viernes, 29 de septiembre de 2017

Satélites y ninfetas, magos y arlequines.

Giovanni Bellini



«Llegados a este punto quiero invocar esa ley de la gradación que he repudiado en donde me parecía ofensiva: he tratado a menudo de sorprenderme a mí mismo en la transición de un tipo de ternura a otro, del simple al especial, y me gustaría muchísimo saber si son mutuamente exclusivos, si, a fin de cuentas, deben ser adscritos a géneros diferentes, o si hay uno de ellos que, nacido en la noche de Walpurgis de mi tenebrosa alma, es una extraña floración del otro; pues, si fuesen dos entes distintos, tendría que haber dos clases distintas de belleza, y el sentido estético, invitado a la mesa, se derrumbaría estrepitosamente entre dos sillas (pues tal es el destino de todo dualismo)»

Vladimir Nabokov, "El Hechicero"

No quiero hacer gran comentario de esta pequeña historia escrita por Nabokov; prefiero hacerla en el futuro post de todos los libros leídos en el segundo semestre de 2017. Esta historia es triste, pero muymuy triste. No conseguí el cuento en formato impreso, lo conseguí en PDF y aquí lo tenéis. Un cuentito boceto de Humbert Humbert y trazo de las Haze

domingo, 24 de septiembre de 2017

Una taza de té (¿o un vaso con vodka?) con Nabokov y unos cuantos espejismos de Smurov: una mediocre reseña de Soglyadatay o "El Ojo"

Gustave Doré

Cuando uno menciona a Vladimir Nabokov lo primero que se cruza por la cabeza es Lolita era una niña malcriada y promiscua o ¡Ay, ese Humbert es un reverendo pervertido!... si es que al menos se conoce que él fue quien escribió Lolita, porque, ¡ay! mucha gente cree que solo es una película (y ni siquiera la película de Stanley Kubrick). Como Nabokov no es un famosisísimo exponente de literatura rusa, me es muy difícil hallar novelas de el en formato físico; casi todo lo que he encontrado ha sido en PDF y eso si es que lo encuentro. Tolstói, Bulgákov, Dostoievski... mucho más fácil de obtener sus libros. Pero yo quería leer a Nabokov, y algo que no fuese Lolita. Sólo encontré online tres de sus novelas: ¡Mira los arlequines!, Rey, Dama, Valet y El Ojo, las demás se encuentran "agotadas". Me decidí por El Ojo, que ya tenía mi carrito de compras lleno de Bukowski, Dostoievski y Welsh. Realmente no sé porqué lo compré, ya que realmente no me apetecía mucho leerlo. No lo sé. Pero demonios, me alegro tanto de haberlo hecho.
Quisiera visualizarme a mí misma escribiendo estas líneas mientras tomo un poco de vodka y agarro un cigarro sofisticadamente, pero soy una chillona que ni bebe ni fuma, así que estoy escribiendo esto mientras escucho un mix de Metallica, Anthrax y Iced Earth. Allá vamos.

1925. Cesó la guerra en Rusia hacía cuatro años. Hombres de negocios adinerados, así como hombres indigentes por doquier. Smurov decide meditar sobre su amante Matilda. Matilda, Matilda, Matilda. La conoció de la manera más aleatoria, un otoño en Berlín; su primera vez en Berlín. Smurov obtuvo un puesto educando los niños de una familia rusa proveniente de San Petersburgo, con costumbres excesivamente rusas. En fin, rusos en Berlín.
Un día, mientras Smurov les leía a los niños Los amores del contrabajo alguien llamó al teléfono: Salga ahora mismo, ¿Quién es usted?, Será una sorpresa. La cabeza de Smurov intenta buscar quién podría ser quien hizo esa llamada misteriosa. Ah, termina rindiéndose. Continúa con su lectura a los dos críos hasta que llaman a la puerta. El señor de la llamada misteriosa hace aparición delante de la puerta cuando Smurov abre. El visitante le mete una tunda a Smurov. Y otra, y otra. Smurov no puede más; los niños sólo permanecen atentos al espectáculo que el visitante misterioso les está dando. El visitante termina de golpearle y decide salir a toda pastilla de aquél lugar. Smurov termina por largarse, hacer su maleta para así finalmente suicidarse. Intento fallido, Smurov no logra su cometido.
Es aquí cuando Nabokov comienza a jugar con la mente del lector cambiando la narración de primera persona a tercera persona.

"La situación se estaba volviendo curiosa. Yo podía contar ya tres versiones de Smurov, mientras que la original permanecía desconocida. Esto ocurre en las clasificaciones científicas. Hace tiempo, Linneo describió una especie común de mariposa, añadiendo la lacónica nota «in pratis Westmanniae». El tiempo pasa, y, en la loable búsqueda de precisión, nuevos investigadores ponen nombre a las diversas razas meridionales y alpinas de esta especie común, de modo que pronto no queda un lugar en Europa donde uno encuentre la raza nominal y no una subespecie local. ¿Dónde está el tipo, el modelo, el original?
[...]
Del mismo modo, decidí desenterrar al verdadero Smurov, pues ya era consciente de que su imagen estaba influida por las condiciones climáticas imperantes en varias almas: de que en un alma fría adoptaba un aspecto mientras que en otra, incandescente, tenía un colorido diferente. Empezaba a gustarme este juego."

El título de esta novela en su idioma original, el ruso, es Soglyadatay, es un término antiguo de la milicia rusa que significaría "espía" u "observador". El protagonista es acusado de tener tendencias homosexuales, es criticado, es juzgado y observado. Así que el mismo decide desasociarse de su persona y volverse espectador de una familia de refugiados rusos, viendo como Smurov experimenta haciéndose pasar por un héroe ruso con el propósito de ver las reacciones y comportamientos de quienes le rodean. La realidad de la novela se encuentra en su mayor parte distorsionada (y cómo no, recordemos que estamos hablando de un texto de Nabokov), la identidad de los personajes es relativa, todo se entremezcla, todo es una chuche homogénea. Nunca había leído una lectura tan enigmática y extraña.
Oh, este libro lo considero mi favorito junto a los tres libros que he leído de Umberto Eco y Trainspotting de Welsh. Cien páginas de belleza nabokovniana, ¿qué más podéis pedir?

Ya dejaré de ser una holgazana y comenzaré a escribir reseñas de libros en posts individualmente. No suelo hacerlo porque tengo la sensación que apesto en esto de reseñar libros, pero eh, la práctica hace al maestro, ¿no?

"Me he dado cuenta de que la única felicidad en este mundo consiste en observar, espiar, acechar, escudriñarse a uno mismo y a los demás, no ser más que un gran ojo, ligeramente vítreo, algo inyectado en sangre, imperturbable. Juro que esto es la felicidad."


Ambas citas sacadas de "El Ojo" de Nabokov, traducción de Juan Antonio Masoliver Ródenas, Editorial Anagrama, 1999.

lunes, 4 de septiembre de 2017

La pequeña aprendiz del Mago también ilustra basiliscos devorando miel y vende lamparitas.

Florence Harison


«No sé cómo llegué, a través de una oscura lluvia, hasta el extraño escaparate que se me apareció en medio de la noche. Ignoro la ciudad y el año: Recuerdo solamente que la estación era lluviosa, muy lluviosa.
Es cierto que en esa misma época los hombres hallaron por las calles a niños vagabundos que no querían crecer. Niñitas de siete años imploraban de rodillas que su edad permaneciera inmóvil, y la pubertad ya parecía mortal. Bajo el cielo lívido hubo procesiones blanquecinas durante las cuales pequeñas sombras que apenas sabían hablar, exhortaban a los seres pueriles. No deseaban nada más que una ignorancia perpetua. Anhelaban dedicarse a juegos eternos. Desesperaban del trabajo de la vida. Para ellos, todo no era sino pasado.
En esos días sombríos, en esa estación lluviosa, muy lluviosa, percibí las luces humeantes de la pequeña vendedora de lámparas.
Me aproximé al colgadizo y la lluvia me corrió por la nuca mientras inclinaba la cabeza. Le dije:
¿Qué ofrece usted, pequeña vendedora, en esta triste estación de lluvias?
Lámparas me respondió, solamente lámparas encendidas.
En realidad le dije, ¿qué son esas lámparas encendidas, del tamaño del dedo meñique, que arden con luz tan menuda como una cabeza de alfiler?
Son dijo, las lámparas de esta estación tenebrosa. Antes fueron lámparas de muñecas. Pero los niños no quieren seguir creciendo. Por eso les vendo estas lamparitas que apenas alumbran la lluvia oscura.
¿Y vive usted así, pequeña vendedora vestida de negro? ¿Y come usted con el dinero que pagan los niños por sus lámparas?
Sí respondió ella simplemente. Pero gano muy poco. Pues la lluvia malvada apaga a menudo mis lamparitas en el preciso momento en que las entrego. Y cuando se apagan, los niños ya no las quieren. Nadie puede volver a encenderlas. No me quedan más que éstas. Sé bien que no podré encontrar otras. Cuando estén vendidas, nos quedaremos en la oscuridad de la lluvia.
Es, pues, la única luz proseguí de esta lúgubre estación. ¿Y cómo se puede alumbrar las mojadas tinieblas con lámparas tan pequeñas?
La lluvia las apaga a menudo repitió ella; y en los campos o en las calles no pueden servir ya. Pero hay que encerrarse. Los niños protegen mis lamparitas con sus manos y se encierran. Se encierran cada uno con su lámpara y un espejo; y les basta para ver su imagen en el espejo.
Observé durante unos instantes las pobres llamas temblorosas.
¡Ay, pequeña vendedora!, es una luz triste y las imágenes de los espejos deben ser tristes imágenes.
No son tan tristes dijo la niña vestida de negro, sacudiendo la cabeza. No lo son tanto mientras no se agranden. Pero las lamparitas que vendo no son eternas. Su llama decrece, como si la lluvia oscura las afligiera. Y cuando mis lamparitas se extinguen, los niños ya no ven el brillo del espejo y se desesperan. Pues temen no advertir el instante en que van a crecer. Por eso huyen gimiendo en medio de la noche. Pero no me está permitido vender más de una lámpara a cada niño. Si intentan comprar otra, se extingue en sus propias manos.
Me incliné un poco más hacia la pequeña vendedora y quise tomar una de sus lámparas.
¡Oh, no hay que tocar! exclamó. Usted ha pasado la edad en que mis lámparas arden. No están hechas sino para muñecas o niños. ¿No tiene usted en su casa una lámpara para personas grandes?
¡Ay! exclamé. En esta estación lluviosa y oscura, en este lúgubre tiempo ignorado, las únicas lámparas que arden son sus lámparas infantiles. También yo desearía contemplar todavía una vez más el resplandor del espejo.
Venga dijo, miraremos juntos.
Por una pequeña escalera carcomida me condujo hasta una modesta habitación de madera en la que había un trozo de espejo sobre la pared.
¡Shh! murmuró. Yo le mostraré. Pues mi lámpara es más clara y poderosa que las otras; y yo no soy demasiado pobre entre estas lluviosas tinieblas.
Levantó su lamparita hacia el espejo.
Entonces hubo un reflejo pálido en el que vi desfilar historias conocidas. Pero la lamparita mentía, mentía, mentía. Vi alzarse la pluma sobre los labios de Cornelia, que sonreía y se curaba; vivía con su viejo padre en una gran jaula, como un pájaro, y besaba su barba blanca. Contemplé a Ofelia jugar sobre el agua vidriosa del estanque y rodear el cuello de Hamlet con sus húmedos brazos enguirnaldados de violetas. Vi a Desdémona despierta, errando bajo los sauces. Vi a la princesa Malena apartar sus dos manos de los ojos del anciano rey, y reír y danzar. Vi a Melisanda, liberada, mirándose en la fuente.
Y exclamé:
Lamparita embustera...
¡Shhh! dijo la pequeña vendedora de lámparas, poniéndome un dedo sobre los labios. No hay que decir nada. ¿La lluvia no es acaso bastante oscura?
Entonces bajé la cabeza y me encaminé hacia la noche lluviosa de la ciudad desconocida.»

Marcel Schwob, "El libro de Monelle"

Muchas gracias a Luna Miguel por recomendar este libro a sus lectores, es la hostia.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Un poco de lo que podría haber redactado Belbo en su Abulafia y no hizo II (o sobre la Cábala, el Sitra Ahra y sus Qlifot)

Hans Memling

Finalmente me he decidido a seguir con las "series" de alquimia y hermetismo. Eh, milagro.
Ya sabéis, las creencias herméticas o en torno a Hermes Trimegistro, mitología y demás me flipan. Así que tomé el tema del Sitra Ahra y agregué un poquillo sobre la Cábala y sus sefirots para no dejar tan incompleto el tópico. Umberto Eco con El Péndulo de Foucault tiene influencia en este post. Decidí también hacer este post porque próximamente haré un "tríptico" en acuarela al que llamaré "Sefirot, Qlifot y Thot", y podéis encontrar unos bocetos preliminares en mi Instagram. Oh, e igual hice una ilustración hace unos ocho meses a la que nombré "Sitra Ahra", pero, tan gilipollas yo, anoté en los campos de las sefirot las sefirot del Árbol de la Vida en lugar de las sefirot del Árbol de la Muerte (las Qlifot); se suponía que fuesen las Qlifot, pero qué tonta.


Sobre el Árbol de la Vida o el Sitra de-Kedusha
El origen a todo lo existente es gracias a las diez esferas o emanaciones divinas del Árbol Sefirótico. Éstas esferas espirituales están conectadas por veintidós senderos o, en otra representación, en veintidós letras del alfabeto hebreo; por esta razón se cree que estudiando el idioma hebreo, se puede conseguir llegar a la iluminación.
He aquí los nombres de las diez emanaciones:
Kéter (La corona.)
Jojmá (La sabiduría).
Biná (La inteligencia siempre activa).
Jesed (La misericordia y la grandeza).
Gevurá (La justicia y la fuerza).
Tiféret (La belleza).
Netsaj (La victoria de la vida sobre la muerte).
Hod (La eternidad del ser, la gloria).
Yesod (El fundamento y la generación).
Maljut (El reino y el principio de las formas).
Y los nombres de los veintidós senderos:
Aleph, Beth, Gimel, Daleth, Heh, Vav, Zayin, Cheth, Teth, Yod, Kaph, Lamed, Mem, Nun, Samej, Ayin, Peh, Tzaddik, Qoph, Reish, Shin, Tav.
Las diez sefirots se agrupan en cinco estados de la naturaleza: inanimado, vegetativo, animado, hablante y creador. Las sefirots son una estructura integral presente en cada ser humano y su anhelo de recibir placer.


«Diotallevi nos hablaría a menudo del cabalismo tardío de Isaac Luria, en el que se perdía la ordenada articulación de las sefirot. La creación, decía, es un proceso de inspiración y espiración divinas, como un hálito ansioso o la acción de unos fuelles. 
El Gran Asma de Dios glosaba Belbo. 
Ponte tú a crear de la nada. Es algo que se hace una sola vez en la vida. Para soplar el mundo, como se sopla una ampolla de vidrio, Dios necesita contraerse sobre si mismo, para tomar aliento, y después emite el largo silbo luminoso de las diez sefirot.
¿Silbo o luz?
Dios sopla y se hizo la luz.
Multimedia.
Pero es necesario que las luces de las sefirot sean recogidas en recipientes capaces de
soportar su esplendor. Las vasijas destinadas a recibir a Keter, Hokmah y Binah soportaron
su fulgor, mientras que en el caso de las sefirot inferiores, de Hesed a Yesod, luz y aliento se
expandieron de un solo golpe y con demasiada fuerza, y las vasijas se rompieron. Los
fragmentos de la luz se dispersaron por el universo, y así nació la materia ordinaria.»


Sobre el Árbol de la Muerte/del conocimiento o el Sitra Ahra y sus Qlifot
El Sitra Ahra o el otro lado sería la contraparte del Sitra de-Kedusha, y éste cuenta con las Qlifot, cáscaras malignas e impuras representantes de las esferas espirituales en negativo. Estas cáscaras están conectadas entre sí por veintidós túneles.
He aquí los nombres de las diez cáscaras:
Taumiel
Jaigidel
Satariel
Gamjikot
Golajab
Tagirion
A'arab Zaraq
Adramelej, también llamado Samael que significa "Desolación de Dios" o "La Mano Izquierda". 
Gamaliel
Nehemot

Estas diez emanaciones negativas poseen grados igual que las sefirot de la Shejiná (La presencia de Dios), pero en negativo o a la inversa, así siendo que, a medida que descienden de grado, aumenta su oscuridad e impureza. Taumiel y Jaigidel sólo representan la ausencia de organización y de forma visible. Satariel es el borde o inicio de la oscuridad. Las otras siete están habitadas por los demonios que simbolizan la encarnación de los vicios humanos y la tortura. El príncipe de éstos es Samael, el ángel de la intoxicación y de la muerte. Su esposa es Lillith, quien en creencias hebreas y judías, fue la primera mujer de la creación. Negando el acto sexual a Adán, Lillith se marchó a procrear seres demoníacos con otros seres. Y junto a estos dos personajes se les une una bestia, para así formar la falsa trinidad.


Un breve resumen sobre qué es la Cábala.
La Cábala es una tradición esotérica empleada principalmente en el ocultismo occidental. Entre sus orígenes se encuentran la filosofía pagana europea, raíces griegas, conexiones gnósticas, alquimia  egipcia, mitología y creencias antiguas.
La Cábala Judía y la Cábala Cristiana se centran en el Árbol de la Vida, mientras que los grupos ocultistas, como la Cábala Hermética, la Cábala Qlifótica y La orden del Dragón Rojo estudian y se centran en el Sitra Ahra.
La Cábala se  subdivide en dos clases: dogmática (real) o artificial (simbólica).
El propósito de la Cábala dogmática es dar una explicación a los sentidos ocultos de ciertas palabras de la Biblia, y cuenta con dos clases de doctrinas:
La doctrina de la Merkabá, la cual trata del mundo supralunar (de la teología y la metafísica)
La doctrina de Bereshit, la cual trata del mundo sublunar (el de los fenómenos)
En la Cábala artificial se emplean ciertas reglas hermenéuticas para obtener el sentido oculto de los escritos de la Biblia; se colocan verticalmente, encimadas una sobre otra, las palabras de versículos varios de la Sagrada Escritura. Al leer las letras verticalmente, salen a relucir nuevas palabras. Estas palabras se disponen en forma de cuadro para poder ser leídas verticalmente o en bustrófedon. Posteriormente a estas palabras se les junta completamente, se les mezcla, se les separa de nuevo y así constantemente. La lectura cabalística artificial hace uso de tres mecanismos analíticos básicos:
la gematría, el notaricón y la temurá.
En el método de la gematría se considera el valor numérico de la palabra o palabras que conforman el texto, cuyo sentido se indaga y que resultará el de otra palabra extraña cuyas letras sumen el mismo valor numérico.
El método del notaricón consiste en juntar, a manera de acróstico, las letras iniciales y las finales de las palabras de un enunciado cuyo sentido quiera interpretarse para descubrirlo con la palabra resultante.
El método del temurá consiste en hallar un nuevo sentido a una palabra trasponiendo las letras que le compone, o separándolas de manera que resulte formando diferentes palabras, sería un procedimiento anagramático. El temurá es prácticamente la permutación de letras al modo de un anagrama.

«Ahora sé cuál es la Ley del Reino, de la pobre, desesperada, desharrapada Malkut en que ha
ido a exiliarse la Sabiduría, buscando a tientas su lucidez perdida. La verdad de Malkut, la
única verdad que brilla en la noche de las sefirot, consiste en que la Sabiduría descubre su
desnudez en Malkut, y descubre que su misterio consiste en no ser, aunque sólo sea por un
momento, que es el último. Después vuelven a empezar los Otros.»

Fuentes:

Puri, El otro lado: Sitra Ahra, http://puri-aprendiendovida.blogspot.mx/2012/02/el-otro-lado-sitra-ahra.html, 2012.

Todas las citas sacadas de "El Péndulo de Foucault" de Umberto Eco, Editorial Lumen.