viernes, 1 de febrero de 2019

18.


Me habían dicho que crecer era algo mórbido, indeseable, desdeñoso. Yo, torpe de mí, creía lo que cualquier cordero sin criterio me repetía, a forma de teléfono descompuesto.
Qué feliz es ser feliz. Qué alegre el estar alegre de mi presente. ¿Porqué no pudo haber sido antes como lo es ahora? Vendrán tormentas nuevas a mi vida, sean pequeñas, sean enormes.
Sólo espero no me derrumben.
Perdón por ya no escribir tanto. Me siento una desastrosa, pero es que estoy demasiado ocupada, demasiado enfocada en mi profesión. Apenas y esté más establecida con mis nuevos proyectos, con mi nueva vida, aquí me tendréis de nuevo.
Feliz de ya no exigirme ser una nínfula.
18, Sierva María, ya no necesito me recuerdes la edad que tengo. La he recordado. 18. Ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario