domingo, 18 de junio de 2017

La nínfula francesa que presenció la muerte numerosas veces. Luego enfermó.

Franz Hein

«Esa noche, perdida entre noches y noches, de eso estaba segura, la chiquilla la pasó en ese barco y estuvo allí cuando se produjo el estallido de la música de Chopin bajo el cielo iluminado de brillanteces. No había un soplo de viento y, en el paquebote negro, la música se propaló por todas partes, como una exhortación del cielo de la que no se supiera de qué trataba, como una orden de Dios de la que se ignoraba el contenido. Y la joven se levantó como para ir a su vez a matarse, a arrojarse a su vez al mar y después lloró porque pensó en el hombre de Cholen y no estaba segura, de repente, de no haberle amado con un amor que le hubiera pasado inadvertido por haberse perdido en la historia como el agua en la arena y que no lo reconocía sólo ahora en este instante de la música lanzada a través del mar.
Como más tarde la eternidad del hermano pequeño a través de la muerte.»

Marguerite Duras, "L'amant"


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