Pieter Brueghel el Viejo
Después de múltiples posts sobre literatura, producto de un ataque de insaciable fascinación a los libros que he estado leyendo, por fin os traigo un post diferente, para más variedad. Esta vez son mitos provenientes de Europa: monstruos marinos con apariencia de clérigos. Cuando le mencioné la existencia de estos mitos a mi eme, le parecieron fascinantes. Y cómo no. También, como veréis, las imágenes que ilustran este post, además del fragmento de la "Caída de los ángeles rebeldes" de Pieter Brueghel el Viejo, son ilustraciones mías. En este post describo un poco a las dos criaturas que mencionaré, así como las situaciones o acontecimientos de sus reportes, y un poco sobre el "Historia Animalum" de Conrad Gessner y los Jenny Hanivers (cosillas muy, pero muy interesantillas). No quiero hacer mucho más preámbulo. Pues aquí está.
El monje del mar.
Antaño, se dice que en 1546, frente a las costas de Dinamarca, se nombró por primera vez a una extraña criatura marina, con la peculiar apariencia a un monje. Se le llamó "monje del mar". Esta criatura fue descrita con una estatura de 2,5 metros de largo, portaba una clase de capa similar a aquellas que presumen los monjes, su cabeza estaba tonsurada, tenía dos grandes aletas en lugar de brazos y, su torso concluía en una cola ancha de pez. Quienes le habían encontrado, estaban desconcertados ante dicha criatura, ya que no se parecía a ninguna otra bestia marina habitante de aquellas aguas. Conrad Gessner, naturista y bibliógrafo suizo, hizo también alusión al encuentro de un monstruo marino similar en 1450 en Escocia, según Boecio, y en 1531 en Polonia. Conrad Gessner, contaba con una obra de zoología, "Historia Animalum", la cual era un inventario ilustrando todo lo conocido por un zoólogo, describiendo a diversos animales, y entre ellos, Gessner menciona a el monje del mar en el volumen cuatro de los cinco volúmenes que componen dicha obra. Éstos volúmenes también contribuyeron a rescatar del olvido relatos del mundo antiguo y el mundo moderno. Como es lógico, debido a la época cuando se escribió la "Historia Animalum", estos volúmenes no son científicamente confiable; se encuentran diversas criaturas mitológicas entre sus páginas, como vendrían siendo los unicornios, quienes recibían el mismo trato junto al rinoceronte. El zoólogo Japetus Steenstrup, a comienzos de la década de 1850, sugirió que el monje de mar era, en efecto, un calamar gigante. A mí me parece que la criatura mitológica que más tiene similitud a un calamar gigante es, en realidad, el siguiente ser que mencionaré en este post, el obispo de mar. La teoría de Steenstrup fue popularizada por el escritor Richard Ellis. El criptozoólogo Bernard Heuvelmans dedujo que el mito del monje se basaba en el hallazgo de una morsa errante. Una teoría sugerida más hacia nuestros días, es que la criatura era un "tiburón ángel", un munk en noruego y danés. Otros seres sospechosos, sugeridos para el monje del mar incluyen una foca capuchina, una foca monje o un bulo como el conocido de los Jenny Hanivers. Gesner advirtió que estos eran completamente falsos, simplemente eran rayas modificadas, desfiguradas y alteradas físicamente. Los Jenny Haniver se hacían pasar por dragones, diablos, ángeles y en varias ocasiones, por monjes del mar. Como otro breve comentario, el error más grande pero más común era creer que los Jenny Hanivers eran... ¡basiliscos!
Regresando al monje, éste se popularizó gracias al poema épico de Guillaume du Bartas, La Sepmaine; ou, Creation du monde, donde el poeta cuenta de las correspondencias entre la tierra y el mar, haciendo mención de los dos famosos clérigos marinos.
"Los mares tienen (así como cielos) Sol, Luna, y Estrellas; (Así como el aire) golondrinas, y Torres, y Miradores;
(como la tierra) Parras, Rosas, Ortigas, Rosas, Setas, y muchos millones de otras Plantas lantes (más raras y extrañas que estas
Como hay muchos peces que viven en los Mares.
También hay Carneros, Becerros, Caballos, Liebres, y cerdos, Lobos, Leones, erizos, Elefantes y Perros, Si, Hombres y Mujeres;
y (cuál el que más admiro)
El Obispo Mitrado y el Fray Encapuchado; entre otros, ejemplos, (pero unos cuantos años desde entonces)..."
El obispo del mar.
Existe una leyenda proveniente de Polonia del siglo XIII, la cual cuenta que un "obispo de mar" fue capturado, para posteriormente ser llevado ante el rey de dicho lugar. El obispo de mar hizo un llamamiento a ser puesto en libertad nuevamente; el rey concedió su petición. Se dice que la criatura hizo la señal de la cruz, y luego desapareció en las profundidades del mar, al ser liberado cerca de éste. Otro obispo de mar fue capturado, según se cuenta, en Alemania, en 1531. El obispo de mar falleció después de pasar tres días en cautiverio. Una mención a esta criatura, anterior a 1187, en Suffolk, cuenta que un obispo de mar fue descubierto y tenido en cautiverio; un grupo de pescadores mientras ejercían su oficio, atraparon a un pez que presumía una forma de hombre en todos los aspectos físicos posibles, y un tal Barlemew de Glanville fue quien mantuvo al "pescado". Dicha criatura fue llevada al castillo de Oforde, donde permaneció por un espacio de seis meses. Nunca dijo una palabra. Comía gustoso toda clase de alimentos, pero los peces eran lo más codiciado, inclusive después de que hayan sido secados. Múltiples veces fue llevado a la iglesia; la criatura no mostró señales de adoración ni devoción. Finalmente, cuando la criatura no se encontró bien vigilada, ésta escapó hacia el mar y nunca más se le volvió a ver.
Hacia mediados del siglo XVI, Guillaume Rondelet, un naturista francés, contó que, tras una inusitada tormenta, un obispo del mar fue atrapado en Noruega. Según la descripción que se le dio, esta criatura poseía un deforme rostro de apariencia humana, cabeza rapada y pulida, y presumía una clase de mitra sobre los hombros. Sus brazos eran dos largas aletas, piernas de hombre, y una enorme cola. Según Gessner se trataba de una criatura de expresión "feroz", que parece conformado de dos especies (en este caso, lógicamente, hombre y pez), posee orejas largas, brazos humanos y el resto del cuerpo es como el de un pez. Diversos avistamientos han sido narrados por marinos de la época, relatando experiencias con este monstruo como protagonista, y se cree que la convicción de su existencia perduró hasta el siglo XIX.
Me parece tan curiosa la imaginación humana. El cómo podían construir en sus mentes a semejantes criaturas a partir de un vistazo a un animal común (ya sea una foca, ya sea un calamar). Pero no os daré más la caña con esto, que lo he hablado en diversos post míos. Mejor disfrutad del imaginar chuches y criaturas extrañas, investigad más sobre los Jenny Hanivers, que yo no he escrito más para no desviarme mucho del meollo del post, buscad más cosillas de esta índole, indagad, ¡vamos, que curiosear es fantástico!