Jerónimo Bosco
«—Si pudiera escribir —meditó Demon—, describiría, en demasiadas palabras, no cabe duda, de qué manera tan apasionada, tan incandescente e incestuosa —c'est le mot—, el arte y la ciencia se encuentran en un insecto, en un tordo, en un cardo de aquel bosquecillo ducal. Ada va a casarse con un hombre expansivo, pero su mente es un museo cerrado y ella, y la querida Lucette, una vez me hicieron observar, por una pavorosa coincidencia, ciertos detalles de aquel otro tríptico, aquel terrible e irónico jardín de las delicias de 1500 aproximadamente, y, particularmente, las mariposas del mismo: una mariposa parda de los prados, hembra, en el centro del panel de la derecha, y una concha del panel central, dispuesta como si estuviera posada sobre una flor. Observa el "como si", porque aquí tenemos un ejemplo de los exactos conocimientos de aquellas dos admirables muchachitas; porque ellas dicen que, en realidad, se muestra allí una perspectiva falsa del insecto. Debiera haber sido la parte de abajo, vista como está de perfil, pero evidentemente el Bosco encontró un ala o dos en alguna telaraña de una esquina de su ventana y mostró la parte superior más bonita al pintar a su insecto incorrectamente posado. Quiero decir que me importa un bledo el significado esotérico, el mito que se oculta tras la mariposa, el atormentador de obras maestras según el cual el Bosco expresa alguna estupidez de su tiempo. Soy alérgico a las alegorías y estoy seguro de que simplemente pretendía divertirse, cruzando fantasías casuales, por el simple gusto del contorno y del color, y lo que nosotros tenemos que estudiar, tal como les decía a tus primas, es el deleite del ojo, el sentimiento y el sabor de la fresa de la mujer que abrazas, o bien la exquisita sorpresa de un insólito orificio...»
Vladimir Nabokov, "Ada o el Ardor"

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