miércoles, 29 de noviembre de 2017

El desconocido mefistofélico que llegó a una posada y sembró el terror: una breve reseña de "El Hombre Invisible" de H.G. Wells

Émile-Antoine Bayard

Y os traigo otra reseña, ¿que repipis qué soy, verdad? Solía no hacer reseñas, y, apenas hago una, me vuelvo absolutamente loca y es lo único de lo que se me apetece escribir. 
Soy una desconocedora de la ciencia ficción en la literatura, os seré honesta. En general, soy desconocedora de la ciencia ficción en todo, sean películas, programas televisivos, novelas gráficas y demás. Lo extraño es que me fascina la ciencia ficción, me flipa muchísimo, pero por razones de la vida nunca me he puesto manos a la obra o me he dado un atracón en lecturas y series de este género. ¡Pero esto tiene que cambiar! Pequeño propósito para el cercano 2018. 
El Hombre Invisible es mi primer acercamiento a las obras de Wells, y de los primeros a la literatura del género de ciencia ficción. 
A mis queridos y escasos lectores, les doy la triste noticia que este post contendrá un poquitín de spoilers, así que si son como yo y les gusta abordar libros sin saber nada -o peor, absolutamente nada- sobre ellos, les recomiendo que no lean este post, que les arruinaría toda esta magnífica historia.
Éste relato se inicia a la mitad de los acontecimientos, cuando una figura extraña y llamativa llega vía ferrocarril, a inicios de febrero, a la ciudad de provincias Iping. Éste forastero se dirige en busca de alojamiento en la posada local The Coach and Horses, persuadiendo a la dueña a que le trate como a un vacante cualquiera a pesar de su extraña apariencia: vestía un grueso abrigo, guantes, sombrero, gafas de sol grandes y parecía vendado de todo el rostro. Los dueños de la posada, el señor y la señora Hall, continuamente se preguntan si es buena decisión permitirle a este hombre, el alojarse en su propiedad. Unos días posteriores al ingreso del forastero en la posada y su alojamiento, los señores Hall deciden husmear en su habitación, con lo cual simplemente consiguen molestar a su huésped terriblemente. Arisco, grosero, maleducado y un total patán resulta ser el misterioso huésped. 
Ya no revelaré más de la trama inicial, e iré directamente al grano, al título en cuestión: este hombre resulta ser invisible, lo cual brinda terror y pánico a todos los habitantes de Iping, primero creyendo que es una simple broma o truco visual para luego convencerse que es algo verídico. 

"Tenemos que considerar lo que significa la invisibilidad y lo que no significa. No es muy útil para espiar, porque se hace ruido. Es de poca ayuda para robar en las casas ajenas, y una vez que me han capturado, pueden aprisionarme fácilmente. Pero, por otro lado, soy difícil de agarrar. La invisibilidad, en resumen, sólo sirve en dos casos. Es útil para escapar, es útil para matar. Puedo acercarme a un hombre, tenga el arma que tenga, elegir el lugar, golpear como desee, escaparme y escapar como desee."

Todos los personajes tienen su rol y consecuencia en la historia, desde el padre de iglesia hasta el nervioso vagabundo Marvel. Esta novela contiene un perfecto balance entre partes de acción y partes de introspectiva.  El tema de la invisibilidad está perfectamente logrado. La forma en que retrata Wells de modo científico la invisibilidad, sabiendo como lector (y como ser viviente) la imposibilidad de este fenómeno, está tan bien expuesta que, por un momento, llegas a creer que es posible esta transformación.  Y, ¡hostias! ¡cómo a Griffin todo este tema de la invisibilidad le termina volviendo aún más fuera de sí al no poder regresar a ser visible! Un perfecto ejemplo de un "científico loco". Desde su tremenda ingesta de químicos y sustancias nocivas para sus experimentos, hasta sus relaciones y tratos familiares. Pero qué lamentable.
Eh, no me queda mucho más que decir sobre esta lectura. Leedla. Os la recomiendo un mogollón. Sobretodo no puedo redactar más de lo que ya hice, porque contaría toda la novela, y ese no es el chiste. Vayan, vayan a por ella. Que Griffin u otro hombre invisible les va a asustar.

"Esta carta anuncia el primer día de Terror. Dile a tu coronel de policía y al resto de la gente que Port Burdock ya no está bajo el mandato de la Reina. Ahora está bajo mi mandato, ¡el del Terror! Éste es el primer día del primer año de una nueva época: el Período del Hombre Invisible. Yo soy El Hombre Invisible I."

martes, 21 de noviembre de 2017

¿Puedes ver a aquella tan esbelta y pálida? Ella, pronto se extinguirá junto a la peste.

Colijn de Coter

«El color invariable rige al melancólico: su interior es un espacio de color de luto; nada pasa allí, nadie pasa. Es una escena sin decorados donde el yo inerte es asistido por el yo que sufre por esa inercia. Éste quisiera liberar al prisionero, pero cualquier tentativa fracasa como hubiera fracasado Teseo si, además de ser él mismo, hubiese sido, también, el Minotauro: matarlo, entonces, habría exigido matarse. Pero hay medios fugitivos: los placeres sexuales, por ejemplo, por un breve tiempo pueden borrar la silenciosa galería de ecos y de espejos que es el alma melancólica. Y más aún: hasta pueden iluminar ese recinto enlutado y transformarlo en una suerte de cajita de música con figuras de vivos y alegres colores que danzan y cantan deliciosamente. Luego, cuando se acabe la cuerda, habrá que retornar a la inmovilidad y al silencio. La cajita de música no es un medio de comparación gratuito. Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado.»
Alejandra Pizarnik, "La condesa sangrienta"

Escuché esta canción repetidas veces mientras leía este pequeño librito, y os puedo decir que lo ambientó perfectamente para mí. Me había propuesto leer a Pizarnik antaño, hace unos dos años y medio aproximadamente (¿o sería hace más tiempo?), y el día que compré este librito estaba llena de emoción por leerlo. Y me tardé muchísimo en finalmente cogerlo de mi estantería. La edición es bellísima, ilustrada por uno de mis artistas favoritos, Santiago Caruso; cada capítulo es introducido por una cita de diversos autores, entre ellos Octavio Paz y Baudelaire. Perfectamente cuidada la edición, este librito de menos de sesenta páginas no puede faltar en vuestras vidas. Es muy bonito, tremendamente y sádicamente bonito. (Me evito hacer comentarios sobre Erzsébet, que si me pongo a parlotear sobre su vida y tal, sería interminable este post, já.)

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Una biblioteca con muchas nínfulas por aquí y por allá (o 7 libros con ellas que os recomiendo)

Herny Justice Ford

El título de éste blog tan chungo se generó por dos cosas: la inspiración y motivación que me causó el blog de Luna Miguel a por fin iniciar un espacio web donde desahogarme de todas mis pretenciosidades y de mi pedantería, así como mi obsesión por la nínfulas. Ay, las lolitas, las nínfulas. ¿Que qué edad tenía yo cuando comencé con este estúpido fanatismo? Tenía trece años, trece años cuando me enamoré de las parejas con notorias diferencias de edad entre ellos: en la literatura y en la vida diaria, -principalmente cuando la mujer es el factor joven y el hombre el adulto en la relación-. Bueno pues, me he decidido a hacer esta pequeña lista de obras literarias con nínfulas de por medio.  Eh, estoy consciente que no nombré aquí la obra maestra y definitoria para éste término de "nínfula", porque ya todos la conocemos y no vale la pena hacerle mención en este top. Tampoco pondré en la lista a la Lolita de Heinz von Lichberg porque es muy predecible por igual.

1. Del Amor y Otros demonios de Gabriel García Márquez.
3. El Pergamino de la Seducción de Gioconda Belli.
5. Lolita Secreta o Las Confesiones de Víctor X de Anónimo.
6. Cada noche, Cada noche de Lola López Mondéjar.
.
"Además, puesto que la idea de tiempo gravita con tan mágico influjo sobre
todo ello, el estudioso no ha de sorprenderse al saber que ha de existir una
brecha de varios años –nunca menos de diez, diría yo, treinta o cuarenta por lo
general y tantos como cincuenta en algunos pocos casos conocidos– entre
doncella y hombre para que este último pueda caer bajo el hechizo de la nínfula.
Es una cuestión de ajuste focal, de cierta distancia que el ojo interior supera
contrayéndose y de cierto contraste que la mente percibe con un jadeo de
perverso deleite."
Vladimir Nabokov, Lolita.

(Sí, ya sé que escribí que no mencionaría a Lolita; no la mencioné en la lista, más quería citar un fragmentito del libro)
Y me quería resistir a redactar esto, pero mi corazón me está rogando sísísí, escríbelo, escríbelo. Éste personaje que mencionaré a continuación, no se puede considerar una nínfula hecha y derecha, más sostiene esa magia etérea y esa juventud efímera que me hizo volverme completamente demente al descubrir su personaje: Hipatia, la dulce y quimérica jovenzuela que, el Baudolino ya entrado en años, se encuentra en el bosque, paseando junto a su unicornio.
Una entrada breve y mal hecha, pero valía la pena redactar sobre esto. Disfrutad de estas novelillas curiosas y diabólicas. Yo os las dejo aquí, en este post cutre y procaz.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Aquellos que adoraban a Ada, adoraban los ardores entre los árboles de Ardis, ardían en el Jardín de las Delicias.

Jerónimo Bosco

«Si pudiera escribir meditó Demon, describiría, en demasiadas palabras, no cabe duda, de qué manera tan apasionada, tan incandescente e incestuosa c'est le mot, el arte y la ciencia se encuentran en un insecto, en un tordo, en un cardo de aquel bosquecillo ducal. Ada va a casarse con un hombre expansivo, pero su mente es un museo cerrado y ella, y la querida Lucette, una vez me hicieron observar, por una pavorosa coincidencia, ciertos detalles de aquel otro tríptico, aquel terrible e irónico jardín de las delicias de 1500 aproximadamente, y, particularmente, las mariposas del mismo: una mariposa parda de los prados, hembra, en el centro del panel de la derecha, y una concha del panel central, dispuesta como si estuviera posada sobre una flor. Observa el "como si", porque aquí tenemos un ejemplo de los exactos conocimientos de aquellas dos admirables muchachitas; porque ellas dicen que, en realidad, se muestra allí una perspectiva falsa del insecto. Debiera haber sido la parte de abajo, vista como está de perfil, pero evidentemente el Bosco encontró un ala o dos en alguna telaraña de una esquina de su ventana y mostró la parte superior más bonita al pintar a su insecto incorrectamente posado. Quiero decir que me importa un bledo el significado esotérico, el mito que se oculta tras la mariposa, el atormentador de obras maestras según el cual el Bosco expresa alguna estupidez de su tiempo. Soy alérgico a las alegorías y estoy seguro de que simplemente pretendía divertirse, cruzando fantasías casuales, por el simple gusto del contorno y del color, y lo que nosotros tenemos que estudiar, tal como les decía a tus primas, es el deleite del ojo, el sentimiento y el sabor de la fresa de la mujer que abrazas, o bien la exquisita sorpresa de un insólito orificio...»
Vladimir Nabokov, "Ada o el Ardor"


jueves, 9 de noviembre de 2017

Cuando Rodolfo de Habsburgo vislumbró a un judío invocar las estrellas de la cábala: reseña de "De noche, bajo el Puente de Piedra" de Leo Perutz

ca. 1870

Este año he leído, en su mayoría, libros increíbles y que sé que transcenderán en mi alma y mi corazón de lectora. Autores como Umberto Eco, Vladimir Nabokov, Dostoievski, Bukowski e Irvine Welsh son siempre mencionados en mi blog, ya que son mis preferidos y a los que siempre leeré y releeré. Pero os quiero hablar de una personita especial que apareció en mi vida gracias a mi "eme", por medio de un librito lleno de magia, un librito indescriptible y perfecto, más que perfecto. Sí, os estoy hablando de Leo Perutz con su bellísimo De noche, bajo el Puente de Piedra. Este libro lo mencioné en Los libros que he leído el primer semestre de 2017 y cité un fragmento muy superficial y gracioso de la novela aquí . Realmente quería citar algún fragmento más guay o destacable del libro, pero tendría que haber redactado casi un capítulo entero o habría aparecido muy fuera de contexto y absurdo.
De noche, bajo el Puente de Piedra es un libro dividido en catorce relatos, sin orden cronológico, que parecen independientes y ajenos a las demás historias, más están todos enlazados estrechamente. A mi me vuelven loca, absolutamente loca, los libros de relatos/cuentos. Entre mis favoritos tengo La Cámara Sangrienta de Angela Carter, Crónicas Marcianas de R. Bradbury, Escritos de un Viejo Indecente de nuestro bolinga favorito, Bukowski, y, principalmente Bajo el Puente de Piedra (por supuesto).
Sobre Perutz, el escritor de las estrellas.
Leopold Perutz, fue un escritor y matemático austriaco y judío, nacido el año 1882 en Praga. Judío secular -no practicante de tradiciones hebreas en lo que concierne a (básicamente todo) a lo religioso, social y cultural-, Perutz vivió la mayor parte de su vida en Viena, ciudad donde desarrolló su trabajo como escritor, trabajo que consiguió popularidad a comienzos del siglo XX. En 1938, Austria fue anexionada a la Alemania Nazi, por lo cual Perutz y su familia tuvieron que abandonar Viena. Perutz sufrió su próxima estancia en Jerusalém, ya que no defendía la causa sionista, no le agradaba la forma en la que se había creado el estado de Israel: en su perspectiva el nacionalismo era una causa de mal en el mundo. Ya en 1945 intentó, junto a su familia, regresar a Europa, pero estalló una guerra entre Israel y el resto de países árabes, lo cual llevó a diversas restricciones a quienes querían viajar al extranjero. Fue ya en 1950 cuando los Perutz finalmente regresaron a Austria, y en 1951 recuperaron la ciudadanía austriaca.  En 1953 apareció su "obra maestra", De noche, bajo el puente de Piedra, novela acogida positivamente por la crítica, pero que lamentablemente, la editorial que la publicaba estaba en quiebra, lo que dificultó su distribución.
Falleció el 25 de Agosto de 1957 en Bad Ischl, a consecuencia de un edema pulmonar.
En 1941, gracias a amigos suyos, emigrantes a Argentina, y a la ayuda de Jorge Luis Borges (tremendo admirador suyo), sus obras fueron traducidas al español.

"La desgracia había perseguido a Berl el Caminante durante toda su vida. Desde su juventud había fracasado en todo. Había ejercido todos los oficios, y, a pesar de ello y de trabajar duramente, siguió siendo tan pobre que usaba el mismo vestido el sábado que entre semana, mientras que otros cambiaban de ropa cada día de fiesta. Últimamente se dedicaba a comprar en los pueblos de los alrededores las pieles del ganado sacrificado que le dejaban los carniceros cristianos, pero corrían tiempos en los que los campesinos se obstinaban en pedir doce cruzados por una piel que no valía ni ocho. Sus vecinos de callejuela junto al río solían decir que, cuando Berl el Caminante se dedicara al comercio de velas, el sol dejaría de ponerse. Cuando llueven ducados, decían, está en su casa, y cuando llueven piedras lo sorprenden en la calle; no hay estaca con la que no tropiece; si tiene pan le falta cuchillo, y si tiene ambas cosas le falta la sal."

Sobre De noche, bajo el Puente de Piedra.
¿De qué trata este conjunto de cuentos?
De cuando Rodolfo II se encontró con dos gigantes a quienes les robó un tálero por lo que le cayeron mil desgracias; de cuando un judío fue encerrado en una prisión con dos perros, los tres preparándose para la mañana siguiente terminar en el desolladero; de cómo Jäckele-Narr y Koppel-Bär, par de quejicas, corren a pedir ayuda al magnífico Rabino Loew (¿más razones para llenarme de fanatismo?) porque creen haber vislumbrado fantasmas; sobre las aventuras de Peter Zaruba y la mesa del emperador; de como un bosquejo, ilustrando a un monje capuchino contemplando un trozo de queso recién mendigado, termina en las manos de Rodolfo II, volviéndolo loco; de como, de noche, debajo el puente de pierda, una rosa le llora a un romero, y un romero le llora a una rosa, ambos anhelando un amor efímero.
Mi capítulo predilecto es La estrella de Waldstein. El inicio de este cuentito, trata sobre como Hanniwald, el secretario particular del emperador Rodolfo II, le reprocha a Johannes Kepler el retraso en la entrega de las Tablas Rudolfinas, que Kepler elaboraba como el astrónomo imperial de Rodolfo. Este cuentito se desenvuelve contándonos unos problemillas de Kepler, teniendo un desenlace bello y perturbador (no quiero decir mucho más).
Porqué me enamoré de esta obra.
Es una lectura deliciosa, equivalente a comer cerezas confitadas, acompañadas de café con leche, en una noche estrellada, bajo una lamparita de mesa. Rodolfo II es mi personaje histórico predilecto, y, el género de realidad fantástica me flipa muchísimo. Me quedé sin palabras al terminar éstos cuentos. En varios de estos, al finalizarlos, me recorrió un estremecimiento por todo mi cuerpo. Una distracción para mis depresiones y tristezas de hace varios meses. Incluso en este momento, a pesar de estar un poquitín melancólica, el sólo recordar estas historias me hace feliz. Y espero ustedes igual puedan presenciar esta felicidad, e imaginar al espíritu de Mordejai Meisl vagando por el cementerio de Praga, en el mágico Barrio Judío. Y recuerden, aquella noche, en su fortaleza de Praga, un grito de Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano, destrozó la vida del judío Mordejai Meisl, y quebró el sueño del gran Rabino Loew.

"Cuando Kepler regresó a su aposento ya no pensaba en Hanniwald ni en la conversación que había tenido con él. Vio que un copo de nieve se había quedado prendido de la manga de su capote y lo observó a través de una lente. Entonces tomó la pluma y escribió, con la de aquél que ha visto confirmada una vez más su opinión, las siguientes palabras: "De nive sexangula. Del carácter raro, multiforme, pero siempre hexagonal, de las estrellas de la nieve".

Ambas citas sacadas de "De noche, bajo el puente de piedra" de Leo Perutz, traducción de Cristina García Ohlrich, Editorial Océano de México, 1975.