miércoles, 10 de abril de 2019

Un grupo de pinturas e ilustraciones de mis artistas preferidos para decorar unos poemas que he escrito.

William Blake

Me decidí el compartir algunos "poemas" que he escrito a lo largo de mi adolescencia; unos cuando tenía 14, otros de estos últimos meses. Son extrañísimos. Ya sabéis, prosa libre y a lo tonto. Pero les tengo mucho cariño. Aquí van.


John William Waterhouse (1849 - 1917)

"Lunas y pájaros" 
Qué quisiese yo,
que los venados creciesen ramas
en lugar de cuernos.
Qué quisiesen ellos,
que la gente no estuviese hecha de dolor,
de soberbia y desagradecimiento.
Y que yo me dejase de preocupar,
si aquella polilla tiene ceguera,
o si aquel minotauro tiene un cuerno
atravesado en el vientre,
pues tengo la cordura hasta el inframundo,
y la cabeza sostenida entre las manos.


Andrej Dugin (1955) & Olga Dugina (1964)

"Belcebú" 
Si el ente de patas de cabra,
torso y rostro de hombre
os tienta, os ciega,
flechazos, pinchazos y mil y un
trompicones, tropezones,
 en la escamosa cola de quien posee alas,
monstruo vengador, ser descorazonado,
ente escupe fuego, martillea debajo de una suerte
de Niflheim,
a aquellos pies caerán,
condenados por los pecados cometidos
por el espíritu interno.


Alphonse Mucha (1860 - 1939)

"Las estrellas"
Acude a mi alma cada día,
una dulce sensación de lóbrega agonía,
que me estremece, que me arrebata
penosa risa la mía.
Sostiene, alto, una linterna,
proyecta la sombra que me perdona,
 pisoteadas a mí misma.
Destroza el órgano que me ofrece
iluminación bella, grandeza de los dioses,
que puedo escasear de ojos, de reflejos,
 desdichado lamparero, no oses
alejar el fuego que fugazmente me detiene,
una amarga sensación de sofocante carencia,
ruego a los cielos no me extravíen 
sus cenizas.


Gustave Doré (1832 - 1883)

"La ideología del paraíso"
Vendados nuestros sentidos,
siguiendo a un pastor tan ciego,
la merienda de nuestro día a muerte,
rodeada de ratas sin patas y moscas sin alas.
Nuestro tiempo llegará,
el juzgado de Dios decidirá,
sí el abstener nuestros delirios
nos llevará a los ríos sagrados.
Y no rezarán por nosotros.


Eleanor Fortescue Brickdale (1872 - 1945)

"La farsa del pensamiento" 
El invierno se asoma, se estremece,
languidezco, me sonrojo y quejo,
ausente por minutos, horas o días me sorprendo,
nadie adolece la sombra que proyecto 
en la tristeza, un colorido reflejo.
Porqué deambulo de noche, contra el viento,
encontrándose el fuego tan lejos de mi rostro
tan cerca de los astros,
y acaso sumergirme en la nieve
los hongos de mi garganta arrancará
el destino del loco
es salir y marchitarse.


Jerónimo Bosco o "el Bosco" (c. 1450 - 1516)

"Un mendrugo de pan"
Se sostienen, firmemente, los unos a los otros,
sus pies, bajo el lodo, bailan, danzan,
sus manos aprietan el hombro de quien 
se encuentra más cerca,
y se caen, lastiman sus miembros gangrenosos,
éstos se desprenden, y vuestros ojos avisores
sorprenden a los desdichados mutilados.
Disfrutad, todos vosotros, observando a quienes
ya no se sostienen a falta de cuerpo,
a falta de fe, a falta de vida,
comed toda la despensa, comed el cuerpo 
de vuestro salvador
todos vosotros terminaréis llenos de fuego,
vuestros pies sumergidos 
en aquella lechosa tierra
donde danzan todos los demás,
aquellos que envidiaban,
 a quienes veían sonrientes.


Max Ernst (1891- 1976)

"El vuelo de la inocencia"
Te resguardaré entre los pétalos de mi flor,
puertas y ventanas abiertas,
rayos de sol tocando tu tez,
en aquel cuarto cándido,
conejos vuelan, peces lloran,
 gotas de sangre marchita
de vez en cuando,
mientras tú observas
aquel cuchillo
acabando con mi vida.


J. J. Grandville o Jean Gérard (1803 - 1847)

"Los espléndidos"
Nos dejaron retraídos, patéticos
con la antipatía que masticamos cada día.
La carencia de misericordia,
el iconoclasta en nuestras tierras fértiles,
pequemos mientras cavamos una tumba.
Y así como dejamos que el puño de Dios amenace,
dejemos que la lágrima de Dios nos acabe.
Y nos llenará de esplendor.