miércoles, 1 de marzo de 2017

Estamos hechos de mojigatería.


Pieter Bruegel the Elder, 1558


«-¡Ardides de guerra, capitán! 
—dijo Zenón—. Nosotros vivimos aquí dentro lo mismo que vosotros en vuestras zanjas y trincheras. Se acaba por extraer vanidad de un supuesto que lo cambia todo, como un signo negativo discretamente colocado delante de una suma. Nos las ingeniamos para hacer, gracias a una palabra más atrevida, lo equivalente a un guiño, o del alzar de la hoja de parra o del dejar caer la máscara, y reanudamos inmediatamente nuestro fingimiento, como si no hubiera ocurrido nada. De este modo, nuestros lectores escogen: los necios nos creen; otros necios, creyéndonos a nosotros más tontos todavía que ellos, nos abandonan; los que quedan se las apañan en este laberinto, aprenden a saltar y a esquivar el obstáculo de la mentira. Mucho me sorprendería de no hallar, hasta en los textos más santos, los mismos subterfugios. Leído de esta manera, todo libro se convierte en grimorio.

      Exageráis la hipocresía de los hombres dijo el capitán encogiéndose de hombros. La mayoría de ellos piensa demasiado poco para pensar con doblez».

Marguerite Youcenar, "Opus Nigrum"

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