domingo, 4 de marzo de 2018

Las alucinantes y terribles crónicas de un joven aparentemente caucásico: "Escupiré sobre vuestra tumba" de Boris Vian (¿o acaso era Vernon Sullivan?)

Félicien Rops

Los libros son para mí los mejores compañeros que el ser humano podría tener, ya que uno experimenta y vive en cabeza ajena hazañas que, o dan pereza de vivir o simplemente son imposibles (y si sí son posibles de llevar a cabo suelen tener consecuencias morales y legales) de presenciar. Y mi punto con esta payasada sentimental y mainstream, es que es bueno intentar nuevos subgéneros de literatura. En este caso he decidido comenzar con la literatura noirJ'irai cracher sur vos tombes, título sobre el que vengo a postear hoy, llegó a mis manos gracias a mi querido compañero de lectura. Diversas veces me mencionó ser seguidor de Vian, platicándome sobre cuando recientemente aprendía francés y leyó éste libro y "L'Écume des jours". También él ha leído "La hierba roja", "El otoño en Pekín", entre otros. Gracias, mi querido, por darme a conocer cosillas que yo ignoraba. Boris Vian entre muchas otras. Cómicamente, mi compañero, posteriormente a haber leído Baudolino de Umberto Eco y otros títulos por el estilo, ha dejado de inclinarse tanto a su gusto por la obra de Vian, llamándola menos "buena" de lo que le parecía antes; ahorita se le presenta más sencilla, menos pomposa y metafórica como el resto de textos que ha leído. Pues a mí me gustó, a pesar de todo. Fue una lectura fresquesita y diferente al resto de mis lecturas. Más allá de este título de Boris, desconozco el género negro de literatura. Escuchad Fais moi mal Johny mientras leéis este post, así disfrutaréis ampliamente, jé. Pero ya dejémonos de tanto preámbulo y vayamos a ello, Escupiré sobre vuestra tumba.

"La ciudad estaba casi al completo, ahora; empezaba a vender libros de ciencias naturales, geología, física y cosas por el estilo. Los de la banda me mandaban a todos sus compañeros. Las chicas eran terribles. Tenían catorce años y ya se las arreglaban para que las toqueteara, y eso que no es nada fácil encontrar un pretexto para que te toqueteen mientras estás comprando un libro... Pero lo conseguían: me hacían palpar sus bíceps para que comprobara el resultado de sus vacaciones, y luego, sin que yo me diera apenas cuenta, pasábamos a los muslos."

Boris Vian.
Vian nació en Ville-d'Avray, Francia, en 1920. Vian ejercía como músico de jazz, poeta, novelista, dramaturgo, periodista, traductor e ingeniero. Hizo uso de diversos seudónimos; el más conocido sería Vernon Sullivan. También se encontraban Baron Visi, Brisavion, Navis Orbi, Bison Ravi, Grand capitaine, entre otros seudónimos utilizados para anagramas, artículos de prensa o para composiciones de jazz. Mencionando algunas novelas firmadas con su nombre real estarían La espuma de los días, La hierba roja, El otoño en Pekín, El Lobo-hombre. Y ahora, mencionando algunas escritas con su seudónimo Vernon Sullivan: Que se mueran los feos, Con las mujeres no hay manera, Todos los muertos tienen la misma piel. También se firmó ésta novela con su seudónimo de Vernon Sullivan, quien se suponía era un escritor negro americano, más el nombre verdadero de Vian figuraba como el traductor y el escritor del prólogo (vaya tramposo). La salud de Vian se veía débil; de pequeño había sufrido de un ataque de fiebre reumática, para poco después padecer fiebre de tifoidea. Ambas fiebres le provocaron una dolencia cardíaca, cosa que le persiguió hasta su temprana muerte. Boris Vian vendió los derechos de esta obra literaria, Escupiré sobre vuestra tumba, para una adaptación cinematográfica. Después de diversas riñas con la productora, el director y el guionista, no se le permitió participar más en la creación de la película. Vian asistió de incógnito al preestreno del filme, en el cine Le Petit Marbeuf. Falleció de un ataque cardíaco que padeció mientras presenciaba la proyección de la película (y sí, así está de mala, juju).

"Primero las Asquith. Para suprimir a otra gente había tenido treinta y seis ocasiones: los de la banda, por ejemplo, Judy, Jicky, Bill y Betty, pero no tenían ningún interés. No eran lo bastante representativos. Los Asquith iban a ser mi ensayo general. Luego pensaba que podría arreglármelas para cargarme a un tipo importante cualquiera. No un senador, pero algo por el estilo. Pero primero tenía que pensar un poco en la manera de huir una vez muertas esas dos hembras."

Escupiré sobre vuestra tumba.
Nuestra historia, narrada en primera persona, se centra en Lee Anderson. Un joven de veintitantos, de ascendencia negra, pero de apariencia caucásica. Llega al pueblecito Buckton, al parecer huyendo de algo, y con la ayuda de un amigo de su hermano, se vuelve empleado de una pequeña librería; en ésta conoce a diversos jóvenes, muchos de estos menores de edad y otros rondando la edad de Anderson: Dexter, Judy, Jicky, Bill, entre otros. Gracias a el hecho de tocar guitarra, poseer una voz de estilo soul y ser muy bolinga y fiestero, logra hacerse de éxito entre éstos jóvenes rápidamente. Sobretodo porque él les conseguía alcohol en grandes cantidades. Con todas las mujeres establece una relación asquerosamente sexual.
Lee Anderson constaba de dos hermanos: Tom y "el chico", joven al que asesinaron y Lee quiere vengar. En cambio, Tom, es prácticamente opuesto a Lee; el dolor de los golpes de la vida lo expresa siendo una persona dócil, sumisa, dedicada a actos de fe y al amor cristiano. Mientras tanto, Lee, planea causar cuanto dolor pueda, vengar la muerte del chico, y todo esto guiado con una acumulación de odio salvaje contra los blancos, odio que reside en lo más profundo de su pecho y espera hacer algo al respecto. Es en dicho momento cuando aparecen en su camino las hermanas Lou y Jean Asquith. Obviamente, saca provecho de estas chicas; no pierde su oportunidad. Lee Anderson va entablando amistad con las Asquith, poco a poco tramando un golpe violento, sexual, humillante y grotesco.
La prosa de Vian, un poco menos enmarañada y repipis de lo que estoy acostumbrada a leer, me pareció un regalo refrescante, novedoso y ligero, para mi cerebro saturado de chucherías extrañas. Múltiples veces me vi asqueada y morbosamente fascinada ante diversas escenas terriblemente explícitas. Boris era un tío que sabía escribir, vaya. Imágenes crudas, no sin una pizca de humor negro son lo que se nos brinda con este librito.
Si sois típicas personas payasas y "piquis", que van de moralistas chillando ante cualquier proyección de la crudeza del ser humano representada en un medio artístico, para luego echar en cara que el artista es un degenerado o tal, por favor no leáis este libro. Os lo ruego, (risitas porque he sonado muy hater).
Lamentablemente este libro sólo lo he encontrado traducido al español en una edición, ésta publicada por Edhasa. Y como no me cansaré de decir, soy un poco repelente a esta editorial. Sus ediciones carecen de amor, carecen de prefacios, prólogos, epílogos, traducciones buenas y, para quejarme más, estéticamente carecen de una presentación bonita o llamativa. Pero bueno, es lo que hay en existencia.

Ambas citas sacadas de "Escupiré sobre vuestra tumba" de Boris Vian, traducción de Jordi Martí Garcés, Editorial Edhasa, 2016.

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