lunes, 18 de junio de 2018

Cuando el joven Cristóbal comenzó a ser perseguido por espíritus malignos: una reseña del "Dominico blanco" de Gustav Meyrink

Dante Gabriel Rossetti

Me he topado, vagando por diversas plataformas literarias (ya sea Goodreads, blogs o similares), que a muy poca gente le agrada la prosa de Meyrink. Que sí, que es extraño y a veces nos cuenta un mogollón de cosas que no aportan nada a la trama principal, pero no me podéis negar que su forma de escribir ilustra los escenarios mas oníricos, románticos y fantasiosos. Imaginar lo que va narrando Meyrink es como si estuvieseis contemplando un cuadro de Everett Millais, Fortescue Brickdale o Rossetti. Para mí, la analogía es acertada. Ahora que lo medito, creo que la obra de Meyrink es la misma historia que la obra de Henry James: a muy poca gente le gusta, ya sea por su redundancia, su afán a explicar detalladamente escenarios, o sea por su extraña pedantería (que sí, Meyrink me parece un pedante al igual), pero siempre tendrá un público fiel y deseoso de devorar cualquier texto producto de su mano. Sabéis que El Golem es, hasta hoy en día, de mis novelas favoritas y que tiene un gran lugar en mi corazón, y desde ella me he hecho seguidora leal de Meyrink. Estoy interesadísima en leer cualquier cosa que haya salido de la cabeza de él. Mi editorial preferida, Valdemar, ha publicado (para que sepáis) El Golem, El ángel de la ventana del occidente El monje Laskaris y otros relatos extraños y esotéricos. También podéis encontrar El Golem en editorial Cátedra (coranzoncitos para Cátedra). El dominico blanco lo conseguí en la editorial Montesinos.

"Míralo así: uno está enfermo y quiere sanarse; mientras encuentre su refugio en medicamentos, paralizará aquella fuerza de espíritu que sana más rápido y mejor que cualquier medicina. Es como cuando uno quiere aprender a escribir con la mano izquierda; si uno se sirve siempre de la derecha nunca aprenderá con la izquierda. Todo suceso que interviene en nuestra vida tiene su finalidad; no hay nada sin sentido; una enfermedad que afecta al hombre le encomienda una tarea: expúlsame con la fuerza del espíritu para que la fuerza del espíritu aumente y vuelva a dominar a la materia, como antes del pecado original. Quien no quiere eso y se conforma con medicamentos, no ha comprendido el sentido de la vida; ése sigue siendo un crío que hace novillos. Pero quien no vacila en dar órdenes con el bastón de mariscal del espíritu, ignorando el arma tosca que sólo el mercenario lleva, ese siempre resucitará; puede también que la muerte lo derribe a menudo, ¡no obstante él será rey al final!"

Gustav Meyrink, un suicida frustrado.
Autor conocido principalmente por la maravillosa novela titulada El Golem (1915), Gustav Meyrink fue un escritor austriaco, nacido en Viena el 19 de enero de 1868. Bautizado originalmente como Gustav Meier, Meyrink fue producto del amorío entre el barón Karl Warnbühler von und zu Hemmingen y una actriz de poca monta llamada Maria Wilhelmina Adelheid Meier, la cual probablemente tenía orígenes judíos. Resulta ser que en numerosos personajes de la obra de Meyrink se presentan los rasgos de sus progenitores: patéticos ancianos de hábitos penosos y actrices malogradas. Primeramente Meyrink ejerció como banquero, pero se arruinó su carrera financiera después de que una acusación de fraude le llevase a la cárcel. Fue a partir de ahí que comenzó a dedicarse a la escritura, comenzando como traductor de Charles Dickens. Gustav sufrió una crisis vital a sus veinticuatro años, llevándole a intentar cometer suicidio: se disponía volarse los sesos con una pistola. Justo un momento antes alguien abandonó un folleto que decía La vida postrera. Sorprendido ante tal casualidad, Meyrink se interesó por los fenómenos ocultos, el esoterismo y sus tradiciones, intereses que se vieron reflejados en su obra: a partir de fenómenos de un folclore europeo reinterpretado con una visión esotérica y simbolista, influenciada por la alquimia, la cábala, el taoísmo, el budismo y la masonería, enemiga del espiritismo y de la teosofía, Meyrink escribe, nos cuenta historias mágicas. Gustav Meyrink perteneció, como otros varios artistas del fin del siglo XIX, a la Orden del Amanecer Rojo o el Golden Dawn. Meyrink se casó con una tal Philomene Bernt en 1905, le brindó dos hijos: Sybille Felizitas y Harro Fortunat. Harro, después de un accidente sucedido mientras esquiaba, decidió suicidarse y tuvo éxito. Tenía veinticuatro años, la misma edad que tenía su padre cuando este intentó suicidarse. Gustav Meyrink falleció poco después, el 4 de diciembre de 1932, en Starnberg.

"Las liebres alborotaron en el interior del ataúd. El tornero se estremeció y murmuró: "¡Malditos conejos!"
Hubo una larga pausa; el viejo había perdido totalmente el hilo de su narración. Parecía haber olvidado por completo mi presencia, y sus ojos ya no me miraban. Después de un rato se levantó, fue al torno, puso las correas alrededor del cilindro y lo puso en movimiento.
"¡Ofelia! ¡No, mi Ofelia no debe morir!" Le oí murmurar. "Debo trabajar, de lo contrario él no cambiará la obra, y..."
El zumbido de la máquina se tragó sus últimas palabras. 
Salí a hurtadillas del taller y subí a mi habitación. 
En la cama junté las manos y, no sé por qué, rogué a Dios que protegiera a Ofelia."

Ofelia ahogándose en el lago.
Según la novela con contenido más esotérico de Meyrink, o, al menos así dicen por internet -que éste es apenas el segundo libro que me leo de Gustav, así que no puedo dar completa razón a dichas afirmaciones-, me ha parecido un texto en parte mágico, onírico y bello, y en parte soporífero y cabe decir que tedioso. Vamos, me explico; las primera mitad del libro me pareció aburrida y ostentosa con todo su rollo de esoterismo y espiritualismo, mientras que la segunda mitad me pareció muy buena, muy a mi gusto, y me inspiró múltiples imágenes de una belleza exorbitante. Realmente lo que me mantuvo leyéndolo durante la horripilante primera mitad del libro, y es que yo suelo abandonar libros si no me convencen rápidamente, fue que El dominico blanco es de una longitud de menos de 200 páginas. Y por fortuna mejoró. Lo que nos enfrentamos con este libro es la historia del joven Cristóbal Palomar, quien después de un sueño, donde es invisible, comienza a tener una clase de viaje espiritual con ayuda de su padre, conociéndose a sí mismo y al mundo donde se encuentra, a lo largo del libro. Mirad, que justo esta "premisa" fue lo que me caló durante largo rato. Milagrosamente Cristóbal decidió enamorarse. Sí, se enamoró, y desde ahí la novela dejó de ser tan soporífera; Cristóbal queda flechado con su vecina Ofelia, una joven a quien están obligando a ser actriz de teatro para volverse una "estrella". Ofelia finge, por amor a su excéntrico padre, que el dedicarse a la actuación es su mayor sueño, su vocación de vida, pero en realidad, dicha cosa le mortifica, le desespera. Ofelia obtiene el papel de la Ofelia de Hamlet; su papá teme que su hija, debido a tener el mismo nombre que el personaje, sufra el mismo destino que éste, así que pide que omitan la icónica y trágica escena del arroyo. Cristóbal y Ofelia se hacen amantes. Se aman de noche, en una banca junto al río, temiendo ser descubiertos. Ella le cuenta sobre su vida, sobre sus anhelos y temores; él, se enamora más y más. Un día, Ofelia le pide a Cristóbal la cosa más rara, más escalofriante para el pobre chico: que cuando fallezca, que será pronto según ella, la entierre debajo del banco que ellos siempre ocupan, en honor al amor que se profesan el uno al otro. La novela, luego, se desarrolla después que Ofelia se va a otro pueblo, cerca de donde vivía, a emprender su carrera artística. Y la profecía de Hamlet, la profecía que temía el padre de Ofelia, se cumple. Pero no quiero hablaros de eso, que sería daros mucha caña de la trama. El foco se dirige a Cristóbal, quien, después de la muerte de Ofelia, comienza a tener contacto con su espíritu. Lamentablemente, después de una sesión espiritista que resulta mal, un ente maligno, el cual se le denomina como "la cabeza de Medusa", llega del más allá a nuestras tierras a errar, asediando a Cristóbal constantemente. Y mil y tantas peripecias ocurren en las pocas páginas restantes. Otra historia que me gustó, mas a mi parecer no llegué a su total comprensión, es la historia de los antepasados de Cristóbal. Antes de él, hubieron otros doce Palomar, todos hombres. Lo peculiar de ellos es que cada uno construyó sus aposentos sobre los aposentos del anterior, así haciendo un edificio de doce pisos.
Prácticamente lo que nos ofrece Meyrink es un texto perteneciente a los sueños más románticos y trágicos. Lo que no sé es si ese sueño debería haber sido contado o no. ¿Os recomiendo este libro? Dependería de vosotros, que esta novela podría encantaros o hacerlos pasar un mal momento.

Ambas citas sacadas de "El dominico blanco" de Gustav Meyrink, traducción de Olga Sánchez Guevara, Editorial Montesinos, 2011.

lunes, 4 de junio de 2018

Debajo de un farol, un hombre se preparó para enfrentar a un demonio: una reseña de "El exorcista" de William Peter Blatty

Corregio

Imaginaos el ser poseídos. Que una entidad desconocida, maligna se apropiase de tu cuerpo. Incluso si fuese una entidad bienintencionada, el simple hecho de imaginarla tomando posesión de tu cuerpo, expulsándote, o haciéndote perder el control de tus acciones, resulta ser una imagen horripilante para la mente. Dios no lo quiera. El exorcista de William Blatty es la mejor proyección de esta atroz imagen que os he mencionado, una lectura maravillosa, que me ha sorprendido muchísimo. Además vino a juego el hecho que yo no he visto la famosísima película de 1973. Agradezco que de pequeña siempre haya negado el ver el filme y que, ya más grande, nunca se me haya vuelto a presentar la oportunidad de verlo. La edición que conseguí resultó ser una bastante cutre, en realidad. Estúpidamente, lo que me atrajo fue la portada, -¡una pieza de Caprichos de Goya es lo que ilustra el libro!-. Si alguno de vosotros tenéis alguna clase de prejuicio negativo contra este libro, sea por la inmensa fama de la adaptación cinematográfica, o, si piensa que el libro esta sobrestimado, sobrevalorado, dejadme deciros que os estáis perdiendo de algo muy guay.

"Hubo un murmullo de risas algo nerviosas. El decano miró su reloj.
Bueno, tengo que irme -le dijo a Chris. Mañana digo misa de seis en la capilla Dahlgren.
Yo tengo la misa de los irlandeses. Dyer sonrió alegremente. Después, sus ojos se dirigieron a un lugar de la habitación, detrás de Chris, y dijo de pronto:
Bueno, parece que tenemos visitas, señora de MacNeil le advirtió, con un gesto de cabeza.
Chris se dio vuelta. Y no pudo contener su asombro al ver a Regan en camisón, orinando a chorros sobre la alfombra. Mirando fijo al astronauta, pronunció con voz desmayada:
Usted se va a morir allá arriba.
¡Oh, Dios mío! exclamó Chris angustiada, corriendo hacia su hija. ¡Oh, Dios mío, mi pequeña, ven, ven conmigo!
Tomó a Regan por los brazos y la sacó presurosa murmurando trémula una disculpa al canoso astronauta.
¡Lo siento muchísimo! ¡Ella ha estado enferma y debe estar sonámbula! ¡No sabía lo que decía!
Tal vez tengamos que irnos -oyó que Dyer le decía a alguien.
No, no, quédense protestó Chris, mientras se daba vuelta un instante—. ¡Por favor, no se vayan! ¡Ya vuelvo en seguida!"

Una vaga y breve biografía de William Blatty.
Nacido en Estados Unidos el 7 de enero de 1928, William Peter Blatty fue un escritor, novelista, guionista y director de cine. Conocido principalmente por su novela El exorcista y, posteriormente, por la adaptación cinematográfica de dicha obra, en la cual se encargó, al igual, de hacer el guión. Ganó el Óscar al Mejor guión adaptado en 1973. Gracias a una extraña admiración a los jesuitas, la cual se refleja notoriamente en su famosa novela, Blatty estudió con ellos. William, tras haber leído sobre un caso verídico de posesión satánica que padeció un chiquillo de 14 años en Maryland, a principios de la década de 1940, quedó tan obsesionado con el fenómeno, que investigó todo lo relacionado con éste. Así, en 1950, comenzó a escribir El exorcista. Su novela se publicó, finalmente en 1972. Blatty escribió once guiones para la pantalla grande. Falleció el 12 de enero de 2017, en un hospital cercano a su casa, situado en un suburbio de Washington D.C, debido a un miolema múltiple y, supongo, a su edad de 89 años.

"-¿Y eso es lo que usted cree que tiene?
Como le dije, no sé contestó el psiquiatra, todavía evasivo. Parecía elegir las palabras como elegiría las piedras enmohecidas para cruzar un arroyo-. Es muy poco común para una criatura de la edad de Regan el poder reunir y organizar los componentes de una nueva personalidad. Y ciertas... bueno, otras cosas son desconcertantes. Su actuación con el tablero Ouija, por ejemplo, indicaría una naturaleza en extremo sugestionable, y sin embargo, según parece, nunca la hipnoticé. Se encogió de hombros. Bueno, tal vez ella se resistió. Pero lo realmente asombroso  anotó, es la aparente precocidad de la nueva personalidad. No es alguien de doce años en absoluto. Es mucho, mucho mayor. Y también las palabras que usaba... Clavó la vista en la alfombra frente a la chimenea, mordiéndose pensativo el labio inferior. Existe un estado similar, por supuesto, pero no sabemos mucho de él: una forma de sonambulismo en la que el sujeto repentinamente manifiesta conocimientos o habilidades que nunca había aprendido antes, y en la que la segunda personalidad tiene la intención de destruir a la primera. Sin embargo..."

La visita de Pazuzu al cuerpecito de Regan.
Se da inicio a la historia cuando, en Irak, el padre Merrin descubre en una excavación arqueológica una temible estatua del demonio Pazuzu, un semidiós sumerio, haciéndole presentir que, en un futuro no muy lejano, se reencontraría con dicha abominable bestia. Tomemos lo recién contado como una introducción, ya que en el siguiente capítulo se nos presenta otros personajes, ajenos al padre Merrin. Chris, una famosa actriz y madre, se esmera siempre por estar al pendiente de su trabajo mientras mantiene una estrecha relación con su hija, cosa que a veces se le complica. Su hija Regan, de doce añitos, resulta ser una niña tiernísima y cariñosa. Hasta que un día, en el "cuarto de juegos" que se situaba en el sótano de la casa, Chris y Regan deciden jugar, desde una perspectiva cómica e inocente, a la ouija. Cabe mencionar que Chris era atea, y por consiguiente, su hija también. Después de unos días, Chris, que estaba bastante enfrascada con el guión de la película en la que trabajaba al momento, comenzó a notar comportamientos extraños en su hija: actitudes groseras, malhumoradas, berrinches y reacciones agresivas. Vamos, que era lo contrario a lo que solía ser. Chris supone que dicho cambio de conducta se debe a la pubescencia. Pero luego comienzan las cosas alarmantes. Se mueven las cosas de sus lugares y otras desaparecen. Regan realmente comienza a tener una actitud a la ofensiva. Es ahí cuando Chris decide tomar cartas en el asunto y comienza a llevarla a hospitales. Luego a psiquiatras. Regan va de mal a peor, ya que presenta terribles e inexplicables comportamientos: levitación, transformación de rasgos del rostro, vómitos continuos, desencajamiento de huesos, entre otras monstruosidades. Y, finalmente, la lleva al padre Karras, cuando no le quedan explicaciones lógicas. Damien Karras, un peculiar jesuita, tratará de encontrar una explicación científica al caso de Regan, ya que no cree que la hija esté poseída de manera verídica, que son meras actuaciones, un grave caso de hipocondría o una clase de esquizofrenia o enfermedad mental. Pero, intentando apoyar a la madre, hará una búsqueda exhaustiva de "pruebas" que pueda brindarle al obispado, para que le den permiso de realizar el exorcismo que tanto le pide Chris, desesperada.
Creo ya todos se saben la historia al derecho y al revés. Perdón por darles caña con todo el resumen, puede que resulte innecesario. Pero vamos, para hacer un poco más subjetivo y personal este post, mencionaré lo que más me pareció fascinante de esta novela. Primero. Todos los "cuadros clínicos" que se hicieron cuando los médicos trataban a Regan; Blatty menciona una gran variedad de posibles explicaciones a los síntomas de la niña, desde los que son obvios (trastornos mentales, hipocondría), hasta cualquier clase de tumor, fallo interno, que tendría posibilidad de ser el causante. En segundo lugar, me encantó que Blatty haya mencionado sobre la dificultad al pedir permiso de realizar un exorcismo al Vaticano. Sí, antes de presentarse ante el Vaticano, en requerimiento de llevar a cabo una práctica de exorcismo, se debe demostrar que el paciente "poseído" realmente lo está, que no sufra de trastornos, enfermedades o problemas de la índole. Es que el libro realmente te hace cuestionarte si lo que le sucede a Regan es algo proveniente del más allá o algo con una explicación al alcance del entendimiento humano, una simple enfermedad. Y cabe mencionar que el texto contiene escenas terriblemente grotescas e impresionantes, además de palabrejas altisonantes.
En conclusión me encantó. He leído últimamente varios libros de terror, pero, al ser de diferentes siglos, se nota que antes sufrían de censura y del asedio de la iglesia y la gente moralina. Ya sabéis, El monje o Melmoth, maravillas de la literatura gótica, son de un nivel de terror muy bajito y sutil, mientras que la historia de Regan, Karras, Merrin y Chris, es bastante gráfica y explícita. Viene muy bien para tener variedad. Y, si no han visto la película, como su servidora, disfrutarán (o eso creo) mucho más.