sábado, 29 de septiembre de 2018

Otro cobarde y desafortunado caballero que se flechó con una ninfeta maligna: una pequeña reseña de "Risa en la oscuridad" de Vladimir Nabokov.

Norman Lindsay

Algo que no logro llegar a comprender es el porqué de contar los desenlaces  (o, al menos, brindarnos información sobre la trama ya avanzada) en los prólogos o inclusive en las contraportadas. Que sí, que sí, que necesitan contar un poco de la premisa y tal. Pero si tanto ansían darle a leer al lector un resumen del libro que dé un buen esbozo del argumento, bien podrían guardarse lo que el lector irá descubriendo conforme lea el libro, hasta el final, en un epílogo. Me ha pasado con varios libros, entre esos, con Risa en la oscuridad y El doble de Fédor Dostoievski. Con éste no me ha molestado tanto como lo hizo con El doble. Bueno, y para seros sincera, ni me molesta tanto. Es un poco desconcertante el leer un "spoiler" de grandes dimensiones, en el mero prólogo o en la sinopsis de la contraportada, mas, el desenlace no es lo único que vale la pena de un libro. Pero me entendéis, creo. Todo esto va con la intención de quejarme sobre la sinopsis en la contraportada de Risa en la oscuridad, ya que, lo que contiene, es prácticamente el argumento de la última parte del libro, lo cual no tiene mucho sentido, lo sé. Pero es que es así. Te esperas a un Albinus ciego en las primeras cien páginas, cuando, en realidad, éste se queda ciego hasta cuando sólo quedan cuarenta páginas para finalizar el libro. Menuda tontada.
Ahora, finalmente, al libro:

"El impenetrable sudario de negrura que envolvía ahora a Albinus confería un elemento de austeridad e incluso de nobleza a sus ideas y sus sentimientos. La oscuridad lo separaba de aquella vida suya  anterior extinguida bruscamente en el recodo más cerrado de ella. Recordadas escenas poblaban la pinacoteca de su mente: Margot con su delantal de acomodadora descorriendo la cortina púrpura del cine... (¡cómo echaba de menos ahora aquel color desteñido!); Margot bajo su flamante paraguas sorteando los charcos en que se reflejaban las luces de neón; Margot desnuda frente al espejo del armario, mordisqueando un panecillo amarillento; Margot enfundada en su reluciente traje de baño, lanzando una pelota; Margot con su traje de noche plateado, que descubría sus hombros bronceados por el sol..."

El terrible destino de un m pobre y desdichado crítico de arte.
De las novelas de Nabokov que me he leído hasta ahora, ésta es la que más carece de vivacidad, de ese toque nabokovniano tan poético -del que tan maravillosamente se caracteriza su prosa-, lo que ha hecho que Nabokov considere Risa en la oscuridad como de sus obras menos preferidas. De todos modos,, el argumento del libro contiene los tópicos que predominan la obra de Nabokov: solipsismo, narradores de quienes desconfiar, crueldad, acontecimientos amargos, la floreciente sexualidad adolescente, entre otros. Ésta es la doceava novela de Nabokov, publicada en 1932, en ruso, a la cual, por fortuna, el mismo Nabokov llegó a traducir en inglés, ya que estaba descontento con la traducción que le había hecho Winifred Roy (publicada en 1936, en Inglaterra), titulándole "Camera obscura". El título de la traducción de Nabokov es el conocido actualmente, "Laughter in the dark".
La historia sigue a Albert Albinus, un amado y adinerado crítico de arte, quien, en apariencia felizmente casado con su dulce esposa Elisabeth e idílico padre de su pequeña hija Irma, comienza a desear a una joven llamada Margot, de 17 años. Albinus se vuelve el objetivo de la cruel Margot, quien desde pequeñísima sueña con ser una gran actriz de cine, ya que él tiene dinero. Margot resulta ser caprichosa, berrinchuda y terriblemente despiadada pero Albinus cae a sus pies sin la menor reserva; tanto así que termina por abandonar a su esposa e hija, después que, accidentalmente, llega una carta dedicada a él de Margot, tan llena de cursilerías. Albinus se gana el odio del hermano de Elisabeth, quien múltiples veces va en su búsqueda, a enfrentarle. Margot y Albinus comienzan a vivir juntos, en adulterio. A espaldas de Albinus, Margot, en realidad, se encuentra enamorada de un ex amante que tuvo a sus quince años, llamado Axel Rex. Lamentablemente Alex resulta ser amigo de Albinus también. Así, después de dos años, reencontrándose Rex y Margot Peters, deciden darle seguimiento a su ex relación en las narices de Albert. De seguro me he enredado. Perdón, mil disculpas. Y bueno, como dice el resumen en el mismo libro, Albinus sufre de un accidente, dejándole ciego. Margot y él se instalan en una casa aislada en Suiza, con la secreta compañía de Axel, quien se mofa de Albinus debido a su condición.
Prácticamente Risa en la oscuridad contiene la misma premisa que Lolita, con el acto de casi los mismos tres protagonistas (Albert Albinus como Humbert Humbert, Axel Rex como Clare Quilty, Margot Peters como Dolores Haze), sólo que desarrollada de una manera muy diferente. Algo que me ha encantado del libro es como Nabokov logró hacer que sus tres protagonistas fuesen intragables, insufribles y soporíferos, de una manera tan espléndida. Principalmente Margot y Axel. También Albinus resulta ser un maldito desgraciado, sólo que a mí me llegó a conmover una que otra vez cuando, ciego, pensaba en Margot, lleno de amor. Pero, al fin y a cabo, son los tres unos completos ascos. Los demás personajes, siendo la esposa de Albinus (nunca se llegan a divorciar), su hija, el hermano, la sirvienta, etcétera, tampoco consiguen ser muy empáticos. Ni fu, ni fa. Eh, que eso no quiere decir que estén mal hechos, no, no.
Risa en la oscuridad contiene descripciones que tienden a lo cliché, a lo cinematográfico, además de que el libro carece un poco de la complejidad de sus grandes obras (leed Pálido Fuego y luego me diréis), aunque no deja del lado notorios rastros del gran ingenio nabokovniano, de su lirismo, de su magia. Esta novela juega el papel de un importante puente entre los trabajos primerizos de Nabokov y los más complejos y enmarañados, como sería Ada o el Ardor y Pálido Fuego.

"Se durmió casi de repente, como si hubiera parado de hablar en mitad de una frase, cuando la luz eléctrica se estaba convirtiendo ya en amarillo cadavérico y por la ventana se colaba una luz fantasmal. Él, entonces, fue al cuarto de baño, pero sólo consiguió que fluyeran del grifo unas gotas de agua herrumbrosa. Suspiró, recogió de la bañera una esponja olvidada, la sacó sujetándola cautelosamente con los dedos y la dejó caer, examinando la resbaladiza huella rosa del jabón; pensó que debería darle a Margot algunas normas de limpieza. Castañeándole los dientes de frío, se vistió; extendió el edredón sobre Margot, que dormía plácidamente; besó sus cálidos y despeinados cabellos oscuros, escribió a lápiz una nota que dejó en la mesa, y se marchó sin hacer ningún ruido."