Tsukioka Yoshitoshi
Eh, por fin otro post sobre mitología, y esta vez mitología japonesa. Será un post pequeño, así que os pido perdón de antemano.
Kappas, kappas, kappas. Recuerdo que de pequeña mi mamá me compró un bestiario. Me moría de ganas de tenerlo. Lo encontré en una pila de libros de una librería. De pequeña me flipaban las criaturas salidas de la imaginación humana. Me lo compró, como ya he dicho y gracias a ese bestiario soy desde pequeña una gran nerd de la mitología. Recuerdo abrir el libro y ver una ilustración de una tortuga-hombre embistiendo a un humano: "¡Ostras, qué guay!". Tendría unos siete años. Arriba de esta ilustración decía "Kappa". Inmediatamente me volví fan de los kappas. Unas semanas después hice una exposición sobre ellos y el Kraken en mi colegio. Pero qué extraña niñata que era.
Los kappas son unas criaturillas producto de imaginación japonesa, perteneciente a los yōkai (una clase de seres o fantasmas, parte humana, parte animal). Estos seres son una leyenda ancestral e incluso son venerados como dioses o respetados como demonios: se le pone ofrendas con el propósito de que no se coman a los niños del pueblo. También tienen otras varias formas de llamarles como Kawako o Kawatarō, pero son mejor reconocidos como Kappa, nombre que significa "niño del río".
Tienen la apariencia de un niño con caparazón de tortuga, poseen un gran pico en lugar de boca, manos palmípedas con cuatro dedos y uñas afiladas y están peinados como los frailes, con una pequeña calva circular en el centro de la cabeza, la cual está llena de agua. Su estatura no sobrepasa el metro veinte. Las lagunas, ríos y estanques son donde habitan, desprendiendo un hedor a pescado nauseabundo y efectivamente teniendo la habilidad de nadar como uno.
Existen varias especulaciones sobre el origen de estos seres. Uno de los posibles orígenes de este mito podría ser en base a una antigua tradición japonesa: solían meter fetos que habían nacido sin vida en pequeñas embarcaciones, para luego ser arrojados a algún río o laguna. O también se considera que este mito se originó posiblemente de las salamandras gigantes de Japón. A saber.
Lo curiosillo de los kappa es el pequeño "estanque" dentro de su cabeza. Esta cavidad en su cabeza requiere estar siempre llena de agua ya que es lo que les proporciona su poder y su forma; si el agua se evapora o cae y queda vacío el hueco en la cabeza, el kappa se transformaría en una vil tortuga o simplemente fallecería. Pueden sobrevivir sin el agua en su cabeza por tiempo limitado. Los kappas suelen aventurarse por los alrededores de su hogar (ya sea un río, lago o estanque), por lo cual requieren proteger su calva con algún objeto y así evitar algún derrame estando lejos de una fuente de agua para recuperarse.
Son representados como un antagonista en los cuentos tradicionales e historietas japonesas. La razón es porque su alimento preferido son los niños. Y los pepinos. Los pepinos superan el manjar que son los niños. Los kappas siempre acechan por algún niño nadando solo en los ríos para luego arrancarles las entrañas y comérselos parte por parte, iniciando siempre por el trasero (pero qué ocurrencias tienen los japoneses).
Hay varias formar de deshacerte de ellos o simplemente evitar su aparición. Una de éstas sería el asustarles con fuego. Los kappas extrañamente (para ser unos seres come niños) siguen al pie de la letra los códigos de conducta japoneses. Les agrada ser increíblemente educados o al menos, dar esa impresión. Y así, según la tradición, para deshacerte de un kappa sólo tienes que hacer una reverencia. El kappa te la devolverá dejando caer de su calva el agua que contiene, perdiendo sus poderes temporalmente. Le tienen una extraña aversión al hierro, al sésamo y al jengibre. Y la forma de prevenir su aparición, o el que molesten a los niños, es lanzar pepinos al río con los nombres de los críos escritos en ellos. Los kappas aceptan los pepinos a cambio de no comerse a los niñatos del pueblo. Vaya intercambio.
También tienen sus detallitos positivos. A los kappas les gusta curiosear y observar a los humanos. Hablan y comprenden el japonés a la perfección. Incluso, se pueden relacionar bien con humanos con la condición de obtener algo a cambio. Normalmente reciben pepinos, nasu (berenjena japonesa), soba (fideos de trigo sarraceno), natto (soja fermentada) o kabocha (calabaza de invierno).
Ayudan a regar los huertos y enseñan trucos de medicina desconocidos e inimaginables para el ser humano. Se dice que los kappas fueron los que enseñaron el arte de recolocar huesos a los humanos. Si se entabla una buena amistad con un kappa, éste regala algún pescado fresco especial, como símbolo de buena suerte. Oh, y un dato interesante: si un humano se encuentra a un kappa sin agua en su calva o se hace que este pierda el agua de ella (recordemos que tienen tiempo para lograr recuperarse antes de morir) e inmediatamente le ayuda a llenar devuelta su calva, el kappa le servirá para toda su vida.
Lamentablemente el librito que me introdujo a esta criatura no contenía mucha información de éste. Tuve que vagar por internet para así encontrar datos e información más completos. Agregando otro comentario personal (por lo tanto, un poco irrelevante, já), como mucha gente sabe, desde muy pequeña yo era una fiel seguidora de la cultura japonesa y su anime y manga. Recuerdo me encantaba un personaje llamado Kappa Nitori que tenía una mochila en forma de caparazón y siempre comía pepinos; me hizo mucha gracia cuando me vino a la cabeza aquel personaje del anime muchos años después, cuando comencé con mi investigación sobre la criatura mitológica real y sus orígenes.
Ya ven, siempre se encuentran cosas curiosas en los lugares menos imaginados, jó que sí.
Fuentes:
Alberto de la Vega, El Oscuro Poder del Saber, https://eloscurosaber.blogspot.mx/2016/05/el-kappa-la-leyenda-del-monstruo-de-rio.html, 2016.
Grimorio de Bestias, Kappas, http://grimoriodebestias.blogspot.mx/2014/05/kappa.html, 2014.

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