oh, milagro. 
Mucha música Iomminiana (quién sería yo sin mis riffs), mucho art nouveau kitsch, mucho fanatismo por la obra de Eco y Welsh, muchas ganas de leer a los Beats, muchas películas malas, muchas náuseas y dolores de cabeza sin razón alguna, mucho vagabundear por el pueblo, mucho café, muchos basiliscos y gallos, muchos 'bocetitos' mediocres hechos por mí y muchamucha azúcar en Ninfulolandia (no me quejo por esto último, lo opuesto).
Antes de comenzar con este post, quiero decidles que este blog es lo mejor del mundo para mí. Como un diario personal, un pequeño proyecto y tal. La motivación para redactar posts también ha formado parte de esta mitad año... Pues, ahora sí, al post.
Los librillos estarán ordenados por como los leí cronológicamente.


1. El Hombre Duplicado de José Saramago (Porrua). Inicio de año. Y vaya qué inicio. Saramago fue quien me hizo retomar la lectura hace unos tres años con "Ensayo sobre la Ceguera". Este es el segundo libro que leo de él. Quería leer una novela con el tópico del doppelgänger. Soy una necia. La obra de Saramago es complicada de leer: son inexistentes los signos de puntuación más allá de la coma y punto. Y luego le agregamos que en este libro hay dos personas iguales físicamente. Completo destroce mental. Pero se goza. Una maravilla.

2. Cartero de Charles Bukowski  (Anagrama). Les seré honesta. Este libro me decepcionó un poquitín. Pero tengamos en cuenta que es de los pininos de Bukowski. Como siempre en las obras de Kowski, este libro está lleno de humor. Lo compré en una pequeña feria del libro que hubo en mi pueblo. Llevaba el dinero exacto para comprarlo, ni un peso más, ni uno menos. Como ya he dicho, no me convencía mucho, pero el final me dejó feliz y satisfecha. 

3. Crónicas Marcianas de Ray Bradbury (Booket). Si alguien me pidiese una recomendación de un libro magnífico y único, diría que éste. Éste, éste, éste. Es la hostia de hostias. Había leído Fahrenheit 451 de mi querido Bradbury y me gustó, pero ahí se quedó, en "me gustó". Este es uno de los mejores libros donde he posado mis ojos. Página tras página, me daba una sensación de soledad, sentía un frío inmenso. Como si me fuesen a atrapar y a matar. ¿Quiénes? Ellos, los hombres negros, los hombres gato, los hombres de marte. Nunca había sentido tantas sensaciones al leer un libro. Una soledad surrealista. Os lo recomiendo, definitivamente. Increíble.

4. La tabla de Flandes de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara). No recuerdo mucho de este libro. Se borró casi completamente de mi memoria, y no porque no me haya gustado, porque sí me gustó. Pero para mí no es un libro trascendental. Está divertido, muy divertido. La historia es un poco pedante, incluso puede llegar a poner de mal humor al lector. Pero Pérez-Reverte logra engancharte con la trama. Es una buena lectura para pasar el rato. O como yo, para salir a tomar el café con tu papá.

5. Opus Nigrum de Marguerite Yourcenar (Alfaguara). Después de la maravilla de maravillas que es El Péndulo de Foucault de mi amor Umberto Eco, esta es la novela más "pesada" que he leído. Yourcenar es una genio, no hay más. Zenón es un personaje tan profundo, tan hermético e inigualable, que me recuerda un poco al enigma mental que sería Humbert Humbert o Jean-Baptiste Grenouille. Zenón es un médico y alquimista del siglo XVI, ateo. Un eterno vagabundo, pero en cierta manera, un vagabundo que cuenta con un destino. Esta novela es sólo la historia ficticia de este médico nómada, pero Yourcenar sitúa perfectamente al lector en la época donde acontece la Reforma Protestante, la transición de la Edad Media al Renacimiento. Como futura historiadora, Zenón y los demás personajes que le acompañan en su travesía de vida, forman para de mi corazón (por más cursi que suene). Obscurum per obscurius, innotum per ignotius.

6. El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson (Libros del Zorro Rojo). Aparte de la Feria del Libro donde compré Cartero de Kowski (la cual fue una pequeña feria de fin de semana), donde conseguí este libro fue en una feria más grande y especial. Había varias editoriales extranjeras, libros antiguos y demás. Soy seguidora y compradora compulsiva de la editorial Libros del Zorro Rojo. He comprado otros varios libros anteriormente (que no he leído, ostras), entre ellos unos ilustrados por el genio de Santiago Caruso. Esta edición de Dr. Jekyll y Mr. Hyde está bellamente ilustrada con unas acuarelas por Mauro Cascioli. Este cuento es la hostia (ven y pégame Nabokov). Más doppelgängers, por supuesto. 

7. Tráeme tu amor y otros relatos de Charles Bukowski (Libros del Zorro Rojo). Bukowski no deja de enamorarme. El cuento "Bop, Bop, contra aquel telón" me hizo pasar un rato flipante. Lo compré junto a El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Las ilustraciones de Crumb me recuerdan a alguna portada de Mad o similares, ¿habrá hecho alguna ilustración Robert Crumb para Mad? No lo sé. Debería investigar. La sátira y humor de Bukowski son de mis preferidos. Una buena medicina para cuando se esté triste.

8. El Nombre de la Rosa de Umberto Eco (Editorial Lumen). Ay, mi amado Guillermo de Baskerville, ¿qué hemos hecho nosotros los viles mortales para merecerte? Todo, absolutamente todo sobre este libro es magnífico. Jorge de Burgos es el personaje más enigmático jamás inventado (por lo que es obvio, ¿no, Borges?) Hace unos dos años me decidí a leer este libro. No entendía nada. Leí treinta páginas y me rendí, já. Y este año realmente me impuse a leerlo. Le entendí perfectamente. No sé si es porque estoy mejor situada en todo esto de la historia y tal, o qué (o simplemente que hace dos años era sólo una niñata). Pero me enamoré de esta novela. Los personajes son maravillosísimos. Dios mío. Una novela situada en la Italia de 1327, donde ocurren asesinatos entre los monjes de una abadía, hay una biblioteca prohibida, hay gatos como basiliscos y donde llegan Adso de Melk y Guillermo de Baskerville a hacerla de detectives. Todo ocurre en tan sólo siete días. Grandes partes de la novela están centradas en largas reflexiones sobre la religión y su tesis, sobre su historia y filosofía. Eco originalmente quería nombrar a la novela Adso de Melk, así, sencillísimo. La idea me fascinó, lástima que no le nombró así. Oh, mi queridísimo Adso. ¿Se puede llegar a enfermar de fanatismo por una novela, por unos personajes? Porque totalmente me sucedería con esta y con Trainspotting. Me volveré loca explicando cuanto amé esta novela, es demasiado. Me hará daño. Vale, pues, leedla y me lo agradecerán. 

9. El Jugador de Fiódor Dostoievsky (Colección Salvat). Éste es el primer libro que leo de Dostoievsky. Realmente tengo ganas de leer "Crimen y Castigo" y "El Doble" (ya me conocéis, doppelgängers y tal). Y ni se diga cuánto me gustó este libro. Pueden leer una cita del libro publicada en este blog aquí. Alexéi es un personaje increíble, un personaje a la semejanza del autor. Es una novela semi autobiográfica, donde Dostoievski habla de su adicción al juego a través de Alexéi. Además, se dice que esta novela se la dictó Dostoievski a Anna Grigórievna Snítkina, terminándola en veintiséis días, justo cuando en otros horarios, él comenzaba a dictarle a Anna Crimen y Castigo. Las aventurillas de una familia rusa en Alemania, básicamente eso es. Adoré a Dostoievski, adoré a Alexéi.

10. La campana de cristal de Sylvia Plath (Edhasa). Una lástima de traducción. Errores de ortografía por doquier (culpad a la traductora, si vais a hacer una traducción al menos hacedla bien, no sé, yo digo, eh). No tengo mucho que decir, siquiera recuerdo el contexto de mi vida mientras leía esta novela. Admiro a Plath, sus poemas son la hostia, pero... esta novela simplemente me hizo sentir una tremenda pérdida de tiempo. Lo que me agradó fue que realmente me hizo sentir triste mientras la leía, por la historia. La historia es triste, increíblemente triste. Un poco desesperante. Pobre Plath, como le quiero. Conseguiré la novela en su idioma original, que reverenda blasfemia hicieron con la jodida traducción. Ayyy.

11. La dama y el unicornio de Tracy Chevalier (Alfaguara). No me había convencido la redacción (o traducción, en este caso) de Chevalier con "La dama del arete de perla". No sé. Pienso darle una segunda oportunidad a ese libro ya que este me gustó bastante, -y aparte, "La dama del Arete de Perla" trata sobre Vermeer y la Mona Lisa holandesa, sí sí sí, eso me flipa-. La dama y el unicornio trata, en cambio, sobre -como dice su nombre- de los siete tapices de "La Dama y el Unicornio" y como los llevaron a cabo. Hay una nínfula en la novela: Claude Le Viste, la cual se fascina con Nicolas, un pintor de edad más grande.
«Cuando tuve la seguridad de que Nicolas venía a casa, supe también que tenía que verlo. C'est mon seul désir. ¡Ah! Ése es mi hombre. He pensado en él a todas horas de todos los días desde que lo conocí. Como es lógico no le he dicho nada a nadie, a excepción de Béatrice, quien, para mi sorpresa, no se ha mostrado muy amable con él. Es la única falta que le encuentro. Estaba describiendo sus ojos: cómo son tan marrones como castañas y tienen patas de gallo, de manera que parece un poco triste incluso cuando claramente no lo está.»
Me gustan los tapices de La Dama y el Unicornio. Me gustan las novelas históricas. Me gusta Nicolas des Innocents.

12. De noche, bajo el puente de piedra de Leo Perutz (Océano). Magia. Magiamagiamagiamagia. Judíos. El barrio judío de República Checa. Mi amado Rodolfo II y su trágica desgracia. El magnífiquísimo Rabino Loew también hace aparición. Mordejai Meisl, sólo de pensar en el me dan escalofríos. Él, Mordejai, fue un mago en la vida real, os lo juro. Mi mamá me decía "lee este libro, te enamorarás", pero yo no quería. Insistió e insistió (me alegra que lo haya hecho) y terminé por agarrarlo del estante de "favoritos" que tiene mi mamá en la sala. Una joya perdida, desconocida. Una pequeña fiesta de té con Rodolfo II, el Rabino Loew, Meisl, Johannes Kepler, Philipp Lang, Koppel-Bär y Jäckele-Narr. Click aquí para un fragmento graciosillo que publiqué.
Él, él se llamaba Mordejai Meisl, y nadie supo a dónde se dirigió con el tálero que robó Rodolfo II, ni si lo convirtió en dos táleros aquel día que lo adquirió.

13. La Despedida de Milan Kundera (TusQuets) Embarazos. Niños. Sexo. Músicos. Más sexo. Muchos críos. Me repugnan los críos. No quiero traer un crío al mundo y este libro describe perfectamente el porqué.  No quiero que se desespere como yo me desesperé cuando era una niñata (aún lo soy, pero me refiero más niñata aún) con unos padres freaks y marginados. ¿Porqué mi mamá sólo se dedica a los libros y a la aburrida historia y no va a fiestas? ¿Porqué mi papá se dedica a la mecánica y a las mates y no sale con amigos? ¿Porqué no tienen amigos? Y otros pensamientos de cuando era niña. Eh, pero ahora soy como ellos. Moríos todos, menos mis pás. Kundera se cuestiona: ¿Porqué las mujeres bonitas son pudorosas y las gordas feas son exhibicionistas? ¿Porqué los hombres engañan a pesar de estar enamorados de su pareja? ¿Porqué hay mujeres que les urge reproducirse? ¿Porqué hay mujeres que van de "yo puedo ser madre y padre" y traen a unos niñatos bastardos sin considerar que están siendo jodidamente egoístas? Si les gusta leer y analizar la mentalidad humana y las estupideces que se cometen, les recomiendo este libro, sísísí.

14. El sueño de Venecia de Paloma Días-Mas (Anagrama). Si en un futuro me veis como desquiciada de un lado a otro por Madrid, fascinada ante su historia, su arquitectura y arte, parte es por este libro. Días-Mas logra proyectar esa interrogante que, al menos yo, como artista me cuestiono a menudo: las obras que tanto nos fascinan, que tantos significados le adjudicamos, ¿serán acertados o realmente lo que quiso decir su autor no tiene nada que ver con las conclusiones actuales? Imaginaos el "Jardín de las Delicias" del Bosco, ¿todo según representa el cuadro será lo que Bosco realmente quería proyectar o nada más estaba teniendo una borrachera ergotónica? Váyase a saber. Esta novela cuenta la historia a través de los años de una pintura de dos amantes: Una cortesana de veintitantos años, y un chiquillo de 15, pintada por un esclavo liberto negro. Al pasar los años, de familia en familia, al final, se desvirtúa quién pintó la pintura y quienes son los modelos de ella. La conclusión de esta novela fue perfecta.

15. Trainspotting de Irvine Welsh (Anagrama). Vi la película Trainspotting antaño; recuerdo que no me había gustado mucho. Pero tenía ese mosquito que me decía "pero ¡el libro será diferente, el libro será diferente!" Bien... entre el libro y el filme hay muy pocas diferencias, así que lo que me decía a mí misma resultó no ser. Eh, eh, aguardad un momento, no estoy dando una conclusión. Este libro es lo mejor que he leído. Joder, los personajes. Fantásticos. Cuando leí este libro estaba pasando por una etapa emocional donde me encontraba siempre triste o cuestionando todo a mi alrededor. Este libro fue la mejor compañía. Spud fue la mejor compañía. Renton fue la mejor compañía. Demonios, incluso el matón de Begbie y el proxeneta de Simon fueron la mejor compañía. Gracias chicos, gracias Irvine. Volví a ver el filme de Danny Boyle después de leer la novela, con una nueva percepción y meencantameencantameencantameencanta. Me he vuelto una fanática del mundo de Welsh, ostras. 

16. Lolita de Vladimir Nabokov (Anagrama). La segunda vez que la leo. Mi propósito de esta re-lectura era analizar a Humbert para poder llevar acabo mi post sobre el doppelgänger en Lolita. Misión terminada; resultó más difícil de lo que pensé. Ah, pero cómo disfruté los días que me tomó redactar ese post. Me fascinan los libros psicológicos, los libros que analizan la mentalidad humana. Eh, pero si queréis leer más sobre mi opinión de Lolita y demás, pueden entrar al gigante post que hice del libro, ¿saben?

17. El Amante de Marguerite Duras (TusQuets). Como ya he dicho en el post citando a este libro, necesito mis libros con nínfulas en ellos. Me hacen sentir una Lolita, pero en realidad ya estoy muy vieja para serlo. El chino de Cholen, la madre, el hermano mayor y el hermano menor. Pero qué triste, tío. Ella no le quiere, ¿o sí? Él no le quiere. Y al día siguiente, ya lejos uno del otro, se quieren más que a nadie, más que nunca. El chino de Cholen. No seáis como Marguerite Duras, cuando ella tenía quince y medio. 

18. En el Camino de Jack Kerouac (Anagrama). Hice un trabajo para el bachiller sobre los Beats. Era un trabajo a escoger, y bueno, me enteré que Dean Cassady murió aquí en San Miguel de Allende. "Oh, ¿quién es Cassady?" Investigué. Me enteré que formaba parte de los Beats. Me moría por leer a Kerouac. Nunca había leído a Kerouac. Me faltan Ginsberg y Burroughs. Eah, un propósito para el resto del año: leer másmás de los Beats. Este libro fue como viajar por los Estados Unidos. Nunca me ha apetecido ir a USA, así que lo más cercano que estaré de ahí será por leer esta novela. Te quiero Kerouac. Larga vida al Jazz. Larga vida a Moriarty y a Paradise.


Espero el segundo semestre de 2017 esté muy lleno de todo lo que me ha gustado de este primer semestre.
He redactado esto en el Starbucks de mi pueblo -qué estúpidamente esnob que soy-, con mi libro de Porno escrito por Welsh al lado de mi portátil, tomando un poco de café que me dejaron para acompañar una chuche que me compré después de haber terminado mi café (tenía que acompañar la chuche con un poquitín de café, ¿saben?), sintiéndome enferma de náuseas y de gripe y claro, escuchando a Black Sabbath. Y les aseguro que dentro de seis meses estaré redactando sobre los libros que leí el segundo semestre de 2017 de la misma manera y con el mismo ambiente. Verán, ya verán.