sábado, 20 de enero de 2018

Aquél pobre monje que se enamoró de un ser dejado de la mano de Dios: pequeña reseña de "El monje y la hija del verdugo" de Ambrose Bierce.

Lizzie Siddal

El año pasado fui a la feria del libro que acontece en mi pequeña ciudad, cada mes de febrero. Unos días posteriores a mi cumpleaños, como unos quince. No recuerdo con claridad. Había un stand sólo para los Libros del Zorro Rojo, editorial preciosa y de mis preferidas. Me compré Tráeme tu amor y otros relatos del buen Kowski, libro que pensé comprarme en 2016, pero como desconocía la obra de Bukowski, temía sufrir una decepción. Pues este año, como seguidora de nuestro querido bolinga, me lo compré.
Sabía de la existencia de El monje y la hija del verdugo, todo gracias a las ilustraciones de Santiago Caruso, y porque en ferias del libro anteriores, la portada había captado mi atención. Entonces, como os decía, decidí el día después de comprarme el librito de Kowski, ir a husmear de nuevo al stand de los Libros del Zorro. La feria dura tres días, para aclarar.  Este libro era uno de los más costosos, y yo, como ignorante de la obra de Bierce y los clásicos góticos de terror, me cuestioné múltiples veces el comprarlo o no. Pero las ilustraciones me terminaron convenciendo y me llevé el libro a casa.
Hace dos semanas me compré El Diccionario del Diablo, también de Ambrose Bierce. Y me lo compré, literalmente (no me matéis), por la bonita portada de la edición de Valdemar (¡Michael Pacher! ¡Leonard!), sin reconocer al autor. Le pregunté a mi eme varias veces si conocía a un tal Ambrose Bierce, pues se me hacía muy conocido el nombre, a lo que ella me respondía negativamente. Después de varios días devanándome los sesos intentando recordar de dónde conocía a Bierce, ocurrió que, presumiéndole a mi mamá de mis nuevas adquisiciones (entre estas, El Diccionario), Google me sugirió a Ambrose como el autor de El Monje y la hija del verdugo. ¡Es él, es él! ¡El mismito!
Doce meses después, milagrosamente, me decidí a leerlo.
Un grandísimo error que cometí fue haber prejuzgado este libro como literatura de terror. No, no es terror. Es suspenso gótico, a mi parecer. Así que si os apetece leerlo (que vale la pena), les aviso que nonono, realmente no contiene material perteneciente a la literatura de terror.

"Tuve a pesar de todo la temeridad de sostener firmemente mis argumentos, y con la humildad adecuada cuestioné la justicia de tratar a esas personas como criminales, por el mero hecho de formar parte del mecanismo utilizado por la ley para castigar a los delincuentes. El hecho de que en la iglesia al verdugo y a su familia les es asignado un rincón oscuro y apartado, exclusivo para ellos, no puede apartarlos de nuestro deber, como servidores del Señor, de predicar el evangelio de justicia y perdón y de dar un ejemplo de amor y piedad cristianos. Sin embargo mis hermanos se enojaron de tal forma conmigo, y sus voces resonaron atronadoras en aquella desolada región hasta un punto tal, que comencé a creerme un gran pecador, a pesar de que no lograba entender cuál podría haber sido mi error. Lo único que me quedó por hacer fue confiar en que el Cielo fuese más clemente con nosotros de lo que nosotros lo éramos con nuestros semejantes. Al pensar en la joven, fue un consuelo para mí recordar que su nombre era Benedicta. Puede que sus padres la hubiesen bautizado con ese nombre sabedores de que nadie más la bendeciría nunca."

El monje y la hija del verdugo
La historia arranca  en 1680, cuando tres monjes, entre ellos el hermano Ambrosio, un monje franciscano, son enviados a residir en un monasterio a los alrededores de Salzburgo; en lo alto de las montañas, perdido entre bosques infestados de osos y "seres malignos". Ahí, después de establecerse en su nuevo hogar, Ambrosio conoce a una bella joven llamada Benedicta, quien resulta ser la hija del verdugo. Ella dedica su tiempo a ahuyentar a los buitres lejos de los cuerpos de quienes su padre recientemente colgó. Ambrosio comienza a sentir una atracción "pecadora" -puesto tiene que entregar su corazón solamente a uno y a nadie más: a Dios-, por lo cual se culpa a sí mismo continuamente y se excusa pensando que solamente siente un amor fraternal hacia Benedicta.
Después de ciertos acontecimientos, el hermano Ambrosio es enviado a retirase a la soledad de las grandes montañas, para depurar su alma. Es ahí donde logra llegar a una amistad más íntima con Benedicta, ya que resulta que ella vive por dichos desolados rumbos.
Y acaece la tragedia. De sorpresa, sin aviso alguno.
La historia esta narrada en primera persona, a modo de diario, por el hermano Ambrosio.
Ésta es la única obra novelizada de Ambrose Bierce. Una obra cumbre de la literatura gótica norteamericana.

"La exquisita figura de la chica se destacaba espléndidamente junto al macizo de flores plateadas que crecían en el arbusto a cuyo lado se había parado; y sucumbí a la tentación de observarla un instante. Erguida y esbelta, me contempló mientras me acercaba, a pesar de que me pareció ver un destello de miedo en sus enormes ojos oscuros, como si temiese que pudiese hacerle algún daño. Ni siquiera al llegar más cerca realizó el gesto de adelantarse -como suelen hacer mujeres y niños- para besar mis manos."

La edición tan bella de Libros del Zorro Rojo
Es un libro pequeño. La edición de Libros del Zorro Rojo cuenta con tan solo 137 páginas, y eso agregándole que contiene ilustraciones, lo cual lo hace incluso más breve. El libro es de tapa dura con sobrecubiertas. Cuando se le quitan éstas, me gusta incluso más; es una pequeña cabra con una cruz atravesada en el pecho, color blanco sólido en un fondo negro.
Como ya conté, lo que me arrastró a comprar este libro son las ilustraciones de Caruso. Maravillosas. Mi editorial preferida, además de Anagrama, es Valdemar. Bueno, pues los libros de terror y suspenso publicados por Libros del Zorro Rojo están al nivel. Y además ilustrados. Válgame.
En conclusión: un libro que puede ser entremés entre lecturas, fascinante; cuenta con un ambiente tétrico, sofocante, personajes excéntricos. Un pequeño relato de suspenso con ilustraciones bellas. Joyita para las estanterías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario