Gustave Doré
Cuando uno menciona a Vladimir Nabokov lo primero que se cruza por la cabeza es Lolita era una niña malcriada y promiscua o ¡Ay, ese Humbert es un reverendo pervertido!... si es que al menos se conoce que él fue quien escribió Lolita, porque, ¡ay! mucha gente cree que solo es una película (y ni siquiera la película de Stanley Kubrick). Como Nabokov no es un famosisísimo exponente de literatura rusa, me es muy difícil hallar novelas de el en formato físico; casi todo lo que he encontrado ha sido en PDF y eso si es que lo encuentro. Tolstói, Bulgákov, Dostoievski... mucho más fácil de obtener sus libros. Pero yo quería leer a Nabokov, y algo que no fuese Lolita. Sólo encontré online tres de sus novelas: ¡Mira los arlequines!, Rey, Dama, Valet y El Ojo, las demás se encuentran "agotadas". Me decidí por El Ojo, que ya tenía mi carrito de compras lleno de Bukowski, Dostoievski y Welsh. Realmente no sé porqué lo compré, ya que realmente no me apetecía mucho leerlo. No lo sé. Pero demonios, me alegro tanto de haberlo hecho.
Quisiera visualizarme a mí misma escribiendo estas líneas mientras tomo un poco de vodka y agarro un cigarro sofisticadamente, pero soy una chillona que ni bebe ni fuma, así que estoy escribiendo esto mientras escucho un mix de Metallica, Anthrax y Iced Earth. Allá vamos.
1925. Cesó la guerra en Rusia hacía cuatro años. Hombres de negocios adinerados, así como hombres indigentes por doquier. Smurov decide meditar sobre su amante Matilda. Matilda, Matilda, Matilda. La conoció de la manera más aleatoria, un otoño en Berlín; su primera vez en Berlín. Smurov obtuvo un puesto educando los niños de una familia rusa proveniente de San Petersburgo, con costumbres excesivamente rusas. En fin, rusos en Berlín.
Un día, mientras Smurov les leía a los niños Los amores del contrabajo alguien llamó al teléfono: Salga ahora mismo, ¿Quién es usted?, Será una sorpresa. La cabeza de Smurov intenta buscar quién podría ser quien hizo esa llamada misteriosa. Ah, termina rindiéndose. Continúa con su lectura a los dos críos hasta que llaman a la puerta. El señor de la llamada misteriosa hace aparición delante de la puerta cuando Smurov abre. El visitante le mete una tunda a Smurov. Y otra, y otra. Smurov no puede más; los niños sólo permanecen atentos al espectáculo que el visitante misterioso les está dando. El visitante termina de golpearle y decide salir a toda pastilla de aquél lugar. Smurov termina por largarse, hacer su maleta para así finalmente suicidarse. Intento fallido, Smurov no logra su cometido.
Es aquí cuando Nabokov comienza a jugar con la mente del lector cambiando la narración de primera persona a tercera persona.
"La situación se estaba volviendo curiosa. Yo podía contar ya tres versiones de Smurov, mientras que la original permanecía desconocida. Esto ocurre en las clasificaciones científicas. Hace tiempo, Linneo describió una especie común de mariposa, añadiendo la lacónica nota «in pratis Westmanniae». El tiempo pasa, y, en la loable búsqueda de precisión, nuevos investigadores ponen nombre a las diversas razas meridionales y alpinas de esta especie común, de modo que pronto no queda un lugar en Europa donde uno encuentre la raza nominal y no una subespecie local. ¿Dónde está el tipo, el modelo, el original?
[...]
[...]
Del mismo modo, decidí desenterrar al verdadero Smurov, pues ya era consciente de que su imagen estaba influida por las condiciones climáticas imperantes en varias almas: de que en un alma fría adoptaba un aspecto mientras que en otra, incandescente, tenía un colorido diferente. Empezaba a gustarme este juego."
El título de esta novela en su idioma original, el ruso, es Soglyadatay, es un término antiguo de la milicia rusa que significaría "espía" u "observador". El protagonista es acusado de tener tendencias homosexuales, es criticado, es juzgado y observado. Así que el mismo decide desasociarse de su persona y volverse espectador de una familia de refugiados rusos, viendo como Smurov experimenta haciéndose pasar por un héroe ruso con el propósito de ver las reacciones y comportamientos de quienes le rodean. La realidad de la novela se encuentra en su mayor parte distorsionada (y cómo no, recordemos que estamos hablando de un texto de Nabokov), la identidad de los personajes es relativa, todo se entremezcla, todo es una chuche homogénea. Nunca había leído una lectura tan enigmática y extraña.
Oh, este libro lo considero mi favorito junto a los tres libros que he leído de Umberto Eco y Trainspotting de Welsh. Cien páginas de belleza nabokovniana, ¿qué más podéis pedir?Ya dejaré de ser una holgazana y comenzaré a escribir reseñas de libros en posts individualmente. No suelo hacerlo porque tengo la sensación que apesto en esto de reseñar libros, pero eh, la práctica hace al maestro, ¿no?
"Me he dado cuenta de que la única felicidad en este mundo consiste en observar, espiar, acechar, escudriñarse a uno mismo y a los demás, no ser más que un gran ojo, ligeramente vítreo, algo inyectado en sangre, imperturbable. Juro que esto es la felicidad."
Ambas citas sacadas de "El Ojo" de Nabokov, traducción de Juan Antonio Masoliver Ródenas, Editorial Anagrama, 1999.

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