domingo, 22 de octubre de 2023

Une belle nuit, comme toutes les autres.

 Norman Rockwell


El feminismo está mezclado con la idea tan absurda de que la mujer es libre si sirve a su jefe y esclava si ayuda a su marido. G. K. Chesterton

Hace poco más de un mes me casé con el hombre de mis sueños. Soy muy feliz.

sábado, 12 de agosto de 2023

Estrategias de traducción en las novelas de José Saramago

 Egron Sellif Lundgren

Introducción.

La traducción es, según los traductores literarios, un arte y un oficio. La traducción literaria es en sí una operación literaria, no sólo una meramente lingüística, y se la debe tratar con especial sensibilidad artística. Está compuesta por elementos polisémicos y connotativos, por lo que el traductor se enfrenta a un compromiso exigente de experiencia, conocimiento y habilidad creativa. Para llevar a cabo este arte, donde podemos encontrarnos con un estilo que no puede ser transpuesto al TM, es posible hacer uso de los siete métodos de traducción directos y oblicuos, los cuales fueron propuestos por Vinay y Darbelnet (1995), así como de las técnicas de traducción de Hurtado Albir (2001). Para ejemplificar el uso de estos métodos, mencionaré las traducciones al castellano y al inglés de las novelas de José Saramago, originalmente publicadas en portugués. Lo que hace especial a estas novelas es su peculiar uso de puntuación y la carga cultural portuguesa.


Existe una curiosa paradoja en el ámbito de la traducción: cuanto más parecido hay entre el TF y el TM, más fácil es cometer errores. Basilio Losada, quien tradujo la obra de Saramago al castellano, destaca la compleja sintaxis del autor, el uso de verbos lejos de la preposición y la sobrecarga de oraciones subordinadas, como un obstáculo al traducir hacia el público hispanohablante, pues hubo que tener especial cuidado en la sintaxis del TM. Curiosamente, Losada dice que tal problema no le sucede con el alemán, pues, al ser tan ajeno al español, debe leer varias veces el texto antes de traducirlo.


La puntuación utilizada por José Saramago es algo característico de su obra. El hecho de que la puntuación esté basada en normas establecidas en manuales de gramática, demuestra que sigue unas leyes diacrónicas y forma parte de una estructura lingüística. El literato puede hacer uso de los signos de puntuación para emplear un uso nuevo a las estructuras del lenguaje, lo cual José Saramago hace. Su puntuación, respetada por los traductores al pasar al TM, presenta un modelo atípico con basamento prosódico, el cual marca estilísticamente sus novelas, por lo que se le debe dar un tratamiento especial como editor en cualquier lengua a la que se traduzca. Si esto no se respetara, el producto literario perdería valor y esteticismo. 


José Saramago emplea las comas para activar los diálogos, permaneciendo constantes en su praxis novelística. El capricho, por llamarlo de algún modo, de Saramago para utilizar las comas de este modo obliga al lector a decodificar su texto, a participar con el texto, apelando a su competencia lingüística, pues el lector está ante un nuevo uso de los signos de puntuación, un nuevo código. Un ejemplo sacado de Ensayo sobre la ceguera:


Sacó del bolsillo unas llaves, las tanteó, una por una, pasando la mano por los

dientes de sierra, dijo, Ésta debe de ser, y, palpando la cerradura con la punta de

los dedos de la mano izquierda intentó abrir la puerta, No es ésta, Déjeme a mí, a

ver, yo le ayudaré. A la tercera tentativa se abrió la puerta. Entonces el ciego

preguntó hacia dentro, Estás ahí. Nadie respondió, y él, Es lo que dije, no ha

venido aún. (Saramago, 1996, p. 7)


Giovanni Pontiero, el traductor de las obras de Saramago al inglés, sintió la necesidad de comentar al respecto del uso de las comas en el epílogo de History of the Siege of Lisbon: «a prose style adhering to the basic principle that everything said is destined to be heard». En relación a las técnicas propuestas tanto por Vinay y Darbelnet (1995) y por Hurtado Albir (2001), la traducción de Pontiero sirve como un gran ejemplo:


Para hacer comprensible una alusión a un episodio de la historia portuguesa, el traductor tuvo que hacer uso de la técnica de expansión, propuesta por Hurtado Albir (2001):


... é la ao fundo, á direita, numa capela do transepto; aí estão (estarão) os restos de

D. Sebastião, outras vezes falado neste relato. E de túmulos não falemos mais: 

(Saramago, 1981, p. 210)


... To the right, in a chapel of the transept; here lie the mortal remains (do they?) of

Dom Sebastiao, the unfortunate sixteenth king of Portugal. No more talk of tombs:

(Saramago, 1983, p. 29)


Pontiero también se daba la libertad de traducir de manera más literal, pues no veía riesgos de violación hacia la neutralidad cultural, como se puede apreciar en:


... nao poderiam com uma gata pelo rabo, modo de dizer muito antigo que se

esqueceu de explicar por que extraordinária razão é mais fácil levar pelo rabo uma

gata que um gato.  (Saramago, 1995, p. 112)


... they would not even be able to swing a she-cat by the tail, an old fashioned

expression which never explained for what extraordinary reason a she-cat should be

easier to deal with that a tom-cat.(Saramago, 1998, p. 196).


Aún así, se puede notar, que a pesar de ser una traducción literal, Pontiero recurrió a la expansión para diferenciar uma gata de um gato


También se tuvo que recurrir al método de equivalencia, método oblicuo, puesto que las frases que son o suenan como proverbios en portugués necesitan un semejante en inglés. El hecho de que Blindness tenga una cierta neutralidad cultural, forzó a Pontiero a tener especial cuidado escogiendo las equivalencias del mundo anglófono, para que no pareciera que la novela en sí estaba localizada en dicho mundo.


... a exemplo do que ensinavam os antigos, cuja sabedoria nunca nos cansaremos

de louvar, fui a casa da vizinha, envergonhei-me, voltei para a minha, remediei-me. (Saramago, 1995, p. 97)


... in accordance with the precepts of the ancients, whose wisdom we shall never

tire of praising, if you would be well served, serve yourself. (Saramago, 1998, p. 170)


Saramago tenía la intención de mantener cierta neutralidad en sus obras, pero aún así se presentan características lusófonas en sus novelas. Tanto la intención de la traducción inglesa, como de la traducción al castellano, no es crear un ambiente lingüístico del lugar de la TM, pues daría la sensación de que Saramago quería ubicar la novela en la cultura de la LM.


Conclusión.


Textos como los de Saramago, con características peculiares en su estructura y puntuación y con proverbios, metáforas o analogías típicamente portuguesas, pueden resultar un reto a la hora de traducir.  En el caso de Giovanni Pontiero, existió una comunicación epistolar entre él y Saramago, lo cual le ayudó en su proceso de traducción. Mientras tanto, Basilio Losada sólo conoció a Saramago una vez. Según Losada, el libro más complejo que ha traducido de Saramago técnicamente es Memorial del convento, y como inmersión literaria, Ensayo sobre la ceguera. Desde la hipótesis que cada lengua y cultura revela al mundo desde una perspectiva particular y diferente, el mundo portugués recreado por José Saramago pone a disposición un mundo de posibilidades para el traductor a la hora de traducir. Como traductores es nuestro deber el investigar detalladamente los textos en relación a su diacronía, cultura y lengua, disponiendo de las técnicas propuestas por Vinay y Dalbernet (1995) y por Hurtado Albir (2001), para así obtener una traducción que nos satisfaga.



Bibliografía: Albir, A. H. (2001). Traducción y traductología. Cátedra. Carlucci, L., & Ferrero, A. M. D. (2007). Falsas equivalencias en la traducción de lenguas afines: propuesta taxonómica. Sendebar, 18, 159-190. Díaz de Tuesta, M. J. (9 de noviembre de 1999). José Saramago cree que los traductores deberían cobrar derechos de autor. El País. Recuperado de https://elpais.com/diario/1999/11/10/cultura/942188404_850215.html Orero, P., & Sager, J. C. (Eds.). (1997). The translator's dialogue: Giovanni Pontiero (Vol. 24). John Benjamins Publishing. Pérez García, Y. (2009). Sistema de puntuación y estilo en las novelas de José Saramago traducidas al español y publicadas en Cuba. Tesis Doctoral. Universidad Central" Marta Abreu" de Las Villas. Sager, J. C. (2003). Traducciones al inglés de las novelas de José Saramago creadas por Giovanni Pontiero y su recepción en Inglaterra, Las. Quaderns: revista de traducció, 111-120. Saramago, J. (1998). Blindness (Pontiero, G. Trad.). Houghton Mifflin. Saramago, J. (1995). Ensaio sobre a cegueira. Companhia das Letras; Edição Literatura Estrangeira. Saramago, J. (1996). Ensayo sobre la ceguera. (Losada, B. Trad.). Editorial Santillana. Saramago, J. (1981). Viagem a Portugal. Porto Editora. Vinay, J. P., & Darbelnet, J. (1995). Comparative stylistics of French and English: A methodology for translation (Vol. 11). John Benjamins Publishing. Zúñiga, D. M. (1995). Traducir: el arte de llegar al otro lado. INTI, 42, 291–293. http://www.jstor.org/stable/23285429

domingo, 2 de julio de 2023

La traducción de las ciencias sociales y humanas y su terminología problematizada con el ámbito de la arqueología

Alejandra Acosta 

*Un trabajito de final de semestre que hice para la carrera de traducción de la UNAM*

El estudio de la traducción es un campo que lleva una larga historia y ha evolucionado a lo largo de los siglos. Aunque la traducción como práctica existe desde tiempos antiguos, como la reflexión y el análisis académico sobre la traducción en la antigua Grecia con Heródoto y en Roma con Cicerón, no fue sino hasta el siglo XX cuando la traducción como disciplina académica comenzó a consolidarse. Aparecieron teorías y enfoques más sistemáticos y se establecieron instituciones y programas de estudios especializados en traducción en todo el mundo. Además, se produjo una mayor profesionalización de los traductores y una mayor conciencia sobre los desafíos y las complejidades de la tarea de traducir. 

A partir de estas teorías y perspectivas nuevas sobre la traducción, esta disciplina se ha abierto en un abanico de diferentes campos de estudio, que se podrían resumir en literario y no literario. Conforme a esto, podemos notar que el ámbito de la traducción literaria es el que más relevancia cultural tiene (o parece tener), y después de éste vienen las demás disciplinas. A la traducción literaria le siguen campos de estudio como el audiovisual, el técnico-científico y el jurídico, por ejemplo. ¿Y dónde quedan las ciencias sociales y humanidades? Si observamos a la traducción literaria, ésta es la poesía y la ficción. Si observamos a las demás disciplinas con relevancia, estas son textos pragmáticos, como manuales y artículos: las famosas ciencias “duras”. Pero, ¿Dónde queda esta otra ciencia que no es dura?


La traducción de las ciencias sociales y humanas presenta un problema significativo debido a la falta de un campo dedicado específicamente a estas disciplinas y su terminología especializada. A diferencia de áreas como la medicina o la tecnología, que cuentan con terminología estandarizada y consensuada, las ciencias sociales y humanas abarcan una amplia gama de temas y enfoques, lo que dificulta la traducción precisa y contextualizada. Su concepto se queda en una mera generalización. ¿Acaso es lo mismo un término utilizado en el campo de la historia como otro utilizado en el campo de la pedagogía? 

Una de las principales dificultades radica en la falta de consenso en cuanto a los términos y conceptos utilizados en estas disciplinas. La terminología puede variar considerablemente entre diferentes escuelas de pensamiento, corrientes teóricas o enfoques metodológicos. Una única teoría para todos los campos de estudio que abarca esta ciencia no se da abasto: ¿en qué se parece la terminología requerida (y las estrategias traductológicas) al traducir Folie et déraison. Histoire de la folie à l'âge classique de Michel Foucault, en contraste con The Theory of Economic Regulation de George J. Stigler? Esto hace que la traducción sea un desafío, ya que los traductores deben capturar las sutilezas y matices de los términos utilizados en el campo original, adaptándolos de manera efectiva a la lengua de destino.


Además, la traducción en las ciencias sociales y humanas se ve obstaculizada por la falta de una estructura o marco normativo que guíe el proceso de traducción. Mientras que en campos como la medicina existen organismos y recursos específicos que ayudan a los traductores a mantener la precisión y coherencia terminológica, las ciencias sociales y humanas carecen de un equivalente. Esto puede dar lugar a variaciones y ambigüedades en la traducción de conceptos clave, lo que dificulta la comunicación efectiva entre expertos y académicos de diferentes culturas y contextos lingüísticos.


Un claro ejemplo, y en que nos enfocaremos el resto del ensayo, es el de la terminología y la traducción de conceptos de una ciencia humana: la arqueología.

Según la DRAE (versión 23.6 en línea), la arqueología se define como: 


1. f. Ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos.


La delimitación de los términos que componen el estudio de la arqueología es tan importante como los parámetros teóricos en los cuales cualquier disciplina que se considere científica debe constituir. Y, como en la introducción se menciona, este campo de estudio se pierde con la generalización que se le hace a las ciencias sociales y a las ciencias humanas.

Gracias a esto, han habido esfuerzos por parte de los teóricos de la arqueología de dotar a esta disciplina de una aproximación a una sistematización terminológica. Entre estos esfuerzos se encuentra la elaboración de diccionarios de arqueología, como, por ejemplo, El Diccionario de Arqueología de Bray y Trump (1976), que desde su traducción ha impulsado otros proyectos similares. Con estos diccionarios se quiere dar cuenta del uso que los arqueólogos hacen de su terminología, bajo una regularización y fijación que sirve de marco de referencia para los investigadores de este campo. Mientras en el ámbito técnico-científico se especifica todo lo relacionado a la traducción (como “localización -de videojuegos-”) u otras precisiones del estilo, en las ciencias sociales y humanas no. Además de esto, tenemos otro gran problema que además puede ser la razón de esta negligencia a esta ciencia en general: su interdisciplinariedad. 


El carácter de la mayoría de las disciplinas de las ciencias sociales y humanas es que se encuentran entrelazadas; son interdependientes, pues sirven de base unas a otras. Pero existen disciplinas en la misma generalización que tienen una interacción limitada o menos frecuente entre sí, como la paleontología con la economía. En relación a la arqueología, además de su relativa juventud, su carácter requiere unas técnicas y un sistema de instrumentos conceptuales, o sea, la terminología, que tengan el fin de analizar la realidad para después construir una teoría adecuada. Es en este momento cuando las demás disciplinas intervendrían: las sociales, como la geografía y la antropología, y las naturales, como la paleontología y la ecología. Según Schiffer (1988), ‘la arqueología es la disciplina interdisciplinar por excelencia que incorpora variadas teorías propias junto con teorías procedentes de casi todas las otras ciencias sociales y naturales’.

En mi primer semestre de la carrera de Traducción, mi maestro de documentación nos dio la tarea de usar herramientas digitales con un artículo sobre Göbekli Tepe donde se relacionaba la arqueología con la psicología. El artículo nos presentaba un enfoque nuevo que involucra expresiones antiguas de la mente humana (creencias, símbolos, íconos): esto es, la arqueología cognitiva, la cual es un campo apenas emergente. Y es que no solo nos enfrentamos a un problema entre disciplinas, sino que en la misma disciplina en cuestión hay diferencias entre técnicas, enfoques de estudio, sub-disciplinas, etcétera. 

En la arqueología se puede estudiar desde el enfoque de la cerámica o del barro, así como uno se puede especializar en la agroarqueología, en análisis lítico o en arqueología egipcia. Esto haría al ámbito arqueológico mucho más especializado y difícil de regularizar en relación a su terminología.


Immanuel Wallerstein, sociólogo y científico social histórico estadounidense, propuso el establecer terminologías estandarizadas con el fin de que todo sea regular y estable, pues según afirma él, una de las características distintivas de los textos de ciencias sociales y humanas es el tráfico de conceptos. Su conclusión es que la traducción de textos de estas ciencias debe promover la posibilidad de una conversación universal entre ellas. Esto, a mi parecer, es una perspectiva muy rígida, normativa y prescriptivista, lo cual no parece ser aplicable a menos que a todos los científicos sociales por igual les interesara el simple intercambio de conceptos entre lengua y lengua, y no el ponerlos bajo el análisis tan riguroso con el que se manejan la mayoría de términos especializados en otras disciplinas. 

A pesar de que la falta de consenso en la traducción de términos clave puede generar confusiones y dificultades en la comunicación entre arqueólogos de diferentes regiones y contextos lingüísticos, establecer una norma rígida no podría ponerse a la par con la complejidad de “encasillar” dichos términos. Gracias a este dilema, usualmente se intenta traducir haciendo uso de las técnicas del calco y del xenismo, lo cual a veces queda corto. 


En arqueología, además de la división entre enfoques de estudio y disciplinas especializadas, tenemos más subdivisiones a tener en cuenta, lo cual promete un reto aún más complejo al traductor para encontrar la terminología adecuada y glosarios/diccionarios que ya la recopilen: existe un enfoque histórico (como la arqueología prehistórica) y uno transcultural (como la arqueobotánica).

Un ejemplo es el del neologismo arqueometría (disciplina transcultural). Desde el significado nos enfrentamos a algo complejo, pues este es bastante abstracto. Según el Diccionario de Arqueología (2001) `no existe una definición unívoca de la disciplina´, y, además, considera que el término `indica literalmente los estudios científicos aplicados a la arqueología´. 


También, aquí, otras dos explicaciones del término que difieren un poco del anterior:


`Cualquier estudio de restos arqueológicos con instrumentos y métodos que son propios de disciplinas científicas´. (Mannoni, 1996) 


`Espacio de aplicación de las ciencias experimentales y naturales al conocimiento material de los bienes culturales en beneficio de su conservación y del saber histórico´. (Aiar, Asociaciones italianas di archeometria)


Una complicación más: el término a veces se reemplaza por “ciencias de los bienes naturales” o “ciencias en arqueología”. No se delimita; es un problema para la traducción e incluso para la terminología.


Si quisiéramos o tuviésemos el encargo de traducir un texto sobre arqueología, nos podríamos  enfrentar a un grupo de conceptos extremadamente específicos que no están regularizados como lo están aquellos de las ciencias duras. Términos como arqueología cuantitativa, arqueología de la iluminación, arqueozoología, paleopatología, entre una infinidad más.


Una posible solución sería la cooperación interdisciplinaria, pues esta ofrecería enfoques con más efectividad a la hora de contextualizar sobre la terminología arqueológica a traducir. Los traductores deben considerar el trasfondo cultural y la significancia histórica de los términos arqueológicos para evitar malentendidos y distorsiones en la interpretación de los hallazgos de esta disciplina. Esto implica no solo traducir literalmente los términos, sino también adaptarlos a la cultura y el contexto lingüístico de la lengua de destino.

En mi opinión, así como un traductor que no sabe de ingeniería computacional y programación no podría llevar a cabo una traducción eficiente sobre el tema, aquél que no conozca a profundidad la literatura arqueológica al traducir, dudosamente hará un trabajo adecuado. Como menciona Ortiz García (1995) ‘los traductores deben ser especialistas y la traducción debe observarse como un acto de investigación’. 


La traducción en las ciencias sociales y humanas enfrenta desafíos debido a la falta de un campo dedicado y a la diversidad de terminología y enfoques existentes. Para superar este problema, sería de gran ayuda una colaboración estrecha entre traductores y expertos en las disciplinas involucradas, así como el desarrollo de recursos terminológicos especializados y la creación de directrices flexibles que faciliten una traducción más precisa y contextualizada. Esto permitirá una mejor comunicación y una comprensión intercultural en el ámbito de estas ciencias tan descuidadas.


Referencias:


Benítez, S. T. (2010). La traducción de las ciencias sociales: Utopismos bueno y malo confrontados. Mutatis Mutandis: Revista Latinoamericana de Traducción, 3(1), 152-173.


Cabré, M. T. (2005). La terminología, una disciplina en evolución: pasado, presente y algunos elementos de futuro. Debate Terminológico, (01), 1813-1867,


Escobar, G. Á. (2005). Estudio lingüístico y glosario de los términos especializados de la arqueología. Editorial de la Universidad de Granada.


Francovich, R., Manacorda, D. (eds.). (2001). Diccionario de Arqueología. Crítica.


Heim, M. H., & Tymowski, A. W. (2006). Pautas para traducir textos de Ciencias Sociales. American Council of Learned Societies.


Ortiz García, J. (1995). Conceptos en las Ciencias Sociales: ¿traducción o interpretación? Livius, 7,  121-131. 


Sanz Espinar, G. (2008). Traducción de textos de Ciencias Humanas: problemas terminológicos. Actas III Congreso de AIETI (Association ibérique de Traduction et Interprétation). Barcelona: Universidad Pompeu Fabra.


Schiffer, M.B. (1988). The structure of archaeological theory. American Antiquity, 53(3), 461-485. https://doi.org/10.2307/281212

martes, 4 de abril de 2023

El fantasma de Baalbek.

Domenico Fiasella


Un hilo rojo de corazón a corazón
tal cual cadena
se eleva hacia el melancólico
señor de las estrellas
me creía en un ensueño
droláticas mis pesadumbres
descansando sin movimiento
dentro de una niebla hecha de marfil
color carmesí
hincaste tus colmillos en mí
por fin viniste y sostuviste mi mano
¿por qué no habías llegado antes?
a mis anteriores llamados no acudiste
pero, ¿quejarme debo yo?
¿acaso no nos habíamos visitado antes
en tantas otras vidas?
te he convocado en la eterna existencia
de mi ánima
sangre y carne, sin importancia
hijo del Sol, hijo de las estrellas
me alegra finalmente estar en
mi lugar de procedencia.


Un poema que escribí para mi asignatura de Análisis literario. La tarea fue el pretexto, mi prometido fue la motivación. Nunca creí que un hombre pudiera enamorarme tanto como para dedicar mi existencia a él. Es hora de leer a Anne Carson, creo yo.